El estudio demuestra que “con solo alargar los telómeros, sin alterar ningún gen, es suficiente para vivir más” con mejor salud. Logrando que vivan un 13 por ciento más que el resto de los ratones.
Madrid, 17 de octubre (EFE).- Viven un 13 por ciento más que su congéneres y con mejor salud, sufren menos de obesidad y cáncer. Son unos ratones cuyos telómeros -extremos de los cromosomas- son más largos de lo habitual gracias a la intervención de un equipo español de científicos, que no ha recurrido a la manipulación genética.
Los telómeros, una estructura que protege los extremos de los cromosomas para salvaguardar la integridad de la información genética contenida en el ADN, tienen un relación directa con el envejecimiento pues se van acortando a lo largo de la vida, de manera que en los organismos más viejos son más cortos.
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas de España (CNIO), encabezados por su directora, María Blasco, han publicado un estudio en la revista Nature Communications sobre estos ratones con un cien por cien de telómeros hiperlargos, a los que se ha retrasado el envejecimiento.
Pero lo más relevante es que el estudio demuestra que «con solo alargar los telómeros, sin alterar ningún gen, es suficiente para vivir más» con mejor salud, explica Blasco a Efe.
Este resultado apoya la idea de que a la hora de determinar la longevidad «los genes no son lo más importante», señala la jefa del Grupo de telómeros y telomerasa del CNIO.
Este equipo desarrolló hace unos años una terapia génica para crear ratones en los que solo una parte de sus células procedían de células embrionarias con telómeros hiperlargos, por lo que su buena salud y mayor media de vida no podía atribuirse en exclusiva a esa característica.
Ahora, los científicos han logrado roedores con el cien por cien de los telómeros más largos de lo habitual, con lo que «todo rasgo peculiar es atribuible a este fenómeno».
Y esas peculiaridades son muchas: tienen menos cáncer y son más longevos, son más delgados de lo normal porque acumulan menos grasa, muestran un menor envejecimiento metabólico, con niveles más bajos de colesterol y LDL (grasa mala), y una mejor tolerancia a la insulina y la glucosa.
Además, el daño en su ADN a medida que envejecen es menor y tienen una mejor función de las mitocondrias -orgánulos encargados de suministrar energía a las células-, «otro de los talones de Aquiles del envejecimiento».
Para el equipo, estos resultados «sin precedentes» demuestran que los telómeros más largos de lo normal no son perniciosos, sino más bien lo contrario, indica un comunicado del CNIO.
La longevidad media de los ratones con telómeros hiperlargos es un 13 por ciento superior a lo habitual y también son relevantes las alteraciones metabólicas observadas, porque es la primera vez que se encuentra una relación clara entre longitud de los telómeros y metabolismo.
Para Blasco esta relación entre telómeros más largos y menor envejecimiento metabólico es «uno de los descubrimientos más interesantes».
La ruta genética del metabolismo de la insulina y la glucosa es una de las identificadas como más importantes en relación al envejecimiento.
Un estudio al que han dedicado tres años, pero que comenzó en 2009 cuando trabajaban con células IPS -células de un organismo adulto a las que se ha devuelto la pluripotencia o capacidad de generar un organismo completo-, y observaron que tras un cierto número de divisiones en placas de cultivo adquirían telómeros el doble de largos.
Posteriormente confirmaron que lo mismo ocurría en células embrionarias -también pluripotentes-, al ser mantenidas en cultivo tras extraerlas del blastocisto -embrión de cinco días-.
La explicación es que durante el estadio de pluripotencia hay determinadas marcas bioquímicas en los telómeros que facilitan su alargamiento, por parte de la enzima telomerasa.
Así, ha bastado «con alargar el tiempo en que las células embrionarias se mantienen en pluripotencia para generar ratones con telómeros más largos», destaca la nota.
Uno de los retos de futuro -dice Blasco- es «generar una estirpe de ratones que transmitan estos telómeros hiperlargos a las siguientes generaciones y ver si esto sigue alargando su longevidad».
Aunque en este trabajo el equipo ha alargado «significativamente» los telómeros, han visto que «no se siguen alargando por encima de una cierta longitud».