El tren es una de las iniciativas más destacadas de López Obrador, quien dice que impulsará el desarrollo en el sureste de México, pero ha enfrentado críticas por su impacto ambiental.
CIUDAD DE MÉXICO, 21 de febrero (AP) — Más de mil personas marcharon el viernes por el centro de la Ciudad de México para oponerse a los grandes proyectos de infraestructura que el Gobierno planea construir.
En la protesta participaron sindicatos, ambientalistas, estudiantes y representantes de los pueblos indígenas, una mezcla de personas que podrían dar la impresión de ser simpatizantes del Presidente Andrés Manuel López Obrador, pero que se han convertido en algunos de sus críticos más abiertos.
Erika Cortez, integrante de la Organización Popular Francisco Villa de Izquierda Independiente, quien vive en la demarcación de Iztapalapa, dijo que se opone al proyecto presidencial del Tren Maya para trasladar al turismo en la península de Yucatán.
El tren es una de las iniciativas más destacadas de López Obrador, quien dice que impulsará el desarrollo en el sureste de México, pero ha enfrentado críticas por su impacto ambiental.
El mandatario “no está a favor del pueblo, está a favor de las empresas, de la gente de dinero”, afirmó Cortez.
Otros manifestantes expresaron su oposición a una vía férrea que cruzaría el Istmo de Tehuantepec, la cual conectaría el Océano Pacífico con el Golfo de México, así como a una enorme refinería petrolera y una planta de generación eléctrica a base de gas.
María de Jesús Patricio, mejor conocida como “Marichuy” –quien fue precandidata a la presidencia y rival de López Obrador en los comicios–, participó en la marcha.
Karina Leyte, del poblado de San Francisco Tlatenco, llevaba un jaguar de papel maché con un letrero que rezaba: “No tren ecocida”.
“Estoy en contra de los megaproyectos que nos afectan a los pueblos en lo ecológico, lo económico, lo cultural y lo político”, afirmó.
Leyte reconoció que votó por López Obrador por considerarlo “el menos peor”, pero se dijo decepcionada. “Se confirma lo que pensábamos, que se iba a vender”, afirmó.
La marcha se llevó a cabo un día después de que se cumplió el primer aniversario de la muerte del activista Samir Flores Soberanes, que protestó contra la construcción de la termoeléctrica en el estado de Morelos. Fue asesinado unos días antes de un referendo sobre el proyecto _el cual está casi concluido_ y el crimen sigue impune.
Muchos de los asistentes a la marcha del viernes portaban letreros que hacían referencia a la muerte de Flores. El sábado se llevará a cabo una asamblea de pueblos indígenas y sus aliados en el poblado de Amilcingo, en Morelos.