Los investigadores consideran que la haloclastia no sólo está debilitando químicamente las superficies de las cuevas, sino que el crecimiento de los cristales de sal por detrás de las pinturas rupestres provocan que éstas se desprendan de las paredes.
Sídney (Australia), 19 may (EFE).- El cambio climático es el responsable del «ritmo alarmante» de destrucción de algunas de las pinturas rupestres de la isla de Célebes, que datan de hace 44 mil años y son consideradas como las representaciones de cacería y seres míticos más antiguas del mundo.
El impacto directo del desarrollo industrial, la minería, la alteración de los estados climáticos por efecto del calentamiento global son la mayor amenaza para la conservación del arte de la edad de hielo de la zona tropical, según un reciente estudio publicado en la revista Scientific Reports.
«En mi opinión, la degradación de este increíble arte rupestre va a empeorar cuanto más suban las temperaturas globales», remarcó Jillian Huntley, de la Universidad Griffith, al referirse al gran reto en la conservación de la pinturas rupestres en el sur de la isla Célebes, también conocida como Sulawesi.
Huntley lideró a un equipo de investigadores australianos e indonesios que analizaron la creciente pérdida de las superficies en las cuevas de piedra caliza pintadas en Célebes, lugar que guarda las evidencias más antiguas de la presencia de los humanos modernos en las islas entre Asia y Australia-Nueva Guinea, una zona bautizada como «Wallacea».
Las representaciones de Célebes -a diferencia de las pinturas rupestres de Altamira (España) y Lascaux (Francia) que se encuentran en zonas de clima temperado- están en pleno trópico, en donde «el calentamiento global puede ser hasta tres veces mayor», de acuerdo a un comunicado de la Universidad Griffith emitido el viernes.
Los investigadores consideran que este clima crea las condiciones ideales para que se descomponga la piedra en virtud de la combinación de las altas temperaturas y un gran número de días secos con la retención de las aguas de las lluvias que generan los monzones en los campos de arroz y los estanques de acuicultura.
En esas cuevas del sur de Célebes, el equipo científico halló evidencias de cristalización de la sal (haloclastia) en los paneles de arte rupestre del Pleistoceno en once lugares de los yacimientos arqueológicos de Maros-Pangkep, que consideran son producidas por estas condiciones climáticas.
«Me quedé conmocionada por la prevalencia de los cristales de sal destructivos y su química en los paneles de arte rupestre, algunos de los cuales sabemos que tienen más de 40 mil años», comentó Huntley.
Otro arqueólogo del proyecto en Maros-Pangkep, alertó que en lugar se ha registrado «una rápida pérdida de escamas del tamaño de una mano en estos antiguos paneles artísticos en una sola temporada (menos de cinco meses)».
«Además de estudiar cómo se están formando las sales en las paredes de las cuevas, es importante tener en cuenta el análisis de la composición de los pigmentos del arte rupestre y las técnicas de producción de las imágenes, que posiblemente podrían aportar información sobre por qué algunos motivos individuales se exfolian más rápidamente que otros», agregó el arqueólogo indonesio Rustan Lebe.
Maros-Pangkep, uno de los yacimientos arqueológicos del Pleistocenos más importantes del mundo, aloja más de 300 cuevas con arte rupestre, aunque los científicos australianos e indonesios, como los del centro de investigación arqueológica del país asiático ARKENAS, siguen descubriendo nuevos lugares cada año.