Impacta especialmente en las mujeres, debido a que a mayor edad, la salud ósea comienza a disminuir naturalentamente, y al ejercitarse se corre el riesgo de fracturas en los huesos.
Madrid, 19 de septiembre (EuropaPress).- Hacer dieta mientras se hace ejercicio físico puede ser perjudicial para la salud ósea, según han alertado investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, EU, en un estudio publicado en el Journal of Bone and Mineral Research.
El trabajo se centra en la grasa de la médula ósea de ratones. Y es que, aunque la grasa en el hueso es poco conocida, hasta la fecha se cree que es perjudicial para los huesos de los mamíferos, incluidas las personas, porque debilita los huesos.
Precisamente, el grupo de investigadores ya había analizado los efectos del consumo de calorías en la grasa de la médula ósea, junto al papel que desempeña el ejercicio, descubriendo que en la obesidad causada por el exceso de calorías, se acumula también una mayor cantidad de grasa de la médula ósea.
Asimismo, comprobaron que el ejercicio en ratones obesos y de peso normal redujo la grasa de la médula ósea y mejoró la densidad de los huesos. En el nuevo trabajo, los científicos analizaron lo que sucede con la grasa de la médula ósea y la salud general de los huesos al restringir las calorías.
Para ello utilizaron cuatro grupos de ratones: uno con una dieta regular (RD), otro con una dieta restringida en calorías (CR), un grupo RD que hacía ejercicio y un grupo CR que también se ejercitaba. Los ratones en el grupo CR comieron un 30 por ciento menos de lo que comieron los ratones RD.
Para el contexto en humanos, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), una mujer «moderadamente activa» de alrededor de 30 años debería consumir 2 mil calorías por día. Una reducción del 30 por ciento equivaldría a una dieta de mil 400 calorías por día, que es aproximadamente la cantidad sugerida a la mayoría de las mujeres que intentan perder peso.
RIESGOS DE FRACTURAS
«Hemos descubierto que los ratones en el grupo CR perdieron peso, pero también tuvieron un aumento en la grasa de la médula ósea. Esta fue una restricción calórica leve, y encontramos un aumento significativo de grasa en la médula ósea. Este grupo también tuvo una disminución en la cantidad de hueso, ya que tuvieron menos hueso en general como consecuencia de la reducción de calorías», han explicado los expertos.
Y es que, cuando se introdujo el ejercicio en el grupo CR, la grasa de la médula ósea disminuyó como lo había hecho en estudios anteriores, pero la cantidad y calidad general del hueso también lo hicieron. Por ello, en lugar de hacer que los huesos sean más robustos, el ejercicio los hizo más frágiles cuando se combinaba con la restricción calórica.
«Mirando esto desde una perspectiva humana, incluso una dieta baja en calorías que sea muy saludable desde el punto de vista nutricional, puede tener efectos negativos en la salud ósea, especialmente en combinación con el ejercicio. Esto es importante para las mujeres porque, a medida que envejecen, la salud ósea comienza a disminuir naturalmente. Su ingesta de calorías y su rutina de ejercicio pueden tener un gran impacto en la fortaleza de sus huesos y su riesgo de fractura o fractura», han zanjado los investigadores.