Este sábado Hungría cerro su paso fronterizo para detener el flujo de refugiados, lo que provoca que otras localidades también limiten la entrada y que miles de personas esperen en las fronteras, justo cuando en la región comienzan a registrarse las bajas temperaturas del otoño.
Belgrado, 19 oct (EFE).- Croacia abrió hoy un punto fronterizo para dejar pasar a miles de refugiados que se agolpaban ante él en medio de la lluvia y el frío, informaron medios locales.
Croacia abrió su frontera con Serbia en el paso de Bapska, donde han empezado a cruzar a territorio croata cientos de refugiados para proseguir su viaje hacia Europa Occidental, según el portal Index.
Los refugiados se habían protegido allí de la intensa lluvia con tiendas de campaña, lo más afortunados, o con chubasqueros de plástico, mantas y lonas, mientras esperaban pasar a territorio croata y continuar así su viaje al norte en dirección a Eslovenia, Austria y Alemania.
Melita Sunjic, portavoz de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), d estacó que entre ellos hay mujeres, niños y ancianos que esperan durante horas, algunos durante toda la noche, para pasar a Croacia y seguir viaje hacia sus destinos en Europa occidental, generalmente Alemania o Suecia.
«Está (la frontera verde) en medio de los campos y no está previsto que la gente permanezca allí, ni pase la noche, sobre todo con estas (malas) condiciones meteorológicas», dijo Sunjic, y recordó que anoche llovió sin cesar y hay mucho barro.
Explicó que no hay iluminación y que durante la noche un niño se perdió de su madre y además hubo varias personas que sufrieron desmayos.
La ACNUR está reforzando el envío de comida y bebidas a la zona, indicó Sunjic.
Según dijeron a Efe fuentes del Ministerio del Interior, en Serbia fueron registrados el domingo 5 mil 754 demandantes de asilo.
Serbia se encuentra en la ruta balcánica, que comienza en Grecia, pasa por Macedonia y ahora sigue por Croacia, Eslovenia y Austria, mientras que hasta el cierre de las fronteras húngaras pasaba por el país magiar.
Hungría selló el sábado pasado su frontera con Croacia para detener el flujo de los refugiados, y Eslovenia, por donde empezaban a seguir su camino, limita a 2 mil 500 personas el número de refugiados que admite por día, e impide con vallas, policías y perros la entrada de más personas.
Eso ha creado un efecto dominó que lleva a Croacia a reducir también la cifra de refugiados que deja pasar, creándose así cuellos de botella a lo largo de la ruta de los Balcanes, con miles de personas y familias esperando en las fronteras, justo cuando a esta región han comenzado a registrarse las bajas temperaturas del otoño.