Las ordenanzas municipales de Miami amenazan con poner fin al sueño hecho realidad de una sexagenaria de pelo color morado y apasionada de la naturaleza que desde hace una década vive en una casa construida por ella misma en un árbol.
Miami (EE.UU.), 20 sep (EFE).- Shawnee Chasser está viviendo una «auténtica pesadilla» desde que hace un año recibió una notificación oficial de desalojo por habitar una construcción «insegura» e «ilegal», según cuenta en una entrevista con Efe en su casa de Byscaine Gardens.
Los últimos 25 años de los 65 que tiene de vida, esta mujer poco convencional, que lo demuestra también con los colores de su pelo, turquesa de la raíz a la mitad de la melena y morado el resto, no ha conocido lo que es una casa común y corriente.
Todos sus hogares han estado al aire libre, el último en alto, entre ramas y hojas, metido de lleno en la naturaleza.
«No sé vivir en lugares cerrados, no es bueno para mí. Es una situación muy desesperante. No sé qué va a ser de mí», dice con lágrimas en los ojos.
Su última casa, la que las autoridades quieren derribar, la construyó con sus propias manos hace diez años sobre un baniano.
La casa cuenta con una habitación, una sala de estar y una cocina y se encuentra en medio de un amplio jardín con piscina, también construida por ella misma.
Chasser regresó a su natal Miami desde California en 1992 y desde entonces empezó a vivir al aire libre junto a su familia, compuesta por ella y sus tres hijos: una hija y un hijo biológicos y una hija adoptada.
Ahora vive sola en la finca, aunque sus dos hijas, Wren, de 40, que le ha hecho abuela; y Lantana, de 20, la visitan con frecuencia.
Sus principales ingresos provienen de las palomitas de maíz que ella misma produce y comercializa a través de la cadena Whole Foods, especializada en comida orgánica, pero también recibe dinero alquilando las cabañas que ha construido a través de plataformas digitales como Airbnb.
«No quiero que eso pase (la demolición), esta es mi casa. No hago daño a nadie y mi salud no corre peligro», comentó sobre una situación que considera «injusta».
Según cuenta, los problemas empezaron hace unos meses, cuando «alguien que vivió ahí» discutió con ella y puso en conocimiento de las autoridades locales las condiciones en las que vivía.
En ese entonces, funcionarios del condado de Miami-Dade hicieron una inspección técnica del lugar e indicaron que la casa debía ser desalojada en los próximos meses porque su construcción no cumplía con las ordenanzas.
«Ha sido un año muy duro y he llorado mucho», se lamentó Chasser, quien además está frustrada porque no ha recibido el apoyo de líderes del sur de la Florida para protegerla.
Por eso, ahora pide a las autoridades que «recapaciten», «cambien de opinión» y la dejen seguir viviendo en un árbol.
«Tengo la sensación de que alguien me está robando mi hogar. Creo que no he hecho nada erróneo, no molesto a nadie y todo el vecindario me adora», subrayó.
Chasser se declara una «adoradora de la naturaleza» y dice que como educadora que es siempre ha intentado «transmitir a los más pequeños el amor hacia el medioambiente y el compromiso de los seres humanos por el cuidado del planeta».
En un mensaje publicado en Facebook para reclamar ayuda monetaria y poder pagar los honorarios de los abogados y las multas municipales, que, según dice, ya llegan a 34 mil dólares, afirma que su casa enseña a vivir de una manera acorde con la naturaleza y es «un lugar de sanación» para ella y la comunidad.
«Estoy orgullosa de los arboles y las plantas nativas que me rodean porque producen oxígeno», agrega, antes de recalcar que su estilo de vida no supone una amenaza ni para sí misma ni para otros, solo «belleza y simplicidad».
«Vivo simplemente para que otros puedan simplemente vivir», dice filosóficamente.
Uno de sus vecinos dice: «paga impuestos y cumple con la ley. No entendemos por qué la quieren dejar sin hogar».
La mujer está convencida de que la Justicia finalmente le dará la razón. Por eso, reitera que su lucha no va a cesar y que llegará hasta el final. Lo hace, sobre todo, por su hijo Joshua que falleció en 2009 en ese lugar por un ataque al corazón, cuando tenía 32 años.
Fuentes del gobierno de Miami-Dade se pronunciaron sobre este caso y manifestaron que «la ordenanza municipal está para cumplirla por el bien de todos» y avanzaron que la casa podría ser derrumbada en los próximos 120 días.