En México no ha sido editado ninguno de sus discos, y sin embargo, las redes sociales, las plataformas digitales y el entusiasmo creciente de quienes buscan música más allá de los circuitos de rigor, hace posible conocerlo y escucharlo.
La ventaja de ser un músico desconocido en este país, a pesar de contar con el respaldo o la simpatía del nuevo cine mexicano o de la cantautora tijuanense Julieta Venegas, es que siempre es un buen momento para conocer su trabajo de cerca. Su música puede comprarse vía online o conseguirse en formato vinilo, algo muy vintage, que en España está más allá de la moda, porque quienes verdaderamente escuchan música ahí lo hacen en formato de acetato, apreciando los vinilos y recuperando aquello que en México puede resultar casi extraterrestre.
Por Alejandro Acevedo
Madrid, 21 de julio (SinEmbargo).– José Ignacio Martorell (1979), mejor conocido como Jonston, es un cantautor español que se lanza a la aventura musical a principios de los dosmiles. Definido como “Bardo pop con aristas” y con cuatro discos en su haber, hoy luce tranquilo mientras celebra la aparición de su último trabajo discográfico, uno de canciones personalísimas. Nos damos cita En el Café Comercial de Madrid para platicar un poco de todo. En México no ha sido editado ninguno de sus discos, y sin embargo, las redes sociales, las plataformas digitales y el entusiasmo creciente de quienes buscan música más allá de los circuitos de rigor, hace posible conocerlo y escucharlo. Tal fue el caso de Julieta Venegas que escribió sobre él: “Me encantó empezar el día con el disco de Jonston”, como publicó hace algún tiempo en su cuenta de Twitter. Pero la historia de Jonston es amplia y se enlaza sin querer con tradiciones musicales de antaño, como la clásica Movida Madrileña. En su primera entrevista mexicana, tocamos este tema y muchos más con el propósito de ofrecer una imagen general de su camino como músico surgido del underground madrileño. También aprovechamos para hablar de su último trabajo discográfico, Los sentimientos (2018).
LOS COMIENZOS
Antes de Facebook, existió algo llamado MySpace, que algunos recuerdan. En esa plataforma, músicos underground subían temas de su autoría, y a veces llamaban la atención de pequeños, medianos o grandes sellos discográficos. Jonston llamó la atención de uno: «Limbo Starr», que editó su primer trabajo en 2007. Un disco de 10 temas producido por el bajista de Los Enemigos, Fino Oyonarte. Todos redondos. Un disco guitarrero que no fue bien entendido. “A mí me parece un buen disco, un poco lejano ya, 10, 11 años, pero no me avergüenzo de casi nada. Para ser el primero, creo que está bien. Estoy contento con él. Y siento que mucha gente no lo entendió bien. Porque yo venía de hacer otras cosas. Pero siempre me pasa”. En esta charla del 16 de junio de 2018, intentamos hablar sin límite de tiempo, en un ambiente distendido, con el propósito de hablar sobre quién es, qué hace y de qué va su proyecto musical; pensando sobre todo en que prácticamente es desconocido en el país: “Mi idea era escapar de todo ese mundo súper underground y ruidoso e intentar hacer algo que sonase bien. Que pudiese llegar a más gente. Curiosamente: no gustó mucho. O por lo menos, no a la gente underground, pero sí a otro público. Yo tenía en la cabeza hacer algo como Ron Sexsmith, un cantautor canadiense, buenísimo, que tiene un montón de discos. Me influyó mucho. Era un cantautor que mezclaba canciones de folk con canciones más rockeras. Y con letras muy buenas. Era un poco outsider también, él intenta ser comercial pero no le sale bien. Entonces me identifiqué con eso”.
