Ser universitario en Veracruz significa exponer la integridad. Los peligros provienen de distintos frentes: funcionarios públicos de los tres órdenes de Gobierno y el crimen organizado. A esto se suma la millonaria deuda en la UV, que cada día que pasa se incrementan los intereses.
Ciudad de México, 21 de marzo (SinEmbargo).– La deuda de la Universidad Veracruzana (UV) comenzó a tomar dimensiones considerables desde 2013, dos años después de que el priísta Javier Duarte de Ochoa tomara su cargo como Gobernador del estado.
De acuerdo con cifras del Colectivo en Defensa de la Universidad Veracruzana, cerca de 450 mil millones de pesos llegaron a la entidad, recurso que fue otorgado por el Gobierno federal. Sin embargo, no llegaron a la institución educativa. A esa cifra se suman mil 670 millones de pesos del adeudo estatal, que incluye cerca de mil millones de pesos por los impuestos del pago al personal que no se retuvieron.
«La deuda, que a cada día que pasa incrementa por los intereses es de un aproximado de 2 mil 300 millones de pesos. Por esa situación, el Gobierno que encabeza Duarte de Ochoa enfrenta tres demandas: una por la violación de derechos humanos, por educación, ante el recorte de 250 millones de pesos en el presupuesto de 2016; otra, ante tribunales estatales por el adeudo de mil 670 millones de pesos; y la última ante tribunales federales por los 450 millones de pesos», detalló Alejandro Saldaña Rosas, investigador y docente de doctorado de la UV.
Ante esta situación, miles de personas de la comunidad universitaria comenzaron a manifestarse desde 2015 y creando el colectivo que en las últimas semanas ha tenido uno de sus clímax. Muestra de ello fue la jornada global en defensa de la UV que tuvo lugar en diversas ciudades del planeta el pasado 26 febrero.
EL RIESGO DE SER UNIVERSITARIOS
Estudiantes y docentes de la Universidad Veracruzana, provenientes de diversas sedes, comentaron a SinEmbargo, que no sólo exigen que se pague la deuda, sino además que en la entidad existan mayores condiciones para acceder a educación superior, pues Veracruz sigue siendo una entidad golpeada por la violencia y el «empobrecimiento».
«Como estudiantes de humanidades de la UV, somos a los primeros que se nos tacha de criminales y creo que parte de este movimiento es cambiar esa imagen, porque eso provoca que estemos en una situación muy vulnerable. Nosotros queremos defender nuestros derechos en el marco de lo correcto, por eso en la marcha del pasado 26 estuvo bien padre, porque hubo orden y organización. Esto hay que reconocerlo, porque vivimos en un estado de mucha violencia y de mucha violencia estudiantil», comentó María Fernanda, alumna de la UV.
«Somos conscientes y tenemos muy presente que no podemos ir a fiestas a las tres de la mañana, no podemos salir sin tener un taxi seguro, o que nuestros papás nos den permiso. Nosotros no tenemos ese lujo de no avisar, pues no; da miedo. Da miedo ver a los policías afuera de la facultad, las listas negras que hay de compañeros. No es un secreto el miedo que hay en nuestra universidad y nuestros estado», agregó María Fernanda.
Pero el miedo es apenas el comienzo: «Ser estudiante en Veracruz significa estar en riesgo», aseveró la estudiante de antropología, Iris Jiménez.
La joven vivió de cerca la agresión a los ocho estudiantes de la Universidad Veracruzana la madrugada del 5 de junio de 2015, perpetrada por un grupo de encapuchados. Todos los alumnos resultaron gravemente heridos, incluso una de las víctimas sufrió fractura craneoencefálica y dos perdieron los dientes.
«A la una de la mañana comenzaron a escucharse ruidos extraños y no quise salir, porque ya desde antes hubo represalias y violencia contra los estudiantes: amenazas, a veces te hacen llamadas o te mandan mensajes agresivos, y no sólo a estudiantes, sino a maestros», refirió Iris, quien vivía a unos metros de casa donde fueron violentados sus compañeros.
Y si en la entidad imperan este tipo de acciones, en las zonas alejadas, a donde llega la sede Intercultural de la UV, se agregan las operaciones de los cárteles del narcotráfico y las fuerzas federales.
«La Sierra de Zongolica fue, hasta cierto punto, tranquila, pero sabemos que desde unos años para acá esa condición se ha modificado. Por ejemplo: en [el municipio] de Zongolica había una casa de cultura, pero ya no funciona como tal, porque llegó el Ejército a invadirlo para ‘proporcionar seguridad a la población’. Efectivamente hay problemas ya con cuestiones de narcotráfico. Y como sabemos, el narcotráfico no necesariamente se va a los grandes individuos en términos económicos, sino contra la población», narró la profesora Claudia Patricia Iriarte, quien forma parte de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), un modelo único, enfocado a comunidades indígenas.
–¿Ser maestro en Veracruz implica riesgo?
–No lo sé. Nunca lo había querido pensar así. Supongo que sí. Supongo que ser universitario –estudiante, docente o investigador– es un placer, aunque tenga su riesgo.
UNIVERSITARIOS EN DEFENSA
La comisión, integrada por alumnos y académicos de la UV, visitó la Ciudad de México hace unos días para asistir a una reunión den defensa de la educación superior pública, convocada por alumnos de diversas instituciones, como la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).
La comunidad universitaria expuso la necesidad de crear un frente ante una posible reforma a la Ley para la Coordinación de la Educación Superior.
Los asistentes al encuentro aseguraron que le Senado ya está trabajando en el proyecto. Mientras que el pasado 2 de marzo, Aurelio Nuño Mayer, titular de la Secretaría de Educación Pública(SEP), aseguró que la educación superior debe ser parte de la transformación educativa del país.