Existen personas que comen más cuando se sienten estresadas o incluso hay otras que comen menos o se malpasan por no contar con el tiempo suficiente para realizar una comida adecuada; pero ¿cómo afecta esto a la salud de la gente y en especial al peso corporal? La especialista Maricarmen Osés explicó que no existe alimento que combata el aumento de peso «Lo que hay son combinaciones adecuadas de alimentos (frutas, verduras, cereales integrales, grasas buenas y proteínas magras) para tener una dieta equilibrada que no genere más estrés al cuerpo».
Ciudad de México, 19 de octubre (SinEmbargo).- El ritmo de vida tan ajetreado que se tiene actualmente en muchas ciudades y sobre todo en las de nuestro país sumado a la vida personal, las expectativas y la sociedad hacen que el estrés sea una característica más del día a día de muchas personas y esto se ve reflejado en la alimentación.
Existen personas que comen más cuando se sienten estresadas o incluso hay otras que comen menos o se malpasan por no contar con el tiempo suficiente para realizar una comida adecuada; pero ¿cómo afecta esto a la salud de la gente y en especial al peso corporal?
La Escuela de medicina de la Universidad de Stanford, California, realizó un estudio en el que se revela la relación entre las hormonas del estrés y las células adiposas. Aunque existen muchos estudios que concluyen lo mismo, este «aparte de medir el tejido adiposo y los niveles de cortisol midió el gasto energético y divide las respuestas hormonales de hombres y mujeres de manera distinta. Aparte propone el uso de niveles de cortisol como un “marcador” para detectar personas en riesgo de ganar peso, tener diabetes o enfermedades cardiovasculares» explicó a Mundano la especialista en Nutrición Clínica e Industria Alimentaria Maricarmen Osés.
Este estudio publicado en Cell Metabolism puede haber encontrado la razón por la cual el estrés se encuentra estrechamente relacionado con la obesidad.
El cuerpo humano convierte células precursoras en células adiposas en un proceso natural que lleva al aumento de peso, esto intrigó a los investigadores dirigidos por la profesora Mary Teruel. Lo normal en una persona sana es convertir no más del 1 por ciento de sus células precursoras en adiposas, en esto se ven involucradas los glucocorticoides, hormonas esteroides naturales que produce el cuerpo para aliviar la inflamación. De acuerdo con los investigadores estos niveles suben y bajan durante el día según el ritmo circardiano.
Los glucocorticoides pueden activarse por estímulos externos como el estrés y esto resultó interesante para los investigadores por lo que monitorearon la proteína en miles de células durante varios días y a través de un modelado por computadora descubrieron que existen dos tipos de motivos que hacen que las células progenitoras o precursoras ignoren el ciclo circardiano normal o natural.
Los científicos experimentaron en ratones con una carga extra de glucocorticoides quienes duplicaron su peso en comparación con otros ratones. «¿Y por qué perder el ritmo normal de secreción de glucocorticoides—como en condiciones de estrés crónico, desfase horario e interrupción del sueño en trabajadores por turnos—está tan ligado a la obesidad?». Esto llevó a Teruel y a sus colegas a comenzar la nueva investigación.
Incluso tratamientos para la artritis rematuoide o asma que incluyen medicamentos con glucocorticoides están vinculados con la obesidad.
«Sí, la sincronización del estrés sí importa», señaló la investigadora de Stanford. «Nuestros resultados sugieren que incluso si el paciente está muy estresado o si trata su artritis reumatoide con glucocorticoides, no subirá de peso, siempre y cuando el estrés o el tratamiento glucocorticoide tenga lugar durante el día. Pero, si el estrés es crónico y continuo o si toma glucocorticoides en la noche, la pérdida resultante de oscilaciones glucocorticoides circadianas normales resultará en un aumento de peso significativo».
Maricarmen Osés platicó con Mundano acerca de este tema que es más común de lo que se cree.
«El estrés en el cuerpo se traduce a una serie de eventos hormonales de señalización en las que al detectar “un peligro” las glándulas suprarrenales secretan la hormona de alerta que es un glucocorticoide llamado cortisol. El cortisol es el encargado de detonar una serie de eventos que le permiten al organismo responder y reaccionar ante ese peligro», señaló.
