Rogelio Guedea
19/09/2017 - 12:05 am
Gobernador «Nacho» Peralta vs magisterio colimense
El magisterio colimense se siente vejado y con sobrada razón: el Ejecutivo estatal los ha dejado a la deriva.
Desde su inicio como Gobernador hace casi ya dos años, inicio ensombrecido por el fraude electoral y la ilegitimidad, la administración del Ejecutivo estatal José Ignacio Peralta Sánchez se fue literalmente de bruces.
Lo primero que saltó a la vista fue la violencia, que se exacerbó de tal modo que Colima desde entonces ocupa el primer lugar en homicidios dolosos a nivel nacional por cada cien mil habitantes, todo ello por carecerse de una estrategia real contra la inseguridad. Si a esto agregamos el incremento desorbitado de los robos a casa habitación y los feminicidios, la situación de violencia tiene a la sociedad contra la espada y la pared, sin esperanzas de que termine.
Poco después vino una hecatombe de corrupción y de malos manejos financieros en el sistema de salud. Recientemente hubo una huelga de residentes que denunciaron no contar ni con lo mínimo para poder dar los más indispensables servicios.
Semanas antes, varios periodistas y medios de comunicación ya habían señalado un desfalco de 40 millones, señalando a un empresario cercano al Gobernador Peralta Sánchez como responsable del mismo. Este empresario habría recibido la millonaria suma sin haber entregado los medicamentos.
Por si lo anterior fuera poco, y como una cereza más del pastel (porque es uno de los temas más sensibles en la actualidad), líderes magisteriales apoyados por un gran conglomerado de maestros tomaron por asalto las oficinas de la Secretaría de Educación, impidiéndole el ingreso al encargado del ramo, Oscar Javier Hernández Rosas, de quien pidieron su dimisión por actos de corrupción, despotismo, deudas al magisterio y por haber tomado la decisión unilateral de tomar drásticas medidas en detrimento de la calidad educativa.
Lo malo es que para estos tres rubros hoy por hoy más importantes de Colima (seguridad, salud y educación), el Ejecutivo estatal se ha mostrado incapaz, deshonesto y hasta temerario, pues les ha dado la espalda como si no recordara que, durante su campaña, fueron los ejes rectores de su discurso electoral: “vas a vivir feliz, seguro”.
Nada de esto, lamentablemente, fue verdad, y él mismo lo dijo no hace mucho en el mismo congreso: todo fue más que un slogan de campaña.
Con respecto al plantón de maestros, que ya lleva más de una semana, es importante decir que fue este sector el que prácticamente le dio el triunfo en las pasadas elecciones gracias al número de votos que le otorgó.
En aquel tiempo. el hoy mandatario prometió darles certidumbre y dignidad a este gremio tan importante para el desarrollo de nuestro Estado. Hoy todo eso, sabemos, puede estar enmarcado en un mero slogan de campaña, y nada más.
El magisterio colimense se siente vejado y con sobrada razón: el Ejecutivo estatal los ha dejado a la deriva.
De aquel entonces candidato que los “apapachó” durante su campaña, estuvo atento y juró que lo que les prometía era una verdad como un templo, no queda nada, sólo el recuerdo ingrato de, dicho sea de paso, un ingrato.
En Colima se le ha criticado al Gobernador sus repetidas ausencias. Le llaman el “viajero frecuente” (la sociedad no se equivoca a la hora de poner motes), casi no está en el Estado y cuando está no atiende los asuntos torales, como los antes referidos.
A escasos dos años del mandato de Peralta Sánchez la decepción se ha instalado en la sociedad y no parece que haya nadie que pueda arrancarla, aun cuando el gobierno pague sumas millonarias a los medios de comunicación que tiene cooptados, dos de los principales propiedad de sus propios familiares.
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