Los investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) realizaron tres experimentos con un total de 262 niños entre 13 y 18 meses, con un promedio de edad de 15 meses.
Por Malcolm Ritter
Nueva York, 21 de septiembre, (AP) — Los infantes de alrededor de 15 meses de edad pueden ser más persistentes para cumplir una meta si han visto que un adulto se esfuerza antes de completar una labor, de acuerdo con un nuevo estudio publicado el jueves.
Los resultados indican que podría ser bueno dejar que los niños vean a un adulto esforzarse por algo. “Mostrarle a los niños que el trabajo duro funciona podría alentarlos a también trabajar duro”, concluyeron los investigadores de un estudio que se publicó en la revista Science.
Los bebés que participaron en el estudio no imitaron simplemente lo que los adultos hicieron, sino que se enfrentaron a otro tipo de desafíos, mostrando que habían aprendido la lección de que el trabajo duro funciona para lograr una tarea.
Los investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) realizaron tres experimentos con un total de 262 niños entre 13 y 18 meses, con un promedio de edad de 15 meses.
Dos grupos de niños observaron a uno de los investigadores quitar una rana de hule de un contenedor de plástico transparente y desenganchar un llavero de un mosquetón.
En uno de los grupos, la investigadora lograba tras 30 minutos en los que fingía estar batallando realizar la tarea. Para el otro, el éxito llegaba sólo tras 10 segundos y repitió la respuesta tres veces en 30 segundos.
Después de que el adulto resolviera los retos, les mostraron a los bebés una caja cubierta de fieltro que podía reproducir música, y se les motivó a poner música. La caja tenía un gran botón rojo para presionar, pero no servía. El desafío era observar cuánto tiempo el niño podría persistir en presionar el botón.
En los experimentos, los niños presionaban el botón con más frecuencia si habían visto a la investigadora batallar y lo contrario ocurría si el adulto lo había logrado con facilidad.
El efecto fue mucho más fuerte si la investigadora se había comprometido por completo con el niño mientras hacía sus propias labores al hacer contacto visual, al utilizar el nombre del bebé y al hablarle con el tono de voz exagerado que frecuentemente se utiliza para llamar la atención de los menores.
Los resultados muestran que los niños tan pequeños “pueden aprender el valor del esfuerzo con sólo un par de ejemplos”, dijo la autora principal del estudio, Laura Schulz.