Aunque este tipo de comercio se ha reducido, el 95 por ciento de las especies mexicanas de guacamayas y pericos aún está en riesgo. Organizaciones invitan a sumarse a campaña para conservarlas.
Ciudad de México, 19 de noviembre (SinEmbargo).– De 2008 a la fecha, el volumen de especies de pericos y guacamayas mexicanas capturadas para el tráfico ilegal del mercado de mascotas se ha reducido significativamente gracias a la participación de diversas Organizaciones No Gubernamentales (ONG), investigadores, población en general y gobiernos municipales y estatales.
Así aseguró en entrevista para SinEmbargo María Elena Sánchez, presidenta de la organización ambientalista Teyeliz A.C., quien explica que debido a una reforma realizada aquel año a la Ley General de Vida Silvestre (LGVS), mediante la que se prohíbe la venta y comercialización de este grupo de aves, se han intensificado los esfuerzos y programas de conservación y reintroducción del mismo.
La reforma fue posible gracias a una campaña emprendida desde 2002 por la asociación que encabeza Elena Sánchez, en conjunto con Defenders of Wildlife, mediante la que buscan mermar el deterioro de las poblaciones silvestres de los loros y guacamayos (psitácidos) mexicanos.
«Esta campaña está funcionando muy bien. Cada vez hay menos saqueo, y aunque sigue habiendo, de ninguna manera es en los mismos niveles que existían en 2007 y 2008. Ahora es mucho menor: si antes en 10 inspecciones las autoridades decomisaban 200 pericos, ahora en 40 o 50 inspecciones encuentras unos 300.
«Esto es gracias a que varias ONG, escuelas, gobiernos municipales y estatales, así como personas en general, se han sumado a este esfuerzo difundiendo la problemática, con educación ambiental y realizando denuncias», detalla.
LA CAMPAÑA
Con el lema: «Tú puedes salvarlos, no compres pericos silvestres» Teyeliz A.C y Defenders of Wildlife han impulsado una campaña de comunicación para que las personas conozcan a las 22 especies de psitácidos que se distribuyen en nuestro país, su problemática y cómo ser partícipes en su conservación.
«Después de analizar el tráfico ilegal, nos dimos cuenta de que su causa y motor es la demanda y por eso impulsamos esta campaña, diseñada no para perseguir traficantes, sino para atacar la compra de estos animales:
Si no hay quién los compre, no existirá la oferta […] Con educación, concientización e información buscamos que las personas se den cuenta de que son el último eslabón en la cadena de tráfico», detalla.
Para esta labor, las organizaciones se han valido de la creación del portal pericosmexico.org en el que los interesados pueden consultar textos y videos sobre la problemática que enfrentan estas aves, sus amenazas, descripciones de cada una de las especies, estudios y publicaciones, así como carteles y materiales didácticos. Todo este material puede descargarse de forma gratuita.
«Hemos hecho carteles con las diferentes especies, historietas como Pepe loro es inocente, cómics para niños y libros para iluminar. Además, en la página está disponible un kit para maestros al que pueden acceder de forma gratuita».
«A la fecha, hemos enviado libros, carteles y materiales a todo el país. Tan sólo en posters, calculamos haber distribuido más de 80 mil en toda la república […] Esto es gracias a que la gente ha participado y lo ha hecho accesible a todos», platica la presidenta de Teyeliz A.C.
LA LABOR NO TERMINA
Aunque Elena Sánchez aplaude la disminución del tráfico ilegal, advierte que la situación de amenaza de las especies de pericos y guacamayas del país sigue siendo alarmante:
«El problema del tráfico ilegal con estas aves es histórico: por ser súmamente hermosas, coloridas y carismáticas, han sido capturadas desde siempre; pero a esto se suman factores como la pérdida de su hábitat y una profunda ignorancia en algunas regiones del país…: Hemos sabido de campesinos que dicen que los pericos son plaga, de modo que los atrapan y se los comen para que no ‘destrocen’ sus cultivos. Eso se hace aunque es un delito penal.
«Existe además una noción de que tener pericos en casa es una ‘tradición’, pero estoy convencida y sé que hay tradiciones verdaderamente espantosas y dañinas que, como seres racionales, podemos cambiar», apunta.
Además de combatir estas prácticas con acciones de concientización, las organizaciones promueven el aviturismo o turismo de observación de aves, una actividad industrial capaz de dejar una derrama económica de miles de millones de dólares anuales en nuestro país, y que beneficiaría a la economía de comunidades rurales al mismo tiempo que se permitiría la conservación de las especies.
«Ahora ya existen guías de identificación de aves en lugares como Los Cabos, Los Tuxtlas, Puerto Vallarta, Guerrero Negro o Huatulco, y estamos trabajando en Tlaxcala y Campeche. La idea es transitar a un aprovechamiento sustentable con actividades que impliquen conservación, creación de fuentes de trabajo y beneficios para la economía».
«Es importante que nos demos cuenta que la conservación, no sólo de los pericos y guacamayas, sino de todas nuestras especies de plantas y animales está en nuestras manos. Tenemos el poder de conservar la enorme biodiversidad de nuestro país, que es nuestro patrimonio. Es nuestra riqueza, no es del gobierno», concluye Sánchez.