Con lágrimas y sonrisas, encontraron sus viviendas destruidas, quemadas y baleadas por el grupo delincuencial que los obligó a abandonar el pueblo y saqueó todas sus propiedades incluidas las fábricas de donde salía el mejor mezcal de Guerrero.
Por Lenin Ocampo Torres
Zihuaquio, Guerrero, 21 de marzo de 2022. A Zihuaquio los pobladores regresaron después de tres años desplazados por el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Llegaron entre tristeza y alegría a un pueblo fantasma, destruido y olvidado en los últimos años por las autoridades. Ahora, tienen que comenzar de cero para construir sus casas y las fábricas de mezcal que era el sustento de las familias que salieron huyendo ante amenazas de ser asesinados.
Su regreso no fue fácil, por más de dos años exigieron a las autoridades estales y federales que intervinieran para regresar a esa comunidad enclavada en la sierra de Coyuca de Catalán, donde dejaron su ganado, su maguey y miles de litros del mejor mezcal que se produce en el estado de Guerrero.
“Da tristeza regresar y ver el pueblo así, da tristeza regresar y ver tu casa destruida, quemada, baleada; me siento bien por volver y mal porque necesitamos empezar y reconstruirla; no sé qué nos tiene preparado el tiempo, pero tenemos que seguir”, dijo una joven desplazada en el momento que entró a su vivienda.
El viernes, al menos 40 familias de desplazados se preparaban para salir de Vallecitos de Zaragoza, municipio de Zihuatanejo, donde desde el 26 de enero de 2019 se encontraban refugiados esperando el retorno a Zihuaquio.
Los pobladores ocuparon la noche y la madrugada del sábado para llenar sus camionetas con las pocas pertenencias que les quedaban. Algunos cargaron sus gallinas, cerdos y perros. Otros por falta de vehículo dejaron la mayoría de lo que tenían.
“Andamos contentos, quisiéramos llevarnos todo, pero no se puede, ahora sí vamos a regresar a nuestras casas, porque aquí (en Vallecitos de Zaragoza) pues las casas donde vivíamos nos las prestaban, no es lo mismo vivir en casa ajena que en la que es de nosotros, pensábamos que el día de regresar no llegaría”, expresó uno de los desplazados mientras acomodaba lo que se llevaba.
A las 5:30 horas llegaron las primeras patrullas de la Guardia Nacional y Policía Estatal que iban a escoltar la caravana de vehículos que viajaba para la comunidad mezcalera. La salida fue programada para las 6:00 horas , pero se retrasó porque en el punto de reunión se esperaba la llegada de peritos de la Fiscalía General del Estado (FGE), militares y más desplazados.
A las 8:00 horas dieron la orden de formar la caravana, primero las cuatrimotos, después las camionetas y al último los vehículos más pesados.
“Tengo más de dos años sin regresar, de los nervios ni pegue bien el sueño anoche, creo que la mayoría queremos regresar al pueblo, mi hijo salió a los tres años y no se acuerda ni cómo es, espero que se adapte, también espero que lleguen los maestros porque él ya comenzó a estudiar la primaria”, comentó un joven desplazado que esperaba en el volante la orden de salida.
Antes de las 10:00 horas la caravana se enfiló rumbo a la sierra de Coyuca de Catalán, adelante iban dos vehículos militares acompañados por dos patrullas de la Policía Estatal. En la retaguardia, dos patrullas de la Guardia Nacional acompañas por ministeriales y más militares.
Durante el trayecto los vehículos se perdían por la polvareda que se levantaba y convertía el camino en una densa neblina de polvo. Un camión Torton, que transportaba los vívieres para los desplazados se descompuso en medio del camino y provocó un retraso de dos horas hasta que los desplazados acordaron avanzar y dejar el camión hasta que lo arreglaran.
A las 15:00 horas comenzaron a llegar los primeros desplazados a Zihuaquio, entre lágrimas y sonrisas, algunos no esperaron reunirse en la primaria del poblado y se encaminaron a ver sus casas, todas destruidas, quemadas y baleadas.
Zihuaquio tenía el paisaje de un pueblo fantasma, los techos de láminas de las viviendas por los suelos, las vinatas de mezcal destruidas y la Iglesia totalmente saqueada. En el suelo de algunas casas aún había ropa tirada, cocinas destruidas, mazorcas regadas y cráneos de animales que no pudieron sobrevivir al abandono.
“Un 80 por ciento de las viviendas están destruidas, queremos que el gobierno nos apoye con material para construcción, láminas, herrería y lo necesario para levantar nuestras viviendas”, demandó el comisario, Benito Campos Sepúlveda, luego de recorrer la comunidad.
Otra demanda de la mayoría de los desplazados es la dotación de alambiques, picadoras, palas y todos los instrumentos para echar andar las fábricas de mezcal que fueron saqueadas por el CJNG.
En esta parte de Guerrero, los pobladores producen 70 mil litros de mezcal al año. El año del desplazamiento tenían más de 20 mil litros producidos con los que se quedó el grupo delincuencial. La mayor parte de los habitantes de Zihuaquio trabaja en la elaboración del mezcal, que es un sustento colectivo para la comunidad.
“Ahorita mucha gente no ha regresado porque unos andan en la frontera, otros tienen a sus hijos en las escuelas; otros tienen a sus papás o abuelitos enfermos y no los podemos traer porque no hay condiciones para tratar gente de avanzada edad. Por eso pedimos al Presidente [Andrés Manuel López Obrador] y a la Gobernadora [Evelyn Salgado Pineda], que pongan los ojos en nuestra comunidad y que nos apoyen con lo indispensable que es salud, educación, seguridad y alimentación” pidió el comisario.
A la caravana de desplazados la acompañó el enviado del Gobierno estatal, Carlos Alberto García, que es el encargado de la Mesa de Desplazados y representantes de la Comisión de Derechos Humanos del Estado (Codehum).
El mezcal de Zihuaquio es uno de los más cotizados en el mercado nacional e internacional; un litro llegaba a costar más de tres mil pesos.
“Nosotros teníamos ganado, producíamos mezcal, éramos un pueblo próspero y vea en lo que quedó todo, pero nos vamos a levantar con ayuda o sin ayuda del gobierno, vamos a regresar a hacer lo que sabemos hacer que es trabajar, lo único que le pedimos a la gobernadora es que venga y visite nuestra comunidad, para que vea que somos hombres de trabajo y que necesitamos el apoyo de ella para poder levantar todo lo que ya teníamos construido”, finalizó Ismael, uno de los mezcaleros desplazados por la violencia en Zihuaquio.
A las 18:00 horas se retiraron las autoridades y los reporteros que acompañaron la caravana de desplazados. El lugar quedó bajo el resguardo del Ejército mexicano. A las 10 de la noche llegó el Torton descompuesto con los víveres para la comunidad.