Desde 2008 las autoridades alemanas y mexicanas emprendieron un conflicto legal porque el traficante de artefactos costarricense Leonardo Patterson se llevó ilegalmente de México bustos olmecas de madera; en 2017 se comprobó que pertenecían a México.
Berlín, 20 de marzo (EFE).- México recuperó hoy, tras diez años de esfuerzos diplomáticos y judiciales, dos joyas arqueológicas de la cultura Olmeca de 3 mil 200 años de antigüedad incluidas en las obras incautadas en Alemania al controvertido coleccionista Leonardo Patterson.
Los dos bustos de madera de ceiba y jobo, de 48 y 30 centímetros de alto, fueron tallados alrededor del mil 200 a.C. en lo que en la actualidad es el estado de Veracruz y sólo se conocen 13 piezas similares (dos de las cuales se exhiben en el Museo Antropológico de la Ciudad de México).
«Hemos tenido éxito y estamos muy contentos», aseguró a Efe la coordinadora de Asuntos Jurídicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, María Villarreal, que se encuentra a Múnich (sur de Alemania) para el acto de devolución de las piezas.
Se trata de dos bustos «muy especiales» y «perfectamente conservados», explicó la experta, que pertenecen al sitio arqueológico de El Manatí, el único donde se han hallado esculturas de esa factura, de esa antigüedad y características, y atribuibles a la cultura olmeca, «una de las primeras de México».
Además, su devolución supone un «precedente muy importante» para México y para otros países latinoamericanos que han denunciado el expolio de su patrimonio cultural y tienen grandes dificultades para ganar las batallas legales que implica reclamar estos objetos.
«Hemos hecho una importante labor para acreditar, con elementos claros y precisos, que las piezas son mexicanas y que salieron de forma ilegal del país. Hemos logrado acreditar una posesión ilegal», explicó Villarreal.
México, agrega la responsable jurídica, no va a desistir en su empeño de tratar de recuperar el patrimonio nacional, pese a que su devolución implica largos procesos diplomáticos y judiciales, como en este caso, cuyos orígenes se remontan a 2008.
Ese año las autoridades alemanas se incautaron en Múnich de más de mil 100 piezas arqueológicas dentro de un camión de mudanzas procedente de España, obras que reclamaba como suyas Patterson, un costarricense asentado en esta ciudad alemana.
Patterson es un figura altamente polémica en el mundo del arte, con una condena en Estados Unidos en 1984 por «fraude» relacionado con objetos precolombinos, e investigaciones y juicios a ambos lados del Atlántico.
La Oficina de Investigación Criminal alemana aseguró entonces que retendría los objetos hasta que se aclarase su procedencia y legítima propiedad, ya que algunos eran reclamados por varios países latinoamericanos y se había detectado irregularidades en sus traslados internacionales.
Las obras se habían expuesto en 1997 en España como parte de la exposición «La cultura en el tiempo de la América prehispánica» y después se les perdió la pista, hasta que fueron retenidas en Alemania once años después.
El INAH envió entonces varios expertos a examinar las piezas y estos determinaron dos años después que 691 de los alrededor de mil 100 objetos eran «auténticos» y provenían «del actual territorio» mexicano.
A continuación se inició la disputa legal que culminó con la sentencia firme de la Audiencia de Múnich de finales de 2017, con lo que se ha conseguido la primera recuperación de obras mexicanas incautadas en Alemania por el caso Patterson.
«México ha sido muy constante en la recuperación de su patrimonio histórico y no va a renunciar a este tipo de acciones para seguir recuperando sus obras», afirmó Villarreal.
Según apunta, la INAH ha entrado ya en contacto con las autoridades francesas ya que «una vez que perdió efecto la incautación» en Múnich de las obras de la exposición de Patterson -al no poder probar México su origen-, las piezas fueron trasladadas a ese país.
Los dos bustos recuperados, que se estima que fueron «sustraídos a finales de los ochenta», viajarán este mismo jueves con Villarreal en un avión comercial envueltos en un «embalaje especial diseñado ex profeso» para su transporte.
En cuando aterricen en México, serán llevados a los talleres del INAH para su «estabilización» y «rehabilitación» -pese a que durante estos años han sido preservados en la Colección Arqueológica de Múnich- y Villarreal aspira a que sean «expuestas en corto tiempo».