Las recientes evidencias de Israel sobre una tasa de efectividad más baja en la vacunación con el fármaco de Pfizer con respecto a la mostrada en los ensayos clínicos, ha despertado inquietud en Reino Unido debido a la estrategia del Gobierno.
Londres, 20 ene (EFE).- El Reino Unido revisará exhaustivamente la efectividad de la vacuna de Pfizer a raíz de los interrogantes que plantean expertos israelíes, mientras las autoridades británicas batallan con una de los proporciones de muertes y contagios por COVID-19 más elevados del mundo.
La pandemia de coronavirus prosigue a un ritmo desbocado en el conjunto del Reino Unido, que ha notificado más de 91 mil fallecimientos desde el estallido de la crisis y acumula 3 millones 466 mil 849 positivos, según los últimos datos oficiales.
El plan nacional de inmunización, que hasta la fecha inocula las formulaciones desarrolladas por Oxford/AstraZeneca y la citada de Pfizer/BioNTech, es el gran arma del Ejecutivo británico para pelear con el virus y sus mutaciones emergentes.
De ahí la inquietud generada por los resultados de un análisis elaborado por científicos en Israel, un país que va bastante más adelantado en su propio plan de protección. Sus evidencias ponen ahora en entredicho el grado de efectividad que ofrece el preparado de Pfizer de la forma en que es aplicado según el régimen de vacunación británico.
DUDAS SOBRE CÓMO ADMINISTRAR LAS DOSIS DE LA VACUNA
Conforme a los nuevos datos, la protección que aporta esa vacuna tras una primera dosis (de un total de dos) es significativamente más baja -un 33 por ciento- que lo estimado inicialmente durante los ensayos clínicos -que apuntaban a un 89 por ciento-.
El asesor científico del Gobierno británico, Patrick Vallance, reconoció hoy al canal de televisión Sky News que «en la práctica del mundo real las cosas raramente son tan buenas como durante los ensayos».
No obstante, matizó al agregar que si bien «probablemente (la efectividad) no será tan alta en la práctica, no creo -dijo- que sea tan baja como sugieren esas cifras» aportadas por expertos de Israel.
La alarma saltó porque precisamente ese supuesto alto porcentaje de efectividad en el corto plazo fue el factor decisivo a la hora de justificar la decisión del Gobierno de Boris Johnson de retrasar la inoculación de la segunda dosis hasta 12 semanas, en lugar de sólo tres, después de la primera.
Apoyándose en la efectividad que teóricamente brindaría la primera dosis, el Ejecutivo dio prioridad a suministrársela al mayor número de personas posible con la mayor rapidez y esperar más tiempo para completar la vacunación con una segunda dosis.
«Tenemos que estudiar esto con mucho cuidado, debemos seguir midiendo los números», afirmó hoy Vallance frente a estos nuevos interrogantes.
EL GOBIERNO RESPONDE A LAS CRÍTICAS
En la sesión semanal de preguntas en la Cámara de los Comunes, el Primer Ministro británico, Boris Johnson, recordó hoy que «el servicio público sanitario (NHS) se encuentra bajo una presión sin precedentes y todo el país intenta luchar contra la COVID-19 y desplegar el mayor programa de vacunación de la historia» del Reino Unido.
Johnson hizo esta afirmación tras una pregunta del líder del Partido Liberal Demócrata, Ed Davey, quien requirió saber si el Primer Ministro piensa poner en marcha una investigación independiente -prometida el pasado julio- para indagar en la respuesta dada por el Gobierno para gestionar la pandemia.
Johnson dijo que no le parece «sensata» la idea «de que se deban concentrar recursos estatales ahora en una investigación en medio de la pandemia».
«Por supuesto, aprenderemos lecciones a su debido tiempo y, desde luego, habrá momento para reflexionar y prepararnos para la próxima pandemia», agregó.
Como parte de los esfuerzos de las autoridades británicas para doblegar la curva de contagios, tres hospitales de Birmingham (Inglaterra) comenzarán a poner en marcha desde esta noche un programa piloto de vacunación de 24 horas ininterrumpidas para el personal sanitario y cuidadores sociales.
El Reino Unido volvía a sumar un nuevo récord diarios relacionados con el virus este martes, al registrar otros 1.610, la cifra más elevada desde el inicio de la crisis.