El fósil, un diente muy fragmentado, fue excavado en 1976 en el sitio Ust-Kiajta-3, ubicado cerca del lago Baikal, en el sur de Siberia. Tras secuenciar el genoma del hueso, los científicos descubrieron que el individuo, que vivió hace 14 mil de años, procedía de dos linajes genéticos: los euroasiáticos del norte antiguos y los asiáticos del nordeste.
Moscú, 21 de mayo (RT).— Un equipo internacional de investigadores descubrió los restos del individuo más antiguo jamás estudiado con una ascendencia similar a la de los amerindios, informa un estudio publicado este miércoles en la revista Cell.
El fósil, un diente muy fragmentado, fue excavado en 1976 en el sitio Ust-Kiajta-3, ubicado cerca del lago Baikal, en el sur de Siberia. Tras secuenciar el genoma del hueso, los científicos descubrieron que el individuo, que vivió hace 14 mil de años, procedía de dos linajes genéticos: los euroasiáticos del norte antiguos y los asiáticos del nordeste.
Una mezcla similar es inherente a los indígenas de América, indican los investigadores.
«Este estudio revela el vínculo más profundo entre los siberianos del Paleolítico superior y los primeros americanos. Creemos que esto podría arrojar luz sobre futuros estudios sobre la historia de la población de los nativos americanos», cita un comunicado del Instituto Max Planck (Alemania) a uno de los autores del trabajo, He Yu.
La misma procedencia es evidente también en otro genoma que es un poco más reciente y data del Mesolítico. Dado que el individuo en cuestión fue hallado en el nordeste de Siberia, a miles de kilómetros del Baikal, se puede sugerir que la población a la que ambos pertenecían se distribuía en un área mucho más grande de lo que se pensaba antes.
Asimismo, hay evidencia de que frecuentemente tenía contactos genéticos con los euroasiáticos del norte antiguos, dado que la proporción de sus genes cambia con el tiempo.
Actualmente, los científicos quieren determinar con precisión cuándo y dónde se unió el acervo genético de los amerindios. Para lograrlo se necesitarán más pruebas genéticas, siendo el análisis del ADN paleolítico el primer paso importante en ese camino, indica el autor principal del estudio, Cosimo Posth.
«El genoma del Paleolítico superior proporcionará un legado para estudiar la historia genética humana en el futuro», explica.