El flamante Premio Cervantes pronunciará un discurso del que no ha querido adelantar mucho aunque sí que estará dedicado a sus padres y a la desaparecida agente literaria Carmen Balcells. «Tendrá de todo, como en botica. Un poco de político y mucho de literatura», dijo Fernando del Paso en un encuentro con periodistas celebrado en la Biblioteca Nacional de España.
Madrid, 21 abr (EFE).- El mexicano Fernando del Paso, que el sábado recogerá el Premio Cervantes 2015, criticó hoy la situación de «decadencia» que vive su país, debido a los «muchos gobernantes ineptos y codiciosos» que han tenido, pero también por la «abulia» de sus ciudadanos.
«Ya no creen en nuestro país como creíamos antes, el pueblo tiene que reaccionar y poner de su parte», dijo el escritor, que destacó la necesidad de que México se deshaga de su mentalidad de «país colonizado»
En silla de ruedas, con unas gafas de sol azules a juego con el traje mil rayas, camisa, calcetines y zapatos del mismo tono, Fernando del Paso acudió hoy a un encuentro con periodistas como «un dandy, desde la distancia de su buen hacer literario», según le describió el secretario de Estado de Cultura de España, José María Lassalle.
En su primero acto público antes de la entrega del premio, celebrado en la Biblioteca Nacional de España, Fernando del Paso, que recordó su pasado como periodista, pidió disculpas por hablar con dificultad, debido a que estuvo muy enfermo tras un infarto cerebral que sufrió hace tres años.
Respecto a que el Premio Cervantes haya recaído seis veces en autores mexicanos -los anteriores fueron Elena Poniatowska (2013), José Emilio Pachecho (2009), Sergio Pitol (2005), Carlos Fuentes (1987) y Octavio Paz (1982)-, el galardonado recordó que su país también formó parte del «boom» literario en español.
Momento que aprovechó para reivindicar que el castellano, que fue «impuesto a sangre y fuego», es ahora tanto de los mexicanos como de los españoles.
Y, en tono de humor, consideró que esos seis galardones ponen de manifiesto que en México hay buena literatura «a no ser que el jurado del Premio Cervantes esté equivocado».
El escritor resaltó también su amor y dedicación a los idiomas aborígenes de América Latina pero señaló que no son lenguas de comunicación, como el español que hablan 500 millones de personas.
Sobre el uso que dará a la dotación económica del Premio Cervantes, 125 mil euros (algo más de 2 millones 45o mil pesos), Del Paso reconoció que es una cantidad generosa y explicó con humor que lo tendrá que consultar con su esposa, Socorro, que le acompañaba junto con otra veintena de familiares en el acto.
«Estoy acostumbrado a que me digan desde niño que dedicarse a la escritura era para morirse de hambre», aunque en su caso no ha sido así.
Desde niño sintió un profundo amor por los libros y hoy aseguró que con la lectura de «El Quijote», cuando tenía 12 ó 13 años, descubrió que «el humor y la literatura no están peleados».
Del Paso comenzó con este encuentro con la prensa el programa que le espera estos días dedicados al Premio Cervantes, y que recogerá de manos del Rey Felipe el próximo sábado en una solemne ceremonia en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).
En esta ceremonia, el flamante Premio Cervantes pronunciará un discurso del que no ha querido adelantar mucho aunque sí que estará dedicado a sus padres y a la desaparecida agente literaria Carmen Balcells.
«Tendrá de todo, como en botica. Un poco de político y mucho de literatura», dijo el escritor, que reconoció la influencia de muchos escritores españoles en su carrera.
Especialmente destacó al poeta Miguel Hernández, autor del «Rayo que no cesa», cuyos sonetos fueron decisivos para su vocación literaria.
Pero también recordó su predilección por autores como Camilo José Cela, Gabriel Miró, los hermanos Goytisolo, Ramón María del Valle Inclán y Ramón Gómez de la Serna, y aseguró que vuelve una y otra vez al Siglo de Oro porque sus escritores siguen «alimentando» su alma.
Y de entre sus propias obras, destacó «Palinuro de México«, que publicó en 1977 y que ganó el Premio Rómulo Gallegos en 1982.
Tras la rueda de prensa, el escritor depositó su legado en la caja de las Letras del Instituto Cervantes, donde permanecerá cien años hasta ser abierta.
«Cien años de soledad me parecen suficientes», indicó el poeta, narrador, pintor, dramaturgo y ensayista. EFE