«En primer lugar, estamos en contra de todo ataque contra civiles; en segundo lugar nos oponemos a operaciones a lo largo de nuestra frontera que pueden causar un nuevo flujo de refugiados; y tercero, los turcomanos que viven desde hace siglos en Bayirbucak son nuestros hermanos, como los demás sirios», dijo el Primer Ministro turco.
Estambul, 20 nov (EFE).- El Gobierno de Turquía ha denunciando hoy que Rusia ha herido al menos a 40 civiles de etnia turca en bombardeos en Siria cerca de la frontera turca y ha convocado al Embajador ruso para exigir el fin de unos ataques que, considera, no tienen nada que ver con la lucha contra el terrorismo yihadista.
«Está muy claro: Si las Fuerzas Aéreas rusas quieren luchar contra el Dáesh (acrónimo en árabe del grupo yihadista Estado Islámico), deben hacerlo contra el Dáesh», condenó el Primer Ministro turco, Ahmet Davutoglu.
«En primer lugar, estamos en contra de todo ataque contra civiles; en segundo lugar nos oponemos a operaciones a lo largo de nuestra frontera que pueden causar un nuevo flujo de refugiados; y tercero, los turcomanos que viven desde hace siglos en Bayirbucak son nuestros hermanos, como los demás sirios», dijo.
Los cazas rusos bombardearon ayer una zona del noroeste de Siria cercana al puesto fronterizo turco de Yayladag.
La región, conocida en Turquía como Bayirbucak, alberga a una importante parte de la minoría turcoparlante de Siria.
Turquía considera oficialmente a las minorías turcoparlantes de Siria, Irak o Crimea como «hermanos étnicos» y les dedica una especial atención en su política exterior.
Davutoglu explicó que había pedido al Ministerio de Exteriores que convocara al embajador ruso en Turquía para protestar por esos ataques.
En ese sentido, Exteriores emitió una nota para informar de que había transmitido al diplomático, Andrei Karlov, la exigencia de que Moscú ponga fin «cuanto antes» a operaciones aéreas que «no son una lucha contra el terrorismo sino un bombardeo de pueblos de turcomanos civiles que puede tener graves consecuencias».
La región al sur de Yayladag está bajo control del régimen de Damasco y disputada por grupos rebeldes islamistas, pero dista más de cien kilómetros de los territorios bajo dominio del Estado Islámico (EI o Dáesh).