Escritora, investigadora y estudiosa de la poesía mexicana contemporánea, Eva Castañeda es una de las voces más sólidas de la lírica mexicana actual. Su último libro, Decir otro lugar, oscila es un híbrido entre poema y prosa, que habla de la supervivencia, el cuerpo, la violencia en México, y sobre todo de la memoria.
Ciudad de México, 19 de septiembre (SinEmbargo).- Escritora, investigadora y estudiosa de la poesía mexicana contemporánea, Eva Castañeda es una de las voces más sólidas de la lírica mexicana actual. Es autora de los libros Nada se pierde (Vesrso destierro, 2012) y La imaginación herida (Trajín, 2018). Ha sido incluida en diversas antologías y algunos de sus poemas han sido traducidos al alemán, chino e inglés.
«Decir otro lugar oscila en la frontera entre el aforismo y el poema en prosa, explora las posibilidades sintéticas —angustiosas y sorpresivas— de la poesía en dos caminos, uno horizontal que avanza mientras explora los secretos y otro vertical que se detiene para profundizar el cuerpo de esa alteridad que sirve de oyente. Decir otro lugar se presenta como una bocanada de aire fresco en el marco de la poesía mexicana actual».
A continuación te presentamos una entrevista con esta escritora, investigadora y estudiosa de la poesía mexicana contemporánea, para Puntos y Comas.
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1.- Me llama la atención que este poemario está construido en prosa más que en verso. ¿Por qué desarrollarlo de esta forma, como recolectando reflexiones en una especie de anecdotario?
Porque justamente una de las preguntas que me planteé antes de la escritura de este libro, fue sobre la forma literaria que seguiría. Me interesaba dialogar con la narrativa, a pesar de saber que el libro se vendería como un libro de poesía y se colocará en ese respectivo estante de la librería. Sin embargo, los recursos formales que me ofrecía la narrativa me servían más para contar lo que quería contar.
Coincido con el término de anecdotario, creo que de alguna manera sí va por ahí. Estas historias son justamente anécdotas de personajes que nunca aparecen con un nombre en el libro y que le van dando forma. Entonces en concreto hay una reflexión de mi parte en torno a la forma literaria que quería seguir para escribir este libro y cuyo propósito principal era contar esas historias.
2.- «Contamos historias y no empiezan con Había una vez» es como un mantra en algunas páginas. ¿Qué significa esta frase para ti?
Tiene que ver justamente con la estructura del libro. Intenté privilegiar todo el tiempo a la idea de narratvia y de este contar historias, y pienso que uno de los lugares comunes, por ejemplo en la narrativa infantil, es esta frase al incio de todos los cuentos. Acá yo estoy subvirtiendo esta idea tradicional y lo que quiero decir es: «Lector, esto que vas a leer no es propiamente un cuento». Te vas a encontrar con historias totalmente cotidianas, anodinas, intrascendentes, pero que también hablan de la violencia y del desamparo que vivimos en este país que puede ser México o cualquier otro.
3.- Los temas como violencia, supervivencia, el cuerpo, los recuerdos son clave en este libro. ¿Nos puedes contar por qué quisiste reflexionar en torno a esto? ¿Qué es la memoria para ti?
Este libro lo fui escribiendo a la par de una estancia postdoctoral que realicé en la UNAM. El tema principal de esta estancia fue «Escrituras literarias producidas en contextos de violencia de Estado». Por supuesto esta era una investigación de orden académico, sin embargo a medida que yo iba leyendo textos teóricos y críticos, pero también el corpus literario con el que iba a trabajar, me di cuenta de que tenía la necesidad de poder contar esto que estaba leyendo desde un lugar distinto, además siendo habitante de este país.
Los conceptos que atraviesan todo el libro son justamente: territorio, Estado, país, violencia y memoria, pues la memoria me parece un factor importantísimo para el libro. Hablo de las memorias del pasado reciente, pero también de lo que está ocurriendo ahora, de esto que no se nos puede olvidar. Creo que hay un juego no dicho, que se va sugiriendo, entre la historia y lo político, pero también lo más inmediato, lo más doméstico. Esa es la historia de la cual parte este libro y sus temas.
4.- Lamentablemente la violencia nos trastoca a todos, en distintos niveles y formas. ¿La literatura y el arte, la poesía particularmente, puede generar un cambio? ¿En general la experiencia estética despierta la reflexión y la empatía en el individuo?
Se podría pensar que es algo romántico, sin embargo me voy más del lado de la empatía y la reflexión. Es un hecho que el arte es una de las formas de hacerle frente a toda la violencia que vivimos hoy en día y a través de la historia. De manera cíclica y permanente el arte ha sido esa trinchera de resistencia. Eso lo creo firmemente y además está comprobado históricamente.
Respecto a la poesía como género literario, y específicamente este libro, creo que a la poesía se le ha mirado a partir de un cliché; como una especie de divertimento o fuga catártica para olvidarnos de lo que está pasando. En una visión muy tradicional, algunos pensarán que la poesía únicamente habla del amor y que tiene que rimar. Yo creo que es justo lo opuesto.
A mediados de la década de los setenta hasta la fecha, creo que la poesía en América Latina ha sido un espacio de reflexión, crítica y resistencia contundente y real. Los ejemplos son un montón y te podría mencionar infinidad de poetas. En ese sentido, creo que la poesía no es en absoluto un espacio de ingenuidad o mera utopía