César Alan Ruiz Galicia/ Javier Toret Medina
El Internet y la democracia son, a primera vista, herramientas creadas para vivir en un orden justo. Es tal la complejidad de sus dinámicas e implicaciones, que en nuestros días pasan a ser incluso campos de batalla, ya no simples instrumentos.
El 1% ha demostrado en años recientes que le teme a ese tándem. En México y en España se han desarrollado dos legislaciones exprés profundamente conservadoras, pensadas para dos países que han vivido grandes movimientos en red: el 15M-Indignados y el #Yosoy132.
Es un hecho que el espacio público ha sido ampliado por internet y las acciones de estos movimientos en red. Es un fenómeno al que la investigadora Rossana Reguillo ha llamado «espacio público expandido»: un territorio híbrido que los movimientos han creado mediante la interacción en la red y su confluencia en lo físico. Es tal el poder que se despliega y la capacidad organizativa que se crea, que ya ha sido atacado este espacio por un doble frente: se legisla contra internet y en la práctica se vulneran las libertades ciudadanas.
Parece que los gobiernos odian Internet porque se les escurre el monopolio de la comunicación y pierden el control de la versión única sobre la realidad. Ven a la red como un potencial enemigo que les cuestiona. Por eso para much@s de nosotr@s, es un pluriverso de libertad, socialidad, auto comunicación y autonomía.
Ni la historia de la red, ni la democracia están escritas, sino que están en disputa. Generalmente los gobiernos suelen legislar para controlar a la ciudadanía y proteger a las corporaciones, en lugar de limitar a las corporaciones y proteger a la ciudadanía. Afortunadamente no todas las legislaciones se encaminan hacia esos objetivos: es el caso del marco civil de Internet en Brasil, recientemente aprobado, que supone el ejemplo inverso, con una legislación que garantiza mayores derechos para los usuarios-ciudadanos de la red. Fue una legislación hecha en abierto -wikilegislación-, con enmiendas hechas por los ciudadanos en internet y que fue peleada desde hace ya 3 años por la sociedad civil brasileña.
Volvamos ahora sobre el binomio internet/democracia. Consideramos que la red y la democracia son materia prima para la recompocisión global y para abrir camino a otras bifurcaciones posibles. De hecho, los movimientos que emergieron del 2011 al 2013 son un ejercicio en tiempo real del futuro de nuestras sociedades. Por un lado, su sola existencia es una crítica a las democracia representativas, así como un reto abierto a la centralidad del poder de los emporios mediáticos frente a los derechos a la comunicación, la libre expresión y formas de manifestación política colectiva propias de las sociedades en red.
De esas experiencias hemos desarrollado estrategias y deducimos la necesidad de nuevas alianzas globales. Por eso necesitamos defender la privacidad, la neutralidad como punto de partida y la acción política en red como derecho de auto organización y como base para una nueva democracia de red a escala regional, continental y global.
Como en todo proceso de cambio profundo, han surgido actores que logran sincronizar con las circunstancias. Hoy son hacktivistas, crypto punks, ciberactivistas, miembros de movimientos en red y por supuesto las sociedades quienes protagonizan esta revolución. La alianza entre los movimientos-red y el movimiento global por lo “abierto” es clave para el futuro de la democracia en el mundo.
Esta alianza pasa por la afirmación de internet como una red descentralizada, neutral, libre y que respete la privacidad de l@s ciudadan@s. Necesitamos una nueva Carta Magna Global de Internet, como ya ha expresado el creador de WWW, Tim Berners Lee, un Tratado Global contra la Vigilancia Masiva y un nuevo Marco Civil Global que asienten la piedra de partida de la democracia del siglo XXI. Para ello y a la par, urge avanzar en la lucha por una mayor soberanía tecnológica.
El dilema actual es internet libre o barbarie. Queremos poner fin a la vigilancia global, viviendo una red sin censura y ejerciendo una democracia expandida, donde l@s ciudadan@s tengamos el control de nuestros datos, pero también de las decisiones políticas y de la Soberanía. Queremos un nuevo tipo de democracia que integre la potencialidad de interacción y consulta directa de l@s ciudadan@s y su poder en la toma de decisiones, no solo la delegación en los partidos. Queremos democracia global, real, y en red.
#HackeandoLaLey
@Toret
@CesarAlanRuiz