AVISO: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS
En los ocho últimos capítulos que acaban de llegar a Netflix también hay espacio para arrancar una sonrisa e incluso en ocasiones una carcajada.
Madrid, 20 abril (EuropaPress).- La acción, la tensión, la emoción y los giros inesperados son las señas de identidad más marcadas de La casa de papel. Pero la serie de Álex Pina también deja mucho espacio a los sentimientos, al crecimiento emocional y sentimental de sus personajes, y también a algunos esporádicos, pero a veces muy certeros golpes de humor.
En los ocho últimos capítulos que acaban de llegar a Netflix también hay espacio para arrancar una sonrisa, e incluso en ocasiones una carcajada, al respetable. Especial atención ha llamado, en este sentido, una secuencia protagonizada por el Profesor y Marsella que, con permiso de Antoñanzas y sus momentos de gloria, ha sido calificada por muchos como una de las más divertidas de la cuarta temporada de La casa de papel.
Al inicio de esta temporada, Marsella y el Profesor se reencuentran. El fornido «conseguidor» de la banda es el encargado de recoger al líder de los atracadores justo cuando la policía le pisaba los talones en mitad de los campos de Huelva. Tras protagonizar un ya bastante divertido «momento San Fermín» con un toro, el Profesor y Marsella ponen tierra de por medio y el cerebro de la banda contacta otra vez con el Banco para retomar el control de la situación.
La amistad que no sabías que necesitabas. pic.twitter.com/E55qQwDwjf
— La Casa de Papel (@lacasadepapel) April 5, 2020
Es entonces cuando Tokio le actualiza el estado del golpe y de Nairobi, crítico en ambos casos, y él le cuenta que Lisboa ha sido ejecutada. «¿Has visto el cuerpo? ¿Ha salido algo en las noticias?», le pregunta el personaje de Úrsula Corberó que saca a Sergio Marquina de su engaño y de su estado mental de letargo.
Es entonces cuando la mirada del personaje de Álvaro Morte, hasta entonces perdida, desorientada y doliente, cambia radicalmente y vuelve ese gesto astuto y de chacal propio de la mente que alumbró el golpe a la Casa de la Moneda y este atraco al Banco de España. «La están interrogando», dice enérgico, impaciente mientras su cabeza ya ha comenzado a maquinar cómo hacer frente a esta nueva situación, cuál será su próxima jugada.
Por lo pronto decide ir hasta la carpa policial apostada frente al Banco de España, para examinar la situación y ver cómo puede sacar de allí a Lisboa. Pero no lo tendrá fácil, ya que lo primero será intentar «convencer», primero a puñetazos y luego también con argumentos, a Marsella, que no ve con muy buenos correr ese riesgo.
Es entonces, en esta brutal pelea de compañeros, donde tiene lugar uno de los mejores gags de la serie. Tras el intercambio de golpes y argumentos, el Profesor baja los brazos y comienza a dar una de sus enseñanzas a Marsella. «Todo el mundo te puede traicionar, Marsella. Solo hay que saber…» y es entonces cuando encaja un tremendo puñetazo en al cara que le tumba al instante.
«¡Vaya hostia me has… pero si ya habíamos termiado!», le recrimina desde el suelo el Profesor. «¿Ah, sí? Pues no lo sabía», replica sin más el genial personaje de Luka Peros.