A 32 años del terremoto del 19 de septiembre de 1985, otro movimiento telúrico puso en evidencia la problemática que padece la Ciudad de México en materia de construcción. Luego de la tragedia de 1985, las autoridades locales y federales diseñaron nuevas reglas para la edificación en la capital del país: endurecieron las exigencias para generar permisos y, en teoría, ese instrumento de control se actualiza constantemente.
Sin embargo, el sismo de ayer derrumbó edificios que tienen entre 20 y 29 años de haber sido construidos; algunos, incluso, son propiedades edificadas hace menos. Y de nuevo los ciudadanos reclaman por las irregularidades, la falta de supervisión y la ligereza con que las autoridades permiten que en la Ciudad de México surjan construcciones un día sí y el otro también.
Ciudad de México, 20 septiembre (SinEmbargo).– El sismo que sacudió la Ciudad de México el jueves 19 de septiembre de 1985 dejó alrededor de 10 mil muertos, según cifras extraoficiales, y lanzó una alerta sobre la construcción irregular en la capital del país. Se instauraron entonces nuevas medidas para la construcción de edificios y, en teoría, se endurecieron las reglas para obtener permisos de edificación.
Sin embargo, este martes 19 de septiembre de 2017 la realidad nos puso de nuevo 32 años atrás.
Los nuevos mecanismos legales aparecieron en 1987 y exigían que toda construcción incluyera la presentación del proyecto, planos, memorias de cálculos y un aval de un director de obras.
Ese instrumento –conocido como Normas Técnicas Complementarias para Diseño por Sismos de México DF– se actualiza constantemente, aunque tras el sismo de 7.1 grados que sacudió la CdMx ayer, algunas de éstas se han pasado por alto.
Entre las calles de Amsterdam y Laredo, en la colonia Condesa, se levantaba un edificio con el número 107 construido hace 20 o 29 años, según un registro de propiedad disponible en línea. Ayer, ese espacio, que contaba con siete pisos, en los que había tres departamentos por nivel, y un estacionamiento en la planta baja, quedó reducido a escombros.
Las piedras desfilaban sobre las manos de los cientos de voluntarios que se dieron cita en el edificio colapsado con el número 107 entre las calles Amsterdan y Laredo.
Entre las personas que llegaron al sitio se encontraba Jesús Ibarra, un vecino de la zona que contemplaba el desastre causado por el sismo de 7.1 grados que sacudió la Ciudad de México a las 13:15 horas del martes, y que dejó al menos 49 muertos en la capital del país.
Uno de sus amigos vivía ahí, en el edificio que hoy ha quedado reducido a escombros y que, aparentemente, tenía de 20 a 29 años de vida. “Cuando escuché que el edificio se vino abajo, vine a ayudar”, contó a SinEmbargo, mientras sostenía un rastrillo.
Su amigo era músico, de pelo largo, «algo gruñón», y quizá por esa condición Jesús dudaba hasta entonces que intentara bajar del edificio.
La plática fue interrumpida por un grupo de camilleros que arribaron a la zona; la acordonaron, desplegaron diez camillas y se alistaron para recibir a la gente que estaba bajo los escombros.
Metros adelante, el murmullo y movimiento de manos, palos, picos y carretillas cesó cuando, desde el fondo del desastre, pidieron silencio para escuchar la señal de algún sobreviviente.
Y ese silencio, que tomaba forma en manos alzadas, olía a tensión, a gas y a temor.
Desde hace 50 años, José vive en la colonia Condesa. Ahí padeció el sismo de 1985, ese que a las 07:19 de la mañana del jueves 19 de septiembre cimbró a México y dejó al menos 10 mil muertos en la capital del país, según cifras de organizaciones civiles.
En aquella ocasión atestiguó la destrucción causada por la caída de un espacio departamental ubicado frente a lo que ahora es el centro de espectáculos Plaza Condesa.
Hoy observó cómo el edificio de siete pisos, con tres departamentos en cada nivel y una planta baja que funcionaba como estacionamiento, y que aparentemente tiene de 20 a 29 años de vida, quedó reducido a escombros.
Una consulta en Google Maps y la página propiedades.com reveló que dicho espacio habitacional era relativamente nuevo, con una vida de apenas dos décadas, de 298 metros cuadrados y una altura de 15 metros.
PERMISOS, LIGEREZA, CORRUPCIÓN
En entrevista para SinEmbargo, el arquitecto Díaz –quien así se identificó para este diario digital– expuso que «los permisos se entregan con mucha ligereza y no hay nadie que realmente confirme que se cumplen las reglas. A nadie le importa”.
El hombre, quien vive en la calle Magdalena, cerca de la avenida Xola, en la colonia Del Valle, aseguró que el edificio ubicado al lado de su casa fue construido sin las reglas correspondientes. Hay un reglamento que establece que los edificios deben de tener por lo menos 20 centímetros de distancia uno del otro, comentó. Pero las grietas en su vivienda, que mostraban la pared del edificio contiguo, evidenciaron que la construcción contigua no respetó las normas y ahora, con el terremoto, generó considerables daños a los departamentos contiguos.
El hombre afirmó que el nuevo desastre y los daños en varios inmuebles son una muestra de la falta de supervisión en las nuevas obras, e insistió en que no hay nadie que las verifique.
El arquitecto pidió la presencia de Protección Civil, porque los muros de su edificio quedaron complemente cuarteados, pero no los pueden derrumbar ya que son muros de carga.