El Cairo, 19 jul (EFE).- Las tropas del régimen sirio y combatientes del grupo libanés Hizbulá continuaron hoy por decimoquinto día consecutivo su asalto a la ciudad de Al Zabadani, al noroeste de Damasco, donde murieron veinte rebeldes.
Según explicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, se registraron en esta jornada al menos ocho ataques con cohetes, así como bombardeos con barriles de explosivos.
Desde el inicio de la ofensiva, las fuerzas gubernamentales han lanzado más de 583 cohetes y barriles, y cientos de ataques con proyectiles de mortero y cohetes tierra-tierra, indicó el Observatorio.
Hasta el momento, las fuerzas del régimen y Hizbulá solo han logrado tomar partes del barrio de Al Yamyat y varios edificios en el noroeste y sureste de la ciudad.
Una unidad del Ejército, junto con milicianos libaneses, mató a al menos veinte «terroristas» que intentaban escapar de Al Zabadani y se incautaron de armas y municiones, según la agencia oficial Sana.
Las fuerzas armadas tienen cercada la ciudad e intentan cortar todas las vías de suministros para que los rebeldes acaben con sus municiones.
El objetivo es dominar esta estratégica ciudad y acabar con los últimos focos rebeldes que quedan en zonas fronterizas entre Siria y el Líbano.
Ayer, la agencia oficial siria Sana informó de que el ejército sirio mató a cuarenta «terroristas» en una emboscada en Al Zabadani, en la que contó con la colaboración del grupo chií libanés Hizbulá.
El pasado 4 de julio, el ejército sirio y Hizbulá iniciaron una ofensiva para expulsar al Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en este país, y otras organizaciones afines de Al Zabadani.
Esta zona, fronteriza con el Líbano, es estratégica para el régimen porque está ubicada en la ruta que une Damasco con la provincia central de Homs y las regiones costeras del norte, por lo que facilita el traslado de sus fuerzas, armamento y combustible.
Por otro lado, su control ayudaría al Gobierno a proteger la capital y las localidades de su extrarradio, y cerraría todos las posibles conexiones con el Líbano.
Para los rebeldes, su importancia radica en su proximidad a Damasco y a que abre frentes de batalla hacia las provincias costeras de Latakia y Tartús, bastiones gubernamentales, desde donde las autoridades lanzan ataques contra posiciones de los insurgentes en el norte.