En 1969, Jim Morrison escribió un poema dedicado al fundador de The Rolling Stones, quien fue hallado muerto en su piscina el 3 de julio de 1969. Dicho poema fue un elemento esencial de las presentaciones de The Doors durante ese año.
Impreso en papel y tinta verde, el folleto solía repartirse entre la multitud antes de muchos de sus conciertos. Te presentamos «Oda a L.A. mientras pienso en Brian Jones, Fallecido».
Introducción y traducción por Odeen Rocha
Ciudad de México, 22 de febrero (BarbasPoéticas).-Jim Morrison no sólo era el Rey Lagarto o la voz y líder de la reconocida banda The Doors. No, también fue un poeta increíble. Qué mejor manera de demostrarlo que con ese perfecto poema llamado “Oda a L.A. mientras pienso en Brian Jones, Fallecido”, escrito en 1969.
El poema fue un elemento esencial de las presentaciones de la banda durante ese año, ya que solía repartirse entre la multitud antes de muchos de sus conciertos. Impreso en papel verde pálido y tinta verde oliva, el folleto es una belleza en sí mismo sin tener en cuenta su conmovedor contenido. Como lo confirman las notas de Alan Graham, Morrison estaba “pasando el poema a cada persona que conocía”.
Escrito no solo sobre su amada ciudad natal, Los Ángeles, el poema adquiere más resonancia al enfocarse en Brian Jones. El miembro fundador de The Rolling Stones fue encontrado muerto a los 27 años de edad en su piscina el 3 de julio de 1969, y este poema rindió homenaje a la estrella como figura mítica.
Tan sólo dos años después, la muerte prematura del propio Morrison le llegaría a la misma edad y con su cuerpo sumergido en agua, justo como le sucedió a Jones.
Oda a L.A. mientras pienso en Brian Jones, Fallecido
Soy residente de una ciudad
Acaban de elegirme para el papel de
Príncipe de Dinamarca
Pobre Ophelia
Todos esos fantasmas que él nunca vio
Flotando a la fatalidad
en una vela de hierro
Regresa, valiente guerrero
al buceo
en otro canal
Piscina de caliente mantequilla
¿Dónde está Marrakech?
Bajo las cataratas
la furiosa tormenta
donde los salvajes cayeron
al final de la tarde
monstruos rítmicos
Has dejado que tu
Nada
le haga competencia a tu
Silencio
Espero que te hayas ido
sonriendo
como un niño
en el fresco remanente
de un sueño
El hombre-ángel
con serpientes compitiendo
por sus palmas
y dedos
Finalmente reclamó
esta benevolente
alma
Ophelia
Hojas, empapadas
en seda
Sueño
clorificado
loco ahogado
Testigo
El trampolín, la zambullida
La piscina
Eras un luchador
una musa almizclada de Damasco
Eras el palidecido
sol
para la TV de la tarde
sapos-cornudos
disidente de mancha amarilla
Mira ahora adónde te ha
llevado
en el cielo de carne
con los caníbales
y judíos
El jardinero
encontró
el cuerpo, furioso, Flotando
Afortunado Cadáver
¿Qué es esa cosa verde pálido
de la que estás hecho?
Hacer agujeros en la piel de
la diosa
¿Apestará
llevado al cielo
por los pasillos
de música?
De ninguna manera
Requiem por un pesado
que sonríe
Ese gordo sátiro
de mirada maliciosa
ha saltado a lo alto
en la tierra fértil
Jim Morrison, Los Angeles, 1969.