En el apartado gráfico, la belleza que representa tener un contenido en la actualidad con este estilo de pixel que nos remonta a épocas pasadas es simplemente excepcional y en esta ocasión no resulta de otra forma, el juego está tan bien creado, que cada escenario, reino, personaje o zona que nos presenta nos cautiva con sus colores y su estilo peculiar.
Ciudad de México, 20 de marzo (SinEmbargo).- En 2018 conocíamos Octopath Traveler, una entrega que nacía de la alianza entre Square Enix y Nintendo y que llegaba de manera exclusiva temporal al Nintendo Switch ya que años después, lo haría en otras plataformas. Sin embargo, algo especial surgió de esta nueva propuesta dentro del género JRPG con combates por turno y con un estilo gráfico de pixeles muy característico. Años después, la fórmula se repite con la llegada de Triangle Strategy y promete repetir el éxito obtenido con Octopath Traveler.
Esta historia nos llevará al continente de Norselia, donde han pasado más de 30 años desde la guerra de “Ferrosalina”, una batalla entre las tres grandes naciones que habitan el continente: Fraguahelada, Dunálgida y Glacoburgo; en esta ocasión tomaremos el control de Serinoa Wolffort, cuya casa es noble al Reino de Glaucoburgo, la cual ha servido como conexión comercial entre los tres reinos y sirve como mediador entre las tres naciones, sin embargo, las complicaciones llegan cuando Frederica de Fraguahelada está a punto de convertirse en su esposa, algo muy conveniente para servir como lazo entre las dos naciones, que no será del agrado de todos, dando paso a un conflicto político y de intereses, lo que podría desatar una nueva guerra.
Bajo esa premisa comienza la aventura de Triangle Strategy, que si bien mantiene elementos tradicionales de JRPG donde exploraremos las diferentes zonas en conflicto del continente, viviremos misiones secundarias, reclutaremos a diferentes aliados con sus propios caminos por recorrer, todo se engloba en una trama que resalta a los personajes principales que se involucran en ella, además del uso de texto en español, las versiones de inglés o japonés añaden una esencia única a cada personaje que refuerza su forma de ser, aunque en ciertas ocasiones, demasiado texto y diálogos pueden opacar la experiencia general y cortarnos los momentos de jugabilidad de una manera muy directa.
Como en cada entrega enfocada en el combate estratégico, este se vuelve el punto central del juego y destaca más en Triangle Strategy, manteniendo el sistema tradicional de combate por turnos, pero añadiendo peso a las decisiones del jugador, involucrándote de manera directa en el desarrollo del juego y las complicaciones de la historia, siendo parte fundamental el cómo te desempeñes en combate o cómo evolucione la relación con tus aliados, ya que dependiendo de esto, también tendremos acceso a nuevas técnicas o habilidades al momento del combate. Algo que logra muy bien el juego es mantener una constante evolución a lo largo del recorrido, manteniendo una esencia clásica, pero a la vez tratando de dar pequeños saltos adicionales al género y lo hace de gran manera.
En el apartado gráfico, la belleza que representa tener un contenido en la actualidad con este estilo de pixel que nos remonta a épocas pasadas es simplemente excepcional y en esta ocasión no resulta de otra forma, el juego está tan bien creado, que cada escenario, reino, personaje o zona que nos presenta nos cautiva con sus colores y su estilo peculiar, además de estar acompañado por una banda sonora increíble que redondea la experiencia. Combates y un sistema de juego clásico, una historia sobresaliente con áreas de mejora y personajes carismáticos que destacan en cada presentación, hacen de este un juego imperdible dentro del Nintendo Switch, que tal vez en un futuro llegue a otras consolas.
Triangle Strategy es de esos juegos diferentes a todo lo que existe en el mercado que llega una vez cada cierto tiempo a recordarnos la belleza de los juegos clásicos de rol y la evolución que han tenido a lo largo de los años, es un juego para recordarnos las bases de los mismo a través de una experiencia que no sólo se apega a la nostalgia, sino también a la innovación.