Alejandro Páez Varela
22/02/2016 - 12:05 am
Tres temas urgentes
Hemos ignorado a Trump; pues qué mal. Y hemos ignorado que este gobierno es cada vez más cercano al de Salinas. Pues nadie se diga sorprendido…
1.
Voy a decirlo de la manera más simple posible: el Banco de México tenía un mecanismo para defender al peso. El mecanismo se limitaba a 400 millones de dólares diarios para no gastarse tanto dinero en esa tarea. Ahora, con los anuncios del miércoles pasado, este mecanismo se termina y da paso a una política más discrecional. ¿Qué significa? Que se abre la bóveda de las reservas para intervenir cada vez que sea necesario con los montos se requieran. ¿El dólar ya anda en los 20 pesos? Sácate mil millones de dólares de las reservas y colócalos en el mercado a un precio específico para tranquilizar a medio mundo.
Dinero hay, por supuesto, para gastarse en eso. Hay en las reservas y lo hay en líneas de crédito.
La economía es, sin embargo, una ciencia que suma y resta. Si restas, cualquier suma baja. ¿Qué digo con esto? Que nunca hay dinero suficiente; que una resta es una resta y que de cañonazo en cañonazo se afectará el guardadito.
Esperemos que no pase, pero esa es una realidad que no requiere un doctorado y tampoco pueden ocultar con mensajes mañaneros pagados y en boca de una boba como Andrea Legarreta.
Con las presiones sobre el peso, con un recorte de 132 mil millones de pesos al gasto, con un crecimiento mediocre y con el desmantelamiento de la gallina de los huevos de oro (Pemex), en esta ruta, como vamos, este gobierno cerrará con bombo y platillo. Esa es mi predicción.
Bombo y platillo a la mexicana, pues. No nos asustemos y nadie se amargue por adelantado, pero yo creo que hemos regresado a las crisis sexenales. Al Partido Revolucionario Institucional (PRI), gracias.
Conste: advierto que no soy economista ni analista económico ni Andrea Legarreta. Digo por lo que leo, veo, siento y sé. Que la boca se me haga chicharrón; que mil rayos fulminen lo que acabo de escribir (que hemos regresado a las crisis sexenales) pero sí está en nuestro horizonte, eso huelo. Huelo un cierre de sexenio con bombo y platillo a la mexicana.
Bien decían los que afirmaban que este sexenio es una copia del de Carlos Salinas de Gortari. Nomás falta, siguiendo esa idea, un error de diciembre.
2.
Atención, atención. Hablemos de esto con más frecuencia. Digámoslo a los vecinos, conversémoslo en familia, sobre todo si parte de esa familia está en Estados Unidos: Lo de Donald Trump ha dejado de ser, hace meses, un asunto “de allá”.
Es muy probable que Trump obtenga la nominación presidencial republicana y entonces, ahora sí, sólo queda un camino: que lo derroten Hillary Clinton o Bernie Sanders. Trump es una verdadera amenaza para los mexicanos y parece que nosotros no nos damos cuenta. Ya no son sólo palabrerías. Ha fundado su campaña en payasadas y con mucho bla, bla, ciertamente, pero con México sí tiene un problema serio y por simple lógica, si gana, deberá al menos cumplir parte de los compromisos que ha adquirido con los votantes. Y me refiero al muro y a la expulsión.
El candidato de los fascistas norteamericanos tiene una idea. Voy a decirlo de la manera más simple posible: quiere un muro con México como el que tiene Israel con Palestina, y quiere que lo paguemos los mexicanos. ¿Es posible ese absurdo? Sí. Es posible. La Historia dice que sí, que esas locuras pasan. Si el Gobierno de México se niega a pagarlo, lo tomará directamente del dinero de los mexicanos. ¿Cómo? Las remesas, dice. Banxico calcula que los connacionales enviaron a su Patria, en 2015, unos 25 mil millones de dólares; no es la cifra récord (el promedio entre 2006, 2007 y 2008 es mayor) pero es un chingo de dinero. A Michoacán, Guerrero y Oaxaca, por ejemplo, les representa 7.1, 6.8 y 5.6 por ciento de su PIB, respectivamente. De allí quiere financiar el muro.
El Gobierno mexicano, agachón, ya aceptó hacer el trabajo sucio de Barack Obama con los migrantes. Esto sucedió en la administración de Enrique Peña Nieto. Ahora es México quien los detiene en el sur, para que no le den lata a los gringos, de acuerdo con las estadísticas (ver primer gráfico abajo). Entonces a nadie le resulte incomprensible que, si Trump gana, el Gobierno mexicano aceptará pagar el muro. Y limpiarle los zapatos a los gringos, si fuera necesario.
Una nueva tendencia se ha marcado en la migración: más son los que salen de Estados Unidos que los que entran (ver segundo gráfico). Trump ha prometido acelerar esta tendencia expulsando mexicanos migrantes.
Nadie se diga sorprendido y nadie se tome a Trump como una broma. Este demente sí está en nuestro horizonte. Lo anterior genera pocas preguntas y suficientes: ¿Qué hacemos con 12 millones de mexicanos si los regresan a sus tierras? ¿Qué les ofrecemos, qué les damos? ¿Y qué hacemos sin sus 25 mil millones de dólares, que es casi el mismo monto que recibimos por Inversión Extranjera Directa y más de lo que nos dan por nuestro petróleo?
En septiembre pensábamos que esas amenazas eran palabrería. Dejaron hace meses de ser palabrería. El hombre odia a los mexicanos. Hablemos de esto con más frecuencia. Digámoslo a los vecinos, conversémoslo en familia, sobre todo si parte de esa familia está del otro lado.
3.
Las cifras son conocidas por todos y, desgraciadamente, sufridas por muchos. Me refiero a las cifras de la violencia. Al 31 de noviembre de 2015 iban 57 mil 410 homicidios dolosos, lo que permite suponer que cerraremos el sexenio con más de 110 mil. No digo boberías, no invento, no exagero, no quiero nada más joder.
Voy a decirlo de la manera más simple posible: la estrategia de seguridad de Felipe Calderón falló, pero la de Enrique Peña Nieto recontrafalló. La inseguridad salió de unas ciudades y se metió en otras. La casa del Presidente, el Estado de México, encabeza las ejecuciones aunque hay un esfuerzo enfermo por ocultarlo. Ahora Oaxaca tiene problemas de violencia, no sólo Jalisco, Guerrero y Michoacán. Veracruz está de la tiznada y así está Baja California. Las sierras de Durango, Sonora, Sinaloa y Chihuahua son escenarios de matanzas que ni siquiera conocemos y las drogas, que eran el objetivo de esta guerra, están por todos lados.
Los siguientes años serán de más violencia, puede asumir cualquiera, porque van nueve años consecutivos de guerra y tragedias y horror y no queda claro de qué manera se detendrá. El Gobierno nos ha fallado, otra vez. La guerra sigue y no se ve que vaya a parar.
***
Ahora bien, ¿qué tienen en común estos tres temas urgentes? Muy sencillo de responder: que usted y yo estamos solos. Que nosotros, los ciudadanos, estamos siempre solos mientras políticos prometen respuestas y gobiernos fracasan en el intento. Solos es solos. Si la economía se va al carajo, usted y yo estamos solos. Si la violencia aumenta o pasa de un estado a otro, usted y yo estamos solos. Si Trump gana y hay consecuencias, usted y yo, los ciudadanos estamos solos.
Solos, y por separado. Porque si algo ha hecho bien el sistema es mantenernos, a los ciudadanos, separados.
Así que, pues ya sabe. Le dejo tres temas urgentes y tome sus precauciones porque, ejem, estamos solos y esto no pinta bien. La vida (y los fregadazos) me han hecho desconfiado y esto, de verdad, no pinta bien. O, ¿usted ve una cosa distinta? ¿Confía en que esto se compondrá?
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