Francisco Ortiz Pinchetti
21/10/2016 - 12:02 am
Un «compló» contra Donald Trump
Una encuesta reciente de Politico.com/MorningConsult muestra efectivamente que el 41 por ciento de los probables votantes afirman que las elecciones de noviembre podrían serle «robadas» a Trump.
Ni sus exabruptos contra los migrantes, ni sus posturas racistas y discriminatorias, ni sus desvaríos, agresiones verbales y presuntos abusos contra mujeres parecen haber hecho tanto daño al candidato presidencial republicano Donald Trump como el poner en duda la legitimidad del sistema electoral estadounidense.
Interrogado durante el debate celebrado en Las Vegas el miércoles pasado por el moderador Chris Wallace sobre su disposición a reconocer su derrota en caso de perder en los comicios del próximo 8 de noviembre, el multimillonario empresario primero se hizo como el Tío Lolo, luego simuló que la Virgen le hablaba y finalmente, ante la insistencia del su interlocutor, evadió comprometerse con una respuesta cabal. “Te lo diré en su momento”, dijo a Wallace, conductor de la cadena Fox News. “Voy a mantener el suspenso”.
La evasiva respuesta de Trump fue la noticia principal en medios del mundo entero. Con su negativa a comprometerse a un reconocimiento de los resultados comiciales ratificó de hecho lo que dos días antes del debate efectuado en la Universidad de Nevada, había escrito en su cuenta de Twitter, el 17 de octubre: «Por supuesto que hay fraude electoral a gran escala, antes y durante el día de elecciones».
No fue esta la primera vez que el candidato recurre a la teoría conspirativa para descalificar las elecciones presidenciales. Sin embargo, fue evidente su intención de preparar el terreno para una impugnación del proceso, cuyo posible resultado se antoja cada vez más adverso para él. Insistió en que la elección está “amañada” para favorecer a su adversaria demócrata Hillary Clinton, quien por su parte se dijo “horrorizada” ante un adversario capaz de cuestionar la validez del sistema electoral de su país.
Tampoco fue nueva su acusación a los medios de comunicación de manipular la información para dañarlo. Ya días antes había arremetido contra “medios corruptos que presentan acusaciones totalmente falsas y completas mentiras con el fin de que sea elegida Presidenta». En el debate hizo una grave generalización al afirmar que “los medios de comunicación son muy corruptos, como The New York Times, y envenenan a los votantes”.
Probablemente diga que se trata de un sondeo “cuchareado”, pero según una encuesta de la CNN aplicada inmediatamente después del debate a unos 547 votantes que vieron el debate, el 52 por ciento dio como vencedora a Clinton, frente al 39 por ciento que vio al magnate como ganador. Una diferencia clara de 13 puntos porcentuales.
Aunque periodistas y especialistas de un equipo de Univisión detectaron nueve mentiras y una única frase verdadera en las intervenciones de Trump, analistas de muy diverso signo –incluidos simpatizantes y dirigentes republicanos– consideran que las insinuaciones de Trump contra la espina dorsal de la democracia estadounidense fueron el punto central y representan un derrumbe final para el candidato y vaticinan su derrota electoral. En su desesperación, en efecto, atentó contra un tema que para los ciudadanos de los Estados Unidos de América es dogma: desde que George Washington fue electo en 1789, hace 227 años, en ese país se celebran elecciones libres y respetadas, que jamás han sido impugnadas por un candidato perdedor. Todos han reconocido finalmente su derrota, aún en casos controvertidos.
Sin mostrar prueba alguna de su dicho, el empresario neoyorquino ha afirmado, entre otras cosas, que hay grandes cantidades de muertos e indocumentados registrados para votar, y sus voceros citan un estudio del Centro Pew según el cual habría 1.8 millones de muertos en los registros electorales de la Unión Americana.
Aunque esas y otras denuncias del vapuleado candidato republicano no tengan sustento alguno, ocurre que hay legiones de seguidores suyos que las creen. Tiene la habilidad de convencer a los suyos con afirmaciones contundentes que suplen la veracidad de sus dichos. Así, una encuesta reciente de Politico.com/MorningConsult muestra efectivamente que el 41 por ciento de los probables votantes afirman que las elecciones de noviembre podrían serle «robadas» a Trump.
Me parece que lo ocurrido durante el tercer debate presidencial es harto elocuente. La soberbia del bravucón candidato lo conduce aparentemente a un error que puede resultar definitivo para sus aspiraciones presidenciales: atribuir su derrota a un complot urdido entre sus enemigos políticos y los corruptos medios de comunicación. Sin embargo, hay en el fondo una intención premeditada, un plan con maña. Es decir, se asume desde ahora víctima de una trampa infame de la mafia del poder. Válgame.
Twitter: fopinchetti
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