«Somebody Told Me», «Spaceman» o «Miss Atomic Bomb», fueron las canciones que pusieron a bailar y corear a todos presentes, quienes disfrutaron de una puesta en escena impecable, adornada con un espectáculo de luces deslumbrante.
Alberto Valdés
Santiago de Chile, 18 marzo (EFE).- The Killers cerró por todo lo alto este domingo la octava edición del Lollapalooza Chile 2018, con un espectáculo al más puro estilo Las Vegas, su ciudad natal, en el que todo estuvo sincronizado para ofrecer el mejor show posible: las música, la puesta en escena y el diálogo constante con el público.
La banda de rock estadounidense congregó a cerca de 70 mil personas frente al escenario principal del Parque O Higgins, en una noche en la que compartió el protagonismo con un compatriota, el rapero Wiz Khalifa, que invitó a «volar» al público más joven.
«El Hombre» (The Man), fue la canción con la que The Killers dio inicio a su esperada actuación en Santiago, una elección que se convirtió en todo un advenimiento de lo que iba a ocurrir en la próxima hora y media, en la que Brandon Flowers, cantante y líder del grupo, acaparó todas las miradas.
Después llegaron «Somebody Told Me», «Spaceman» o «Miss Atomic Bomb», las cuales pusieron a bailar y corear a todos presentes, quienes disfrutaron de una puesta en escena impecable, adornada con un espectáculo de luces deslumbrante.
En ese mismo momento, a unos 400 metros de distancia, otro espectáculo completamente diferente tenía lugar: el concierto de Wiz Khalifa, un show estéticamente sobrio pero que rebosa energía.
El rapero supo compaginar la selección de canciones más desconocidas con otras que ya son himnos para una generación como «Black and Yellow» o «Young, Wild and Free», logrando que tanto fanáticos como simples adoradores del género se sintiesen complacidos.
El sabor amargo de la jornada estuvo marcado por lo ocurrido unas horas antes, debido a una nueva serie de problemas logísticos, que esta vez afectaron al cantante Liam Gallagher, quien abandonó enojado el escenario después de interpretar únicamente tres canciones.
El exvocalista de Oasis volvió sobre sus pasos a los pocos minutos, pero solo para indicar que cancelaba la actuación porque le «sonido estaba horrible» y que no iba a «gritar» porque «no merece la pena».
Por otro lado, la cantante neoyorkina Lana del Rey se desquitó de las críticas que vertieron sobre ella varios medios argentinos después de su actuación en el Lollapalooza Argentina 2018, que se celebró también este fin de semana en el país vecino, por haber «adormecido» al público.
La joven promesa del indie pop ofreció uno de los conciertos más multitudinarios de esta edición, en el que repasó algunos de sus éxitos más famosos como «Born to die» o «Lust for life» y se dejó querer por sus fans, a los que tocó directamente cuando bajó del escenario para recorrer el camino que divide al público en dos.
Otro de los afectados por los problemas de organización fue Mac DeMarco, que tuvo que adelantar su concierto una hora, a pesar de lo cual el cantante, escritor y multinstrumentalista deleitó a un público heterogéneo que salió convencido de su calidad musical.
Por su parte, Quique Neira, el prestigioso cantante de reggae chileno que ha conseguido convertirse en una de las voces más respetadas del movimiento en America Latina