La ciencia ficción da para la distopía, la paranoia tecnológica, la metafísica, la épica, el terror… y, sí, también para las carcajadas cósmicas. Que es lo que provoca la descacharrante y estrafalaria aproximación al género de ese profesor chiflado llamado Douglas Adams.
Este volumen reúne los tres primeros libros de su saga interestelar, Guía del autoestopista galáctico, El restaurante del fin del mundo y La vida, el universo y todo lo demás, que nos presentan un plantel de personajes imbatible: el terrícola Arthur Dent, al que la construcción de una autopista hiperespacial desaloja de su casa, obliga a huir de su planeta y lanza a la aventura; el extraterrestre Ford Prefect, al que no le aceptan en ningún sitio las tarjetas American Express; el pirata esquizoide de dos cabezas y expresidente de Galaxia Zaphod Beeblebrox; el androide paranoide tendente a la depresión que responde al nombre de Marvin; la intrépida reportera transgalática Trillian…
Y entre una sucesión de andanzas rocambolescas y desternillantes por los rinconcillos más raros, recónditos y peligrosos de la Galaxia el autor da respuesta a algunas muy pero que muy trascendentales: ¿es posible que una nave acumule un retraso de novecientos años con todos los pasajeros dentro?, ¿se puede conseguir que una tetera automática prepare un té bebible y sin aspecto de menjunje?, ¿puede el exceso de zapaterías provocar la destrucción de un planeta?
Disfruten de Douglas Adams, un genio del humor en la estela de Lewis Carroll, Jonathan Swift, Groucho Marx y los Monty Python.
Douglas Adams fue el creador de toda una serie de manifestaciones diversas y contradictorias de la Guía del autoestopista galáctico, que salió a la luz por primera vez en forma de novela radiofónica. Tras el rotundo éxito de la radionovela, el autor la convirtió en libro y más adelante participó en las adaptaciones de la misma a series televisivas y teatrales, un juego de ordenador, cómics y toallas de baño.
Douglas Adams dio conferencias y participó en programas de televisión en todo el mundo, además de colaborar directamente con la Dian Fossey Gorilla Fund y la Save the Rhino International. Adams nació en Cambridge, Reino Unido y vivió con su mujer y su hija en Islington, Londres, hasta que se trasladó a Santa Barbara, California, donde murió inesperadamente en 2001. Tras su muerte, la película del Autoestopista dejó atrás los bajos mundos de los guiones televisivos y ascendió hasta las altas cumbres de la producción, que se ha servido en gran medida del guión original de Douglas Adams.