Todo lo que se debe saber sobre las ojeras y las bolsas de los ojos: ¿Qué son? ¿Se pueden tratar?

21/08/2019 - 12:05 am

Entre las causas que explican la aparición de ojeras y bolsas palpebrales destacan las genéticas o hereditarias. La buena noticia es que ambas cuentan con un tratamiento para hacerlas, al menos, difuminarse.

MADRID, 21 de agosto (Europa Press).– Las ojeras son una de las condiciones del rostro que generan un efecto más antiestético. Hacen que el ojo se vea hundido por la parte de abajo y pueden ser de color grisáceo o morado. Aunque haya personas que tengan más que otras, la verdad es que muy pocos se libran de su presencia, aun estando descansados.

En efecto, en sentido estricto, «las ojeras son una manifestación antiestética en el párpado inferior del ojo que conlleva una alteración de la coloración de la piel, grisácea o morada, o un hundimiento del globo ocular, o la presencia de una inflamación o retención constante», explica en una entrevista con Europa press el vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), el doctor Alberto Morano, que añade que, a veces, estas manifestaciones se presentan conjuntamente.

No sólo hay un tipo de ojeras. A la ojera propiamente dicha hay que diferenciar «la ojera pigmentada, cuya causa es la melanina de la piel y la ojera morada, cuya causa es la red vascular y capilar de debajo de la piel», matiza el doctor Morano, que agrega que aparentan «cansancio, insomnio o tristeza aunque no se presenten ninguna de las tres circunstancias».

Además están las bolsas. «En esta presentación lo que ocurre es que en las tres bolsitas de grasa que anatómicamente todos tenemos, en algunos casos aumentan mucho de tamaño», especifica el vicepresidente de SEME. «Da un aspecto cansado, como de no haber dormido lo suficiente», añade el experto.

La Herencia Es Un Factor Determinante Foto Tercero Días Cuartoscuro

Entre las causas que explican la aparición de ojeras y bolsas palpebrales destacan las genéticas o hereditarias. «Por eso hay personas que tienen tendencia familiar a padecer esta circunstancia», dice el doctor Morano. Pero no son las únicas. «También influyen causas particulares, como el insomnio, el cansancio, alguna patología renal o tiroidea, dietas inadecuadas o anemias. Por eso hay diferencias individuales», destaca el doctor Morano.

Pero ojeras y bolsas no son sinónimo de cansancio, aunque éste pueda ocasionarlas. «Otra de las causas comunes es la presencia de una red vascular o capilar que se transparenta, o hay exceso de melanina, y eso puede pasar aunque uno esté cansado o descansado».

Asimismo, ninguna de las dos es síntoma de envejecimiento. «Hay personas jóvenes que presentan ojeras y, de hecho, la mayor parte de los tratamientos que hacemos son de gente joven». El experto insta a recordar que «la piel de los párpados es cinco veces más fina que la piel del resto de la cara, tiene menos colágeno y está en continuo movimiento. Eso hace que sea una piel susceptible».

La buena noticia es que las ojeras pueden tratarse. La mala, que no desaparecen del todo. «Los tratamientos dependen de si predomina la alteración del color o el hundimiento orbitario», puntualiza el experto. Los tratamientos médicos se efectúan «mediante la infiltración de un tipo de ácido hialurónico específico para esta zona o bien peeling para las ojeras, láser de luz pulsada o de CO2″, apunta el vicepresidente de la SEME.

Los resultados del tratamiento, que se hace en consulta con una crema anestésica y una duración de 20 minutos, «son temporales y requieren un mantenimiento de, más o menos, una vez al año», concluye el doctor Morano.

¿Y LAS BOLSAS SE PUEDEN TRATAR?

Las bolsas también se pueden tratar. «Aquí el tratamiento no tiene alternativa», zanja el experto. «Ante la presencia de bolsas de grasa aumentadas no cabe otra cosa que la extirpación quirúrgica», concreta el vicepresidente de la SEME, ya que los expertos no recomiendan un tratamiento de rellenos «por su poca eficacia».

Aunque se lleve a cabo en quirófano, el tratamiento es ambulatorio. «Dura una media hora, se hace con anestesia local y, al finalizar, el paciente se va a casa por su propio pie», expone el doctor Morano, que destaca un efecto secundario frecuente: «la aparición de un hematoma que se resuelve por si solo en unos diez días».

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