Gregory Remec, jefe de Energía para las Américas de la agencia calificadora Fitch, previó que el petróleo se recuperará al estimar que el barril de Texas (WTI), que suele ser la referencia del crudo mexicano, cerrará el año en cerca de 38 dólares, alcanzará 45 dólares en 2021 y los 52 dólares a largo plazo.
México, 22 de abril (EFE).- El sector energético mexicano afronta incertidumbre del Gobierno en medio de la crisis global del petróleo y de la pandemia de COVID-19, pero podría recuperarse para el próximo año, coincidieron analistas este miércoles en un seminario virtual de Fitch Ratings.
Previo a los «nuevas amplias preocupaciones» que ha traído el coronavirus, ya destacaba la «incertidumbre regulatoria» del actual Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, indicó Gregory Remec, jefe de Energía para las Américas de la agencia calificadora Fitch.
Como uno de los principales riesgos, el analista destacó que la demanda de energía está «altamente correlacionada» con el PIB, que este año se contraería 4 por ciento, según el pronóstico de Fitch.
«Hay extremadamente bajos precios del petróleo por la sobreproducción relativa a la demanda, y con la demanda destruyéndose y la producción aún en niveles muy altos, la expectativa es que los bajos precios persistirán», expuso Remec.
La mezcla mexicana de petróleo llegó este lunes a su nivel más bajo, -2.37 dólares por barril, un precio negativo sin precedentes por la crisis mundial del combustible.
Aunque se recuperó 400.42 por ciento en la jornada siguiente, al cerrar en 7.12 dólares por barril, se mantiene en mínimos históricos al acumular una depreciación de 87.44 por ciento en lo que va del año.
Aun así, el experto de Fitch previó que el petróleo se recuperará al estimar que el barril de Texas (WTI), que suele ser la referencia del crudo mexicano, cerrará el año en cerca de 38 dólares, alcanzará 45 dólares en 2021 y los 52 dólares a largo plazo.
DEPENDENCIA Y DIVERSIFICACIÓN
El especialista señaló que la situación actual apunta «a la debilidad de una economía que está altamente ligada a los precios del petróleo» y al desempeño de Petróleos Mexicanos (Pemex)
Esto sugiere, argumentó Remec, que una diversificación fuera de los combustibles fósiles es «valiosa».
El analista subrayó que el Gobierno «aún está públicamente reforzando su compromiso de apoyar la producción y refinación de petróleo», como reiteró López Obrador esta semana al anunciar una meta de 1 millón de barriles diarios refinados para mayo.
«No obstante, ha habido señales del presidente de que, tal vez, las energías renovables jugarán un rol importante en el portafolio», mencionó.
LAS EMPRESAS ESTATALES
Otros riesgos para la inversión energética observados por Fitch incluyen el paro de las subastas eléctricas, el ajuste de los Certificados de Energía Limpia (CEL), las disputas sobre los gasoductos y la apuesta a las empresas estatales, como Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Pese a esto, México aún tiene espacio para los inversionistas privados, consideró Jesús Enríquez, director del Grupo Latinoamérica de Infraestructura Global y Proyectos Financieros.
«Visualizamos un creciente mercado que necesitará capacidad adicional para acomodar la demanda. Aunque algunas reglas cambien en el mercado energético, aún anticipamos limitantes en el presupuesto de CFE, dando espacio a plantas energéticas privadas», expresó.
Apenas el viernes pasado, Fitch ajustó a BB- la calificación de Pemex, la petrolera más endeudada del mundo, apenas dos semanas después de haberla bajado a BB desde BB+, el 4 de abril.
Además, la agencia rebajó el grado de CFE a BBB-, lo que la deja a un grado del nivel especulativo.