Al Hussein, de 27 años, vive en Grecia desde 2014, tiene el estatus de refugiado y actualmente es miembro del equipo de baloncesto en silla de ruedas de Marussi, un barrio de la periferia de la capital griega.
Atenas, 22 abr (EFE).- El nadador y baloncestista sirio discapacitado Ibrahim al Hussein será el portador de la antorcha olímpica en el relevo que tendrá lugar en el centro de refugiados de Eleonas, en Atenas, el martes próximo, anunció hoy el Comité Olímpico Griego.
Al Hussein, de 27 años, vive en Grecia desde 2014, tiene el estatus de refugiado y actualmente es miembro del equipo de baloncesto en silla de ruedas de Marussi, un barrio de la periferia de la capital griega.
Al mismo tiempo, practica natación tres veces por semana con ALMA, una organización sin ánimo de lucro griega para deportistas discapacitados.
El atleta perdió una pierna en un bombardeo en Siria cuando fue a socorrer a un amigo que había sido herido en un ataque. Ahora camina con una pierna protésica que un médico privado le regaló.
Según explica la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, en su página web, Al Hussein llegó en 2014 en un bote neumático a la isla de Samos, en un momento en que la crisis de refugiados todavía no había alcanzado la magnitud actual.
En Siria, Ibrahim al Hussein vivía junto a su familia a orillas del río Eufrates, donde entrenaba.
Su padre, entrenador de natación, inició a Ibrahim y a sus trece hermanos en el deporte de competición, además del judo y el baloncesto.
Continuó participando en competiciones de natación hasta que la guerra comenzó en 2011 y perdió media pierna derecha en un bombardeo.
Tras mucho entrenamiento, a día de hoy al Hussein nada los 50 metros libres en 28 segundos, tres segundos menos que su mejor marca personal antes del bombardeo.
En junio participará en los juegos panhelénicos de natación para discapacitados.
«Llevo la llama por mí, pero también por los sirios; por los refugiados en todas partes; por Grecia; por el deporte; por mis equipos de natación y baloncesto,» dice Ibrahim, quien asegura que su objetivo es «no abandonar jamás». «Continuar, ir siempre hacia delante. Y eso lo puedo conseguir a través del deporte».
Para una atleta que durante toda su vida soñó con competir en unos Juegos Olímpicos y vio truncada su trayectoria deportiva por la lesión sufrida a causa de la guerra, ser el portador de la antorcha es un inmenso honor, como ha reconocido en declaraciones publicadas en la página web de ACNUR.
«Imagínate alcanzar uno de tus mayores sueños. Imagínate que un sueño que has albergado durante 20 años se hace realidad», ha dicho.
El martes, a las 19.20 hora local este sueño se hará realidad en la ciudad que le ha acogido y en la que trabaja diez horas diarias en una cafetería.