«Si por ejemplo el estrés fuera que un tigre te persigue, esta liberación de glucosa permite que el cuerpo tenga energía para correr y subir un árbol en segundos».
De acuerdo con la experta, el cortisol también hace que se agudice la vista, las arterias, capilares, vasos sanguíneos y las venas se constriñan para que la sangre corra con más velocidad, elevando la presión sanguínea. Una vez que salimos del apuro, todo regresa a su normalidad, el cortisol se metaboliza en los músculos, la presión baja, la glucosa se utilizó como combustible y baja la liberación de insulina.
«Pero qué pasa si el ‘tigre nos persigue todos los días. Este ‘tigre’ puede ser psicológico, prisas, estrés del trabajo, de los hijos, del dinero, de vivir en una ciudad complicada, del tráfico, etc. No necesita ser estrés real, basta con ser estrés, cuando se vuelve cotidiano, el cortisol constantemente liberado en la sangre hace que la glucosa esté alta todo el tiempo, la insulina también (encargada de guardar la glucosa en forma de grasa), se eleva la leptina (hormona encargada de la saciedad), y el neuropéptido Y (neurotransmisor que pasa más señal de apetito). De tal manera que se desencadenan conductas de sobrealimentación, compensación de nutrientes, antojos, sobrepeso y esto predispone a la presión alta y la diabetes».
El estudio reveló que a mayores niveles de cortisol mayores depósitos de grasa sobre todo a nivel abdominal, refirió Maricarmen; a mayor cortisol, mayor glucosa circulante, mayor insulina y por lo tanto más triglicéridos almacenados dentro de la célula adiposa.
REDUCIR EL ESTRÉS
La especialista explicó que los hábitos y el estilo de vida que llevamos son detrminantes en el nivel de estrés por lo que realizó las siguientes recomendaciones:
-Dormir pocas horas estresa al cuerpo. Lo recomendable es dormir por lo menos 7-8 horas por día.
-Saltarse comidas o no desayunar particularmente estresa al cuerpo. Lo ideal es desayunar y no pasar muchas horas de ayuno.
-No beber suficiente agua y tener al organismo en un estado de deshidratación hace que nuestro cerebro no tenga la capacidad al cien por ciento de reaccionar. También afecta la memoria, la concentración, la capacidad de enfoque y el rendimiento baja, por lo cual debemos mantenernos hidratados.
-No comer suficientes frutas y verduras llenas de antioxidantes, por lo que debemos aumentar su consumo.
-Comer suficiente proteína magra y aumentar el consumo de proteína vegetal y disminuir el consumo de proteína animal.
-Aumentar el consumo de fibra.
-Hacer ejercicio regular para tener una válvula de escape del estrés. Además, podemos encontrar actividades que nos impliquen pocos minutos y que se pueden hacer en casa para relajarnos como meditar, yoga o hacer tai-chi.
Maricarmen Osés explicó que no existe alimento que combata el aumento de peso «Lo que hay son combinaciones adecuadas de alimentos (frutas, verduras, cereales integrales, grasas buenas y proteínas magras) para tener una dieta equilibrada que no genere más estrés al cuerpo», agregó.
«Los alimentos antiinflamatorios como las frutas rojas, vegetales verdes, omegas, vitamina D3, magnesio, fibra o especias como la cúrcuma, el jengibre entre otros nutrientes pueden ayudar a mitigar la inflamación del cuerpo. Sin embargo, con cortisol alto esa cadena se desencadenará de cualquier forma. Si a estos hábitos le sumo ejercicio y actividades de relajación, se puede combatir la respuesta y el manejo que le da el cuerpo a los niveles altos de cortisol».
En algún momento se mencionó que el estrés puede hacer bajar de peso y esto es cierto a corto plazo pero «cuando se convierte en crónico y se aumentan los niveles constantemente de cortisol tiende a asociarse en la mayoría de las personas con el sobrepeso».