En el estado de Guerrero, los registros oficiales dan cuenta de al menos 3 mil 337 personas desaparecidas, de las cuales 2 mil 726 son varones y 603 mujeres. El caso de Noé Martínez Cervantes, desaparecido hace siete años, da cuenta de la falta de interés de las autoridades por hallarlo, denuncia en esta investigación la hermana del hombre, quien desapareció a la edad de 41 años.
Ciudad de México, 19 octubre (SinEmbargo).– Noé Martínez Cervantes desapareció en el trayecto de su casa ubicada en Chilpancingo, Guerrero, hacia la comunidad de Copalillo, en Iguala, la tarde del 16 de abril de 2013 y hasta la fecha no hay ningún rastro de él.
Han transcurrido siete años y la familia de Noé sigue igual que el día uno: no hay mayores datos sobre las circunstancias de su desaparición, no hay pistas, indicios o la más mínima respuesta de su paradero. Las autoridades ni siquiera han permitido a los familiares el acceso al expediente de la investigación, un derecho que tienen las víctimas indirectas.
Linda Rubí Martínez Cervantes se ha dedicado a buscar a su hermano porque ya no confía en las autoridades que mantienen la investigación abandonada. “De antemano no comentan nada. No hacen nada, ellos nomás dicen que ‘están investigando’, pero a mí se me hace que es puro choro. Sólo nos hacen ir y venir de un lado para otro porque no trabajan”, expresó en entrevista con SinEmbargo.
Noé Martínez Cervantes, el menor de tres hermanos, tenía 41 años cuando desapareció. Es padre de dos hijas y se desempeñaba como chofer particular de un ingeniero.
Linda describe a su hermano como un hombre hogareño y cariñoso con su familia. “Casi no le gustaba salir. Los días de descanso los pasaba en su casa con su esposa o aquí con mi mamá”, dijo en la charla con este diario digital.
El 16 de abril de 2013, Noé fue a trabajar de manera regular al municipio de Copalillo, ubicado en Iguala; él vivía en Chilpancingo, Guerrero. Al medio día acudió a dejar un encargo a la esposa de su jefe y aprovechó el viaje para pasar a su casa a comer. Por la tarde, volvió a abordar el automóvil Bora blanco que manejaba para regresar a su trabajo, pero no llegó. Es lo último que se sabe de él. “Comió con su esposa y le dijo que más al rato se verían, pero ya jamás regresó”, platicó su hermana.
Por la noche, al notar que no retornaba a casa, la esposa comenzó a buscarlo con sus familiares, en el trabajo y con amigos, pero no obtuvo respuesta. La mujer interpuso la denuncia correspondiente ante las autoridades en Guerrero, pero días después fue amenazada y dejó de buscarlo, narró Linda.
La cifra de personas desaparecidas en México desde el año 1964 hasta el corte del 30 de septiembre asciende a 77 mil 171, de las cuales al menos el 18 por ciento han desaparecido en los últimos dos años, según los datos oficiales.
En el estado de Guerrero, los registros oficiales dan cuenta de al menos 3 mil 337 personas desaparecidas, de las que 2 mil 726 son varones y 603 mujeres.
Alejandro Encinas Rodríguez, Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación (Segob), reconoció el pasado 7 de octubre que más del 90 por ciento de las desapariciones en México están asociadas con la delincuencia organizada.
INVESTIGACIÓN SIN AVANCES
A pesar de que han transcurrido siete años, los avances en la investigación de la desaparición de Noé son casi nulos. A la fecha, la familia no tiene ni siquiera la certeza de las circunstancias o cómo ocurrieron los hechos.
“Cuando hemos ido a la Fiscalía nos dicen que buscaron a mi hermano y que lo iban a buscar en los Semefos, hospitales, en las cárceles de México y Estados Unidos y en diferentes lugares, pero hasta la fecha no sabemos nada; mientras tanto nos han cambiado como tres veces al licenciado que lleva el caso”, dijo Linda Rubí Martínez.
La única información que tiene la familia es que Noé vestía pantalón de mezclilla color azul, camisa blanca, tenis marca Converse color blanco y calzoncillos y calcetines color gris.
La denuncia inicial fue interpuesta por la esposa de Noé, pero la mujer se desligó de la familia después de sufrir amenazas. En vista que las autoridades no daban señales de indagar a fondo, la madre de Noé volvió a interponer la denuncia el 1 de julio de 2016 y desde entonces Linda se ha encargado de estar al tanto de la indagatoria.
Sin embargo, cansada de no tener respuestas por parte de las autoridades, de recibir largas y de pocas diligencias de la Fiscalía General de Justicia de Guerrero (FGJG), Linda se integró a colectivos de familiares de personas desaparecidas para buscar a su hermano.
“Nosotros optamos por buscarlos por nuestra cuenta. Nos vamos a la sierra, a los campos y hemos encontrado osamentas, pero son de otras personas. Son tesoros, personas que son el hermano, hijo, esposo, padre, de alguien que lo están esperando en casa”, platicó la mujer.
Los familiares de personas desaparecidas que se dedican a la búsqueda tienen problemas para recibir apoyos para los rastreos, explica. “Siempre hemos batallado para que nos apoyen con las búsquedas y ahora estamos batallando más. Y como ellos [las autoridades[ no hacen nada nosotros estamos haciendo su trabajo: buscarlos”, reiteró.
La madre de Noé, una persona adulta mayor, se encuentra delicada de salud. Linda está convencida que la esperanza de volver a ver a su hijo es lo que mantiene a su madre en pie.
“Él era su adoración, era buen papá, buen hermano. Siento que mi mamá se está dejando vivir para por lo menos ver a su hijo, para verlo por última vez. Creo que ella está guardando esas energías para verlo de nuevo”, comentó.
La hermana de Noé clamó a las autoridades y a la sociedad que tengan empatía con el dolor que sufren las personas con un ser querido desaparecido y que los ayuden para que todos puedan volver a casa.
“Quiero que por lo menos sepamos dónde está él y que pasó… y si está muerto, por lo menos saber a dónde ir a llevarle una flor o una vela. Esperamos que Dios nos haga el milagro de encontrarlo ya sea vivo o muerto”, dijo.
La ahora buscadora exigió el esclarecimiento del caso, justicia para su hermano y que las instancias gubernamentales mejoren su atención y procesos de investigación. “Quiero exigir justicia para mi hermano. Quiero exigir que las autoridades pongan más empeño en localizar a nuestros tesoros”, afirmó.