PRIMER DISCO
De este primer disco homónimo, llama la atención la galería de personajes extraños que invaden su concepto musical. El tercer tema, “El cuentacuentos”, que contó con videoclip y fue el segundo sencillo, tiene por estribillo lo siguiente: Te cuento un cuento, te vendo un alquiler, un piso, un boli, un neceser/ no tienes mucho que aprender./Te cambio un alfiler por tu mujer/así es como debería ser/no tienes mucho que perder. Sobre él dice: “Viene porque me gusta mucho hablar de cosas cotidianas, realistas, y por otro lado también tengo esa vena surrealista, y si se mezclan las dos cosas sale algo como ‘El cuentacuentos’. Es un personaje inventado. Yo en esa época trabajaba en una tienda de discos, así que tenía que vender”, dice. ¿Un concepto? “Sí. Y me gustaba. La idea empezó por ahí, de reírme de mí mismo. Supongo que estoy intentando entrar en su mente. Por un lado, porque es vanidoso, una especie de hombre bipolar”. El quinto tema, “El fantasma de Alicia”, parece hablar de una mujer en estado de drogadicción: Alicia vive en Tokio/en un mundo de cristal./Y cuando sale el sol/se ríe y quiere más/. Y sin embargo, la verdad detrás de la letra es muy diferente: “Alicia es una planta carnívora que yo tenía. Curioso. Estoy loco”, dice. Y añade: “Es curioso hablar de esto porque no he vuelto a hablar de estas canciones hace muchísimo”. El octavo tema, “Emilio”, es inquietante. Le hago la observación sobre ello, sobre todo de los versos: Emilio está llorando en su habitación./Emilio busca a Emilio en su habitación./Emilio coge un arma de su habitación./Siempre hay silencio entre tú y yo/. Pero el tema surge de los foros de discusión en internet: “Era meterme un poco con el personaje, de joven o señor, o de cualquier edad realmente, que se dedica a escribir en foros. Claro, esto está ya pasado de moda porque ahora con el FB, esto ya no existe. Pero antes, había mucha gente que se dedicaba todo el día a escribir en foros de internet. Bueno, ahora es un poco lo mismo que Twitter. La gente entra y se queja todo el rato, y parece que es un abuelo cascarrabias, que todo está mal, mal, mal e igual tiene 20 años, parece que estás ya muriéndote; era un poco meterme con ese concepto de persona: que todo está mal y que hay que odiar a todo el mundo”, explica.
«TALLER DE MERORIA», EL DISCO QUE ENCANTÓ A JULIETA VENEGAS
En 2012, la película mexicana 31 días, dirigida por Erika Grediaga y protagonizada por Irán Castillo y Karla Souza, elige como soundtrack uno de los temas de su segunda placa: “Un nuevo, nuevo amor”. También fue el disco que Julieta Venegas pasó toda una mañana escuchando. Los personajes extraños desaparecen para ceder su lugar a la nostalgia, a los recuerdos de la niñez y a las fantasías. Temas como el que da título al disco, “Taller de memoria”, o “Despierte comandante Cousteau”, lo confirman. “Está menos producido, ahí cambié, lo grabó Paco Loco, en Cádiz, y es una grabación casi en directo, con muy pocas tomas. Muy rápidas. Y es así un poco como lo veía, algo muy sencillo sin demasiada producción. Y por eso, en cuanto a sonido, hay bastante diferencia”.
EL LADO EXPERIMENTAL: IMAGINANDO VISONES
La tercera placa, “Veo visones” (2012), que mucha gente, incluido yo, confundió con “Veo visiones”, dio lugar a la experimentación y a un sonido más duro. “Después de Taller de memoria, pude haber intentado hacer otro disco de canciones pop con estribillos, pero bueno, no, sentía que no era necesario. Podía haber hecho uno parecido, o peor, pero quería salir por otro lado, hacer otra cosa. También cambié de banda, se metió Alex (Jordá) a la batería y Miguel (Aguas) al bajo, ellos tocaban mucho más fuerte, eran más rockeros, y también dije ‘¿por qué no, bueno, ahora hacer un disco así, rockero, experimental, un poco más duro?’ La producción ahí sí que se la dejé a Paco Loco para que hiciese lo que quisiera, y ahí sí que él aportó mucho. Es un disco más psicodélico”. En cuanto a la lírica, reaparecen los personajes extraños como en el tema “Calamar con sombrero”: “Me preguntaba yo/si había visto usted/un calamar con sombrero”. Sobre la letra dice: “Tengo que decir que hay varias canciones que están influenciadas por el consumo de mariguana”, confiesa entre risas. ¿Algunas tienen más drogas que otras?, le pregunto: Sí… Aunque no me hace falta realmente drogarme para hacer ese tipo de letras. Siempre me han gustado los juegos como en “Calamar con sombrero”, jugar con las palabras”.
ÚLTIMA PARADA: «LOS SENTIMIENTOS» (2018)
Éste es el disco más personal de Jonston. Y no se parece a ningún otro. Es un disco sin banda. Sin grupo. Tiene colaboraciones, pero él hizo la mayor parte. Y así lo toca. Él, su voz y su guitarra. Un disco difícil de interpretar en vivo. Al menos al principio, según confiesa. Le hablo sobre si cuando las canciones salen a la luz, se dejan de sentir como propias, se comparten con el público y se despersonalizan un poco, como alguna vez explicó en una lejana entrevista Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacvba: “Estoy de acuerdo, aunque en este caso, durante los primeros conciertos de presentación no me pasó eso. Me seguía constando muchísimo ensayar las canciones y tocarlas. De hecho, he llorado en algún momento. Ya no, ya se me está pasando. Lo veo desde otro punto de vista. Pero cuando grabé he llorado mucho haciendo ese disco. Y ensayando las canciones. Me ha costado muchísimo despegarme de estas canciones”. Y no es para menos. Hablan de rupturas, de separaciones, de lejanías. “La verdad es que me costó tomar distancia. Cuando terminé el disco, no sabía si me gustaba, si no lo tenía que haber sacado, porque también me generó ciertos problemas con personas a las que quería. Pero con un poquito de tiempo, que ya lleva unos meses, creo que estoy contento con el disco. Y estoy contento de haberlo hecho”.
¿QUIÉN ES JONSTON?
La ventaja de ser un músico desconocido en México, a pesar de contar con el respaldo o la simpatía del nuevo cine mexicano o de la cantautora tijuanense Julieta Venegas, es que siempre es un buen momento para conocer su trabajo de cerca. Su música puede comprarse vía online o conseguirse en formato vinilo, algo muy vintage, que en España está más allá de la moda, porque quienes verdaderamente escuchan música ahí lo hacen en formato de acetato, apreciando los vinilos y recuperando aquello que en México puede resultar casi extraterrestre. Pero tiempo al tiempo. Jonson tiene editados sus tres últimos trabajos en formato vinilo, y el primer trabajo en formato CD. ¿Quién es este músico? Es una propuesta joven. Interesante. Que no estará de moda nunca, y que por eso mismo pervivirá a lo largo del tiempo. Pero no hay que esperar a que sea demasiado tarde. ¿Heredero de la Movida Madrileña?, le pregunto. “Yo nací en el 79, no me tocó. Hay muchos grupos que me gustan de esa época, como Alaska y Dinarama o Derribos Arias, grupos buenísimos de esa época; incluso hay una post-movida madrileña, a finales de los ochenta, con Los Enemigos, que también me gusta. Creo que, como todas las escenas, había cosas muy buenas y cosas que con el tiempo no se han mantenido”.
–¿Eres un heredero de la Movida madrileña?
–Puede ser… Por suerte, tengo amigos como Fino Oyonarte de Los Enemigos, que sí que vivió la Movida, gentes más mayores que yo que sí que la vivieron, y que tenían contacto con esos grupos y es verdad que siempre me tienen como un poco de cariño, me entienden, porque piensan que si yo hubiese estado en esa época me hubiese ido mucho mejor que ahora.
–¿Es como si fueras un músico anacrónico?
–Sí, algo así. Realmente.
–¿Herencias sentimentales?
–No, yo de niño escuchaba otras cosas. La Movida la escuché más mayor. Pero de jovencito escuchaba cosas muy diferentes, más anglosajonas. Yo recuerdo que a través de un amigo de un amigo, que tenía unos años más que nosotros, nos llevó a una tienda de discos, que se llamaba Mastel, aquí, en Chueca (barrio popular de Madrid); recuerdo ir a esa tienda de discos todas las semanas, iba una vez aunque no comprase nada porque no tenía dinero para comprar, iba y hablaba con el dependiente, y el dependiente me hablaba de discos, me recomendaba cosas, incluso le llamaba por teléfono, ¡algo impensable hoy día!, y le decía “oye, ¿ha llegado el disco de no sé quién?, ¿este disco está bien?”, el dependiente me grababa casetes recopilatorios y me los daba, le caía bien, él me los regalaba. Creo que se llamaba Carlos. Creo que, si lo veo ahora, no me acuerdo de él, fue hace mucho.
–Pero le estás muy agradecido por eso.
–Sí, sí. Es de ese tipo de cosas que ya no existen.
–Gracias a él te llenaste de grandes canciones.
–Sí, porque en mi familia no escuchaba mucha música. Mi madre sí tenía un disco de Serrat, otro de un cantautor catalán, mi padre no escucha música, de mis hermanos recuerdo un primer disco de Los Secretos, que es muy bueno y aún sigo escuchando, y un disco en directo de Los Ramones, y ya está.
–Los Secretos otra banda fundamental de la Movida Madrileña…
–Sí, muy buena. A partir de cierta época dejaron de interesarme, pero los primeros discos son muy buenos.
–¿Se puede hablar de influencia de la música española en tu música? ¿O más de una influencia anglosajona?
–En los tres primeros sí, en el último no. Sí que hay más referencias, ya no sólo españolas, sino brasileñas. Caetano Veloso, Chico Buarque, sobre todo el disco Construcción (1972) de Chico Buarque, ese disco lo escuché muchísimo cuando hice Los sentimientos.
–¿Te sientes un poco un heredero lateral de la Movida Madrileña?
–Sí… Y también escuché mucho a Kiko Veneno, pero eso siempre lo he hecho. Para mí es un referente.
–¿Qué sigue con Los sentimientos?
–Voy a seguir tocando. No mucho tiempo. Son conciertos muy íntimos y casi todo yo solo con la guitarra.
–¿A qué se debe eso?
–Es un poco por la estética del disco. El disco está grabado así: guitarra y voz. Después le añadí algunas cajas de ritmo, pero no hay una banda. Estoy yo solo. Es el único disco así. En los otros tres sí que hay una banda detrás. En Los sentimientos estoy solo.
–¿Tienes canciones para el próximo?
–No. Estoy haciendo canciones, esto es primicia, para un proyecto nuevo que se llama Laura y José.
–Ah, alguien ha dicho algo en una nota, pero no lo entendí.
–Sí. Laura Antolín de Doble Pletina, un grupo muy bueno; pues se trata de un dúo entre ella y yo, y creo que va a ser más tecno-pop.
–¿Cómo La Monja Enana?
–(Risas). No, más como Alaska y Dinarama.
–Volvemos a la Movida Madrileña. Sin querer se va configurando un mapa musical…
–Esa es la idea. De momento eso estamos haciendo, espero no tardar mucho, quizá a fines de año o el año que viene estará…
–De momento disfrutar Los sentimientos.
–Sí. Son conciertos pequeñitos, íntimos, con la guitarra, y haré unos cuantos.
–Una pregunta brutal: ¿cuál se ha vendido más de tus discos?
–El que más el primero. Por la época. Porque en 2007 todavía se vendían discos.
–¿En formato CD?
–Sí. Aún se vendían discos. Y cada vez menos. Y ahora ya no se venden más. Se vendieron más pero simplemente por eso. Porque antes podías vender más discos, era más fácil. Ahora nadie compra discos.
–Pregunta final. Tres palabras que definan a Jonston.
–Qué difícil.
–Tres palabras que definan el proyecto musical. La esencia de Jonston.
–Uno va a ser planta… (risas).
–Sí…
–Otra… otra: cantautor. Cantautor me gusta. No lo veo como algo despectivo, mucha gente lo ve como algo despectivo, pero a mí me gusta.
–Sabina empezó como cantautor y hoy llena estadios.
–Sí, lo sigue siendo.
–No se deja de ser cantautor.
–No… Ahora recuerdo que había una definición muy buena que me hicieron cuando salió el primer disco que decía: “Jonston es un barbo pop con aristas”. Y mira: borra lo de planta.
–Llevas dos: planta y cantautor. Una palabra más porque bardo (poeta) viene incluido en cantautor.
–Pues pon aristas.
–Aristas. ¿Para rescatar esa frase?
–Sí, para rescatarla.