La Asociación GLAAD dio a conocer los resultados de su estudio anual centrado en la representación de la comunidad LGBT en la pantalla. Con bajos históricos en cuanto a la diversidad y calidad de los personajes, Hollywood no puede hacer otra cosa que sonrojarse.
Por Marta Trivi, Canino Mag
Ciudad de México, 22 de mayo (SinEmbargo/ElDiario.es).- Desde hace cuatro años la asociación sin ánimo de lucro GLAAD (Gay and Lesbian Alliance Against Defamation) realiza un informe anual que analiza y estudia la representación de la comunidad LGBT en el cine comercial en términos de cantidad, calidad y diversidad de personajes. Tenemos fresquito el informe del 2016 —donde se analizan las cintas del pasado año—, y sus conclusiones no pueden sino alarmarnos. A pesar de que los Oscar nominaran (que no premiaran) varias cintas de temática queer, el porcentaje de personajes LGBT que vemos en pantalla no mejora sino que se mantiene constante año tras año.
De entre las 126 películas estrenadas por los siete grandes estudios, sólo 22 (el 17.5 por ciento) contaban con un personaje homosexual, bisexual o transexual, el mismo porcentaje que en 2014. Sin embargo, la calidad de la representación y la diversidad de la misma alcanzaban este 2015 nuevos y bochornosos récords.
Entre todas las producciones de Walt Disney Studios, Paramount Pictures,20th Century Fox, Lionsgate Entertainment, Sony Columbia, Universal Pictures y Warner Brothers tan sólo encontramos un personaje transexual (en la cinta Dos Locas en fuga de Warner) que, por si fuera poco, está involucrado en un chiste que gira alrededor de su identidad de género.
Como era de esperar, la diversidad racial, ideológica o cultural no se encuentra en el cine palomero combinada con la diversidad sexual y de género. Este año, la cantidad de personajes LGBT de color se ha desplomado un 7 por ciento, mientras que la incursión de estereotipos dañinos usados como herramienta humorística se ha disparado de forma alarmante.
Para estudiar la calidad, e inspirándose en el test de Bechdel, la GLAAD creó en el 2012 el test de Vito Russo (que recibe su nombre de un conocido activista LGBT, autor del libro The cellulloid closet -1981-), una sencilla lista de tres condiciones que una cinta debe cumplir para alcanzar un mínimo estandarizado en cuanto a la calidad de su representación. Las condiciones son las siguientes:
-Al menos un personaje debe identificarse como gay, lesbiana, transexual o bisexual.
-Este personaje LGBT no debe definirse exclusivamente por su orientación sexual o su identidad de género.
-El personaje en cuestión debe tener una importancia significativa en la trama.
Aunque la misma GLAAD advierte que a pesar de superar el test una cinta puede ser ofensiva, problemática o inexacta en su representación, este nos sirve para poner de relieve el poco esfuerzo de los guionistas por escribir buenos personajes que, además de serlo, tengan una orientación sexual diferente a la hetero o una identidad de género diferente a la cis.
De las 22 cintas que incluían un personaje LGBT, sólo ocho cumplen estas tres sencillas condiciones, hecho que ilustra a la perfección las conclusiones finales del informe: que los personajes LGBT han sido relegados a la posición de secundarios o a token (representación simbólica) de la comunidad sin ninguna otra sustancia o intención.
Algo más de esperanza revelan los datos centrados en el cine independiente donde la representación y la calidad de la misma se sitúa varios puntos por encima del cine comercial, pero sin llegar a ser lo deseable.
Es paradójico el desfase entre el cine comercial y el público. Mientras que desde las revistas culturales, los blogs personales o las redes sociales cada vez somos más los que exigimos la correcta representación de las minorías, Hollywood sigue empeñado en mostrarnos siempre lo mismo. Se crean y adaptan películas pensando sólo en hombres cishet blancos y estas funcionan porque todos los demás, la mayoritaria minoría, pasamos por el aro (o, en este caso, la taquilla). Quizás, como consumidores, ha llegado el momento de pararnos a pensar: ¿qué es lo queremos ver en nuestras pantallas?
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