“Trasladar mis novelas al cine es un desafío emocional”, confiesa el escritor argentino Eduardo Sacheri

21/02/2020 - 12:00 am

Sacheri no ha parado de cosechar éxitos en la gran pantalla: hasta tres novelas suyas se han convertido en películas y la última de ellas, La Odisea de los Giles (2019), ha sido galardonada este año con el Goya a la Mejor película Iberoamericana.

El autor reconoce que «disfruta de ese idilio» con el séptimo arte, especialmente cuando toca involucrarse en la redacción de los guiones, un reto inevitable porque prefiere «estar dentro y no fuera» a la hora de adaptar sus obras literarias.

Por Javier Castro Bugarín

Castelar, Argentina, 21 de febrero (EFE).- La radio popularizó sus relatos futboleros y el cine expandió sus novelas por todo el mundo, pero el escritor Eduardo Sacheri, honesto y cauto, no tiene reparos en admitir que toda su trayectoria literaria es «extremadamente fortuita».

«Es imposible que uno pueda construir una carrera literaria sin enviones de buena fortuna», asegura a Efe desde su casa en Castelar, el pueblo bonaerense que lo vio crecer y en donde continúa viviendo tras protagonizar una meteórica trayectoria como novelista y guionista.

Con o sin azar de por medio, los hechos evidencian que Sacheri, de 53 años, no ha parado de cosechar éxitos en la gran pantalla: hasta tres novelas suyas se han convertido en películas y la última de ellas, La Odisea de los Giles (2019), ha sido galardonada este año con el Goya a la Mejor película Iberoamericana.

Reflexivo, Sacheri reconoce que «disfruta» de ese «idilio» con el séptimo arte, especialmente cuando toca involucrarse en la redacción de los guiones, un reto inevitable porque prefiere «estar dentro y no fuera» a la hora de adaptar sus obras literarias.

UN DESAFÍO «EMOCIONAL»

Pasar de un trabajo solitario e íntimo como es la escritura al mundo del cine conlleva una serie de concesiones y sacrificios, especialmente cuando toca revisar lo narrado por uno mismo, tarea que Sacheri describe como un «trabajo de flexibilidad emocional».

«Trabajar con otra persona que leyó el libro implica bajarte del pedestal de la autoría. Tenés que ponerte a la misma altura que el director, o menos aun, porque la película es de quien la dirige, no es tuya. Es un esfuerzo de contención que es trabajoso, no es fácil», argumenta el escritor.

Desde aquella primera incursión en el cine con El secreto de sus ojos (2009), cinta basada en su primera novela y que fue premiada con el Óscar a la mejor película extranjera, Sacheri siempre ha insistido en coescribir el guion de sus adaptaciones cinematográficas, un requisito que, reconoce, es «bastante restrictivo».

«Si bien considero que quien lee reinterpreta, quien lee recrea, también hay una esencia del asunto que a mí me interesa que se sostenga. Cualquiera de nosotros, cuando va a ver una película basada en un libro que leyó, espera encontrar algo y teme no encontrarlo», afirma, meditando cada palabra que pronuncia.

¿Y dónde radica, pues, esa esencia? En los personajes y en su modo de ser, «aunque haya hechos y circunstancias que cambien».

«Si yo tengo que decir qué me deja conforme de todas las adaptaciones cinematográficas de mis novelas es que yo, cuando veo a esos personajes de cine, digo ‘eh, esa es la gente que puebla mis libros'», sostiene Sacheri, maestro en la creación de personajes «anónimos» y «ordinarios».

UN CONTEXTO TRÁGICO

Son precisamente personas anónimas y ordinarias las que protagonizan La Odisea de los Giles, un thriller con retazos de humor ambientado en el «corralito» del 2001, cuando se produjo una «ruptura» del pacto social que unía a los argentinos.

De hecho, Sacheri recurre de forma frecuente a su formación como historiador para dotar de trasfondo a sus novelas, puesto que considera a la literatura como «un modo más de repensar a la sociedad en su contexto histórico».

«Me gusta situar a esos personajes, a esos anónimos que te comento, en el momento que les toca vivir, porque creo que la historia nos acaece a todos», señala.

En cualquier caso, el novelista aclara que, más allá de la fama de sus adaptaciones cinematográficas, él se siente «escritor de literatura», puesto que cuando imagina un proyecto lo hace como «un libro».

Tampoco piensa en el éxito de una novela mientras la escribe, ni en si se convertirá o no en una película: lo importante, para él, es que «escribir te haga bien, que uses la escritura para expresar, para profundizar, para pensar en cosas que, de otro modo, no tendrías la posibilidad de hacer».

«UN PASO MÁS DE LEER»

¿En definitiva, qué es escribir para Sacheri? Nada más ni nada menos que un «paso más de leer»; advertir que, en definitiva, «uno necesita protagonizar el acto lector de manera más profunda, y la única forma de protagonizarlo es escribiendo».

«Escribir para mí es un modo de sacar cosas, verlas, entenderlas un poco más, aceptarlas un poco más, disfrutarlas un poco más, y después volverlas a enterrar en el interior de uno mismo», explica con tranquilidad.

«Mientras uno hace eso -prosigue-, yo no me atrevo a decir que uno es feliz, pero a lo mejor algunos días se siente realizado, o siente que le ha encontrado el sentido a ciertas cosas, o se siente reconciliado, más sereno. Y para eso es que uno escribe».

Una vocación, una afición o un consuelo al que Sacheri continúa consagrándose con esmero: el bonaerense ya está inmerso en la preparación de su próxima novela, apenas meses después de la publicación en Argentina de «Lo mucho que te amé» (Alfaguara), un drama ambientado entre los años 50 y 60 que ya cuenta con siete ediciones.

Sin embargo, no será hasta que termine la promoción de este último libro que se sumergirá de nuevo en la literatura, labor que requiere de un único ingrediente: el «silencio».

«La escritura necesito que sea acá en casa, o en algunos lugares de mi pueblo, y que esté en un momento de mucho silencio en los medios, de no estar viajando… A mitad del 2020 termino y recién ahí podré empezar concretamente a escribir, pero porque voy a estar más en silencio», concluye.

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