En 2019 el IMUVI registró 102 asentamientos irregulares y aunque al 2021 anuncia la regularización de 32 asentamientos, reporta 100 en la misma situación en marzo de este año. Los datos del Observatorio Ciudadano de León, por su parte, elevan esa cifra a 250.
Por Alonso Merino Lubetzky
Ciudad de México, 19 de mayo (PopLab).- Con 71 años de biografía, Juana espera otro desalojo. Esta vez no será por la violencia criminal, sino por la del crecimiento urbano no planificado y los negocios fraudulentos de la venta ilegal de terrenos. La primera parte de su historia no la cuenta, pero hace 27 años que habita la periferia urbana de la ciudad de León. Desplazada casi la mitad de su vida, hace tres meses se enteró que por vivir sobre un gasoducto de Pemex, lo que consideraba su mayor patrimonio, su casa, es en realidad una bomba de tiempo. Ahora debe asumir nuevamente el costo de habitar las orillas y pagar por su reubicación.
Juana junto con 12 familias vive en la zona poniente-sur del llamado polígono de desarrollo San Juan de Abajo, un viejo ejido que se convirtió en colonia periférica empujada por la extensión de la frontera urbana de León; la tercera ciudad más grande de México según el último censo nacional y la capital económica de Guanajuato.
Vista desde los planos oficiales, León es una mancha amorfa con la mayoría de su población apelmazada en los márgenes; la más vulnerable también a la creciente inseguridad del estado por la falta de seguridad pública, a la ausencia servicios médicos y de equipamiento urbano. Según el último Reporte Trimestral de Incidencia Delictiva (enero-marzo 2021) del Observatorio Ciudadano de León, San Juan de Abajo es la 3.ª colonia en la ciudad con mayor robo a casa-habitación.
De acuerdo con el Instituto Municipal de la Vivienda (IMUVI), las familias que viven sobre el ducto serán trasladadas a 13 kilómetros en línea recta a otro polígono de desarrollo, Jacinto López, donde también es norma la falta de agua potable, drenaje, electricidad, alumbrado público, pavimentación, transporte, fuentes de empleo dignas y seguridad.
«Colinas del Recuerdo» es el nombre del proyecto de vivienda del IMUVI en Jacinto López, el nuevo destino para familias que, como la de Juana, fueron engañadas con «papeles» de compra-venta para la adquisición de sus casas, pero sin escriturar sus predios.
El costo para cada familia reubicada será de 330 mil 362 pesos con mensualidades desde 1 mil 752 a pagar por 20 años, con una tasa del 8 por ciento y un enganche de 9 mil 912 pesos. «Aunque el terreno será gratis», dice Juana.
«Que nos iban a dar el terreno de las mismas medidas y nos iban a fincar, pero después vamos a pagar. Yo les dije que yo no tengo de dónde cubrir esa suma, pues yo estoy sola. ¿Cómo voy a abonar? Lo que nos dijeron fue: te tienes que ir de aquí, no puedes quedarte aquí. Te vas a la Jacinto López. ¿Lo tomas o lo buscas tú sola por tus medios?»
TECHO DIGNO, PERO NO PARA TODOS
Fabiola, presidenta de colonos de la zona poniente-sur de San Juan de Abajo, explica que se enteraron del desplazamiento cuando el IMUVI le dijo a varias familias que no podían ser beneficiarias del programa de vivienda «Techo Digno». Luego supieron que era porque sus casas fueron construidas sobre el gasoducto de Pemex.
«A ciencia cierta no saben a cuántos afecta más que a las casas a las que les pasa por el ducto por abajo. Antonio (un vecino) me dijo que pasa por debajo de su tolvero. A todos ellos se les negó el apoyo de ‘Techo Digno’ por el ducto de Pemex. Les dijeron que estaban en una zona de riesgo y que el apoyo no se les podía dar porque no podían vivir ahí».
Para Patricia es distinto. Ella vive desde hace dieciocho años en esta orilla de la ciudad, pero sabe que será reubicada desde hace diez. «Nos enteramos porque nosotros fuimos a meter solicitud para los postes de luz y fue cuando nos dimos cuenta que aquí estaba el ducto de Pemex». Patricia dice que no es justo que pierdan el patrimonio de tantos años.
«Que verifiquen bien. No es justo que nos quiten la casa. Qué tiene que nos dieran el terreno, pero cómo voy a pagar yo algo que ya está hecho. Independientemente de cada quién como tenga su casita, no porque unos tengan colado y otros tejabancito se les va a cobrar más o menos. No se trata de eso. Todos nos hemos quedado hasta sin comer por dar el abono para nuestras casas. Yo llegué en tejabanes, para que lleguen de gobierno y te digan ¿saben qué?, ¡sálganse!».
Ella y su familia tienen una tienda de abarrotes y su casa está terminada desde hace tiempo. Les dijeron que su vivienda en San Juan de Abajo se quedaría «en resguardo» y que su nueva casa en Jacinto López la iban a pagar en abonos de mil 500 pesos mensuales hasta liquidar «más de 360 mil pesos por la finca completa».
«¿En resguardo de quién? —se pregunta— Tú crees que en cuanto te salgas no va a venir una pinche máquina y te la tumben. Porque estás firmando, cediendo. Uno no sabrá de política, pero hay que ser honestos».
Juana, como Patricia, cuenta que con mucho esfuerzo levantaron su casa. «Pusimos puertas, acomodamos el techo, ventanas y lo demás. Cuando nos vendieron solo estaba el cuartito todo derrumbado, pero no tenía la placa de ‘Techo Digno’ ni nada», dice.
EL NEGOCIO DE NO SER VISTOS
Bety, la hija de Juana, dice que a ella le tocó «fincar» la casa de sus papás. «Año tras año me quedaba sin estrenos por invertir en la casa y mira ahora en lo que quedó. Permiten que se sigan vendiendo lotes así sin ninguna investigación. Los venden en caliente y después de 20 años pasa esto y los tienen que reubicar. Siento que lo hacen con alevosía y ventaja».
Juana vive con Feliciano, su esposo. Ambos dependen económicamente de sus hijos y de la pensión del Bienestar que reciben cada dos meses. Feliciano es fotógrafo independiente, pero con la pandemia se ha quedado sin eventos y su ingreso familiar ha disminuido considerablemente.
Aunque el IMUVI reporta a POPLab que serán «49 personas aproximadamente distribuidas en tres calles donde pasa el ducto de Pemex» que se verán afectadas, a la colonia no ha llegado la información completa. A familias como la de Juana, Fabiola y Patricia les vendieron los terrenos con un simple «papel de compra-venta» y sin escrituras, por lo que hoy no tienen certeza jurídica para sus predios.
Fabiola llegó a San Juan de Abajo cuando se casó. Fue donde pudo comprar, porque —según cuenta— los terrenos estaban a 35 pesos el metro y a pagar en abonos de 100 o 200 pesos por semana. Por todo el «polígono» se pueden ver lonas colgadas ofreciendo la escrituración de los terrenos; muchos de ellos mediante servicios fraudulentos. Juana y su familia, han invertido arriba de 280 mil pesos en la construcción de su casa en San Juan de Abajo; monto que deberán volver a pagar, y más, con su reubicación a Colinas del Recuerdo.
«El dueño del terreno bien sabe que el ducto pasaba por ahí. No debía de haber vendido. Y aunque según nosotros la libramos, si hay una explosión nos toca a todos. Hasta la entrada del rancho se chinga, pero el problema aquí es eso, se me hace un problema grande. Si el señor hubiera respetado no vender en esta zona todo sería diferente, pero por sacar dinero le vale chingar a más gente», comenta Patricia.
La falta de información clara por parte del IMUVI ha causado conflictos en la comunidad, pues en un inicio los afectados no sabían por qué habían sido excluidos del listado de beneficiarios del programa «Techo Digno». Como presidenta de la colonia, Fabiola ha tenido que dar la cara por el municipio a las personas a las que no se les benefició. «Me echaban la culpa a mí que no les tocó en el listado», dice.
«Nosotros necesitamos que venga Pemex o IMUVI y nos digan de dónde a dónde se van a ver afectadas las familias, pero que nos lo especifiquen bien. Nos dijeron que van a venir los de Pemex para que dijeran exactamente cuáles casas están dentro de la zona de riesgo, pero aquí no se han parado», señala Fabiola.
El temor es suficiente para hacerlos perder la esperanza. Los habitantes de zona poniente-sur de San Juan de Abajo no solo no saben quiénes serán reubicados precisamente, sino que tampoco saben cuándo. A unos cuantos metros de la autopista León-Salamanca, las familias habitan literalmente los márgenes de la cabecera municipal.
ENTRE LA VIOLENCIA Y EL HUACHICOL
Juana llegó a San Juan de Abajo huyendo de la violencia de otro polígono de desarrollo, 10 de Mayo, ubicado a pocos kilómetros de su casa actual. Su antigua colonia se llama Valle de San José. Se mudó de Valle a San Juan de Abajo porque sus hijos estaban amenazados de muerte por una banda delincuencial.
«Ahí duré como 23 años en esa colonia, era una casa propia. Mis hijos tuvieron un problema con unos vecinos: me los querían picar y decidimos mejor irnos. Mis hijos eran muchos y no se iban a aguantar. Yo no quería ni que den, ni que les den, y mejor nos fuimos. Por eso estoy acá, pero si no, todavía allá estuviera», cuenta Juana.
La última advertencia fue cuando golpearon a su hijo. Estaba estudiando la universidad y tenía que entregar tareas. Perdió sus estudios porque estuvo todo una semana recuperándose de las heridas. «Venimos corriendo por la violencia, por ese problema», cuenta.
A cuatro años de vivir en San Juan de Abajo, Juana dice que, aunque ya no se ve el huachicol, en años anteriores sí se veían las llamas cuando se ordeñaba el ducto. Todavía hace unos meses vieron cómo una llama gigante se prendió a pocos metros de su casa. «Durante varias horas se estuvo tirando la gasolina. Algo les salió mal», agrega Fabiola.
«Ya desde entonces se escuchaba que nos iban a quitar porque pasaba el ducto. En los primeros años que yo me vine pasaba un trabajador de PEMEX haciendo su recorrido. Yo le pregunté y me dijo que Pemex no había dado instrucciones de nada».
La hija de Juana, Bety, cuenta que seguido se instalan retenes en la entrada de la calle que llega a casa de su papás. A los pocos metros de su casa hay un Centro de Rehabilitación “donde suceden cosas raras”, dice. Explica que con mucha frecuencia patrullas y camionetas de la Guardia Nacional rondan las calles de terracería aledañas.
LOS ASESINATOS IRREGULARES Y EN RIESGO
San Juan de Abajo y Jacinto López son dos de los ocho polígonos de desarrollo delimitados por el Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN). Ambas son de las zonas de la ciudad con los mayores grados de marginación y rezago social según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) y el Índice de Marginación Urbana del Consejo Nacional de Población (CONAPO).
De acuerdo con el Programa Municipal de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Ecológico Territorial (PMDUOET) de León publicado en 2020, los polígonos de desarrollo siguen siendo las zonas de mayor déficit de equipamiento urbano, servicios públicos y terrenos irregulares, pese a que la política de delimitación de los polígonos tiene once años como un intento de reducir los niveles de pobreza y rezago social.
En 2019 el IMUVI registró 102 asentamientos irregulares y aunque al 2021 anuncia la regularización de 32 asentamientos, reporta 100 en la misma situación en marzo de este año. Los datos del Observatorio Ciudadano de León, por su parte, elevan esa cifra a 250. En el caso específico de San Juan de Abajo el IMUVI reporta siete asentamientos de origen irregular: Oriente, Bautista «Las Mariposas», Centro, Oriente-Sur, San Joaquín, Poniente y Poniente-Sur.
El proyecto de vivienda Colonias del Recuerdo al que serán reubicadas las familias de San Juan de Abajo poniente-sur se ubica a un costado de la colonia Periodistas Mexicanos dentro de Jacinto López. Consiste en la construcción de 135 viviendas unifamiliares con dos recámaras, sala comedor, un baño completo, patio de servicio y cochera, «con opción a ampliarse horizontalmente», afirma el IMUVI.
Colinas del Recuerdo, que aún es un proyecto ejecutivo, estará dirigido «a personas que viven en zonas de riesgo como arroyos, laderas, ductos de Pemex, etc., así como público en general que carece de prestaciones sociales y que no ha podido adquirir una vivienda propia».
En total el IMUVI reporta la existencia de 492 lotes habitados en las colonias Cantarranas, Chepinque, La Lomita, “Gasera Barbecho” en Los Durán, San Juan de Abajo, Valle de San Juan y Jacinto López, clasificadas como zonas de riesgo en toda la ciudad. De todos ellos, los lotes afectados por ductos de Pemex son 158 predios habitados.
De acuerdo con Comunicación Social de Protección Civil de León, al Sur-Oriente de la ciudad se ubican dos poliductos de Pemex que transportan químicos derivados del petróleo, uno de ellos es el que atraviesa la zona poniente-sur de San Juan de Abajo. Las notificaciones de riesgo en la colonia, sin embargo, son respecto a cimentación irregular como consecuencia de las lluvias, pero no con relación a incidentes sobre el ducto o a la extracción ilegal de combustible.