Sergio de Régules es un físico y divulgador mexicano que encontró en la comicidad una manera de atrapar a sus lectores y radioescuchas y así transmitir sus conocimientos lejos de un concepto complicado de ciencia.
El humor bruscamente puede hacer saltar cosas que en la costumbre,
en el hábito, en la aceptación cotidiana, no veíamos o veíamos menos bien.Julio Cortázar. Clases de literatura. Berkeley, 1980.
Por Violeta Amapola Nava, Agencia Conacyt
Ciudad de México, 22 de enero (SinEmbargo/AgenciaInformativaConacyt).– Para el escritor argentino Julio Cortázar, hay una importante diferencia entre el humor y la comicidad. Mientras que la comicidad busca hacer reír sin perseguir alguna proyección posterior, el humor va mucho más allá del chiste, contiene una crítica, una sátira o una referencia a un mensaje profundo.
Y es en el humor donde el físico y divulgador Sergio de Régules ha encontrado una herramienta literaria para atraer a los lectores hacia una ciencia nada acartonada, llena de historias, errores, éxitos y nuevas interrogantes.
Mediante artículos, libros y programas de radio, Sergio de Régules ha bajado la ciencia de su pedestal para presentarla como lo que realmente es, una construcción humana fascinante.
“La mayoría de la gente siente que para hablar de ciencia debe ponerse en un tono muy serio, ponerse una bata o una corbata, ponerle al lector una camisa de fuerza y subirse a un pedestal a dar cátedra, y eso es lo peor, yo siento que eso aleja al lector. ¿Quién se va a acercar a escuchar a una persona que está dando clase con el ‘dedito regañón’? En cambio si ves a alguien que está interesando y divirtiendo a la gente, claro que te acercas”.
Desde niño, Sergio de Régules se acercó a la literatura humorística y fue de personalidad más bien “chistosita”. Así que, mientras ganaba soltura como escritor, el humor comenzó a aparecer naturalmente en sus textos. Fue entonces cuando descubrió en el ingenio parte de su voz y decidió aprovecharlo para construir un camino como narrador de historias de ciencia.
“Ya después de muchos años de escribir puedo decir que el humor es una herramienta excelente. Porque, ¿qué necesitas tú para enganchar al lector? Necesitas que confíe en ti, que se sienta seguro contigo”, comenta el divulgador, quien hoy en día trabaja en la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
EL HUMOR COMO HERRAMIENTA PARA DIVULGAR LA CIENCIA
Para Sergio de Régules, la escritura con estilo humorístico y personal tiene mucho poder de penetración en los lectores. El uso del humor y de las anécdotas personales en sus textos le ha permitido crear una relación estrecha con sus lectores y a la vez acercarlos a una de sus grandes pasiones, la ciencia.
El lector de divulgación científica necesita sentir que la persona que le habla tiene la suficiente autoridad para narrarle cosas interesantes, pero al mismo tiempo la capacidad para no hacerlo sentir humillado y, en el mejor de los casos, divertirlo, comenta el escritor.
“Como autor conviene establecer una buena relación de confianza, seguridad y hasta gusto con tu lector, de aquí que el humor sea una herramienta buenísima. Siempre que alguien te hace reír, lo agradeces”, opina el escritor.
¿CUÁNDO SÍ Y CUÁNDO NO?
El humor permite entender que algunas veces las cosas son absurdas y que en ocasiones se pueden tratar los temas más serios, como la ciencia, con un poquito de irreverencia y absurdo.
Pero el humor no debe caer en la bufonería, no se trata de contar chistes que todo el mundo se sabe o que alguien más inventó, se trata de abordar los temas de manera humorística. Hay que hacer reír con un humor más sutil.
“Aunque el humor sea parte de mi arsenal como divulgador, esto no quiere decir que uno vaya a estar perpetuamente en tono ja ja ja. El humor es una herramienta, un condimento con el que se puede sazonar, pero que debe usarse juiciosamente y sin abusar”, aclara Sergio de Régules.
Hay momentos en que el humor no cabe en una narración y es entonces donde el escritor debe utilizar otras herramientas, aprovechar toda la gama de emociones. Desde el humor hasta la indignación, pasando por la tristeza, la maravilla o la felicidad, todas ellas están a tu disposición para transmitir un mensaje a los lectores, opina el escritor.
RECHAZO ANTE EL USO DE HUMOR
“Cuando yo ingresé al mundo de los divulgadores ya tenía dos libros publicados y una trayectoria que, aunque modesta, me daba seguridad para no dejarme chamaquear ni ningunear. De cierta manera, pude defender mi estilo”.
A pesar de ello, el divulgador ha encontrado personas que consideran que el humor no debe ser utilizado para tocar temas serios. Gente que opina que su uso es irrelevante y puede hacer parecer la ciencia algo irreverente. Incluso ha encontrado críticas que suponen que su único objetivo es hacer reír, y que con esto sus mensajes se tornan vacíos y superficiales.
“Esto es algo totalmente falso, los más grandes mensajes de la humanidad muchas veces se han dicho humorísticamente y allí tenemos autores clásicos que han sido grandes humoristas. Te puedo citar a Voltaire, por ejemplo. El grueso de su obra es básicamente humorística y Voltaire decía cosas muy importantes. Otro ejemplo es el escritor Laurence Sterne, quien fue un gran humorista reconocido por la riqueza de su literatura”, detalla Sergio de Régules.
Para el divulgador, no ha sido fácil explicar que pueden tocarse temas de ciencia con humor y sin ser irrespetuoso. Incluso ha encontrado críticas que le advierten a no volverse el “payasito de la ciencia” o algunos pocos que se indignan de que trate a los próceres de la ciencia con cierto desparpajo.
Pero esto es algo que al escritor no le preocupa y considera que este rechazo surge del desconocimiento de que a lo largo de la historia importantes mensajes se han dicho mediante el humor en la literatura.
“Algo que me fascina del término autoría es que me recuerda que yo soy el autor. Digo las cosas porque tengo la autoría y me permito decirlas como quiero decirlas. El lector no quiere un escritor pusilánime, inseguro, que esté pidiendo disculpas todo el tiempo. Yo lo hago como me gusta y veo que funciona”, concluye Sergio de Régules.
Como alguna vez dijo Julio Cortázar, “el humor está pasando constantemente la guadaña por debajo de todos los pedestales, de todas las pedanterías, de todas las palabras con muchas mayúsculas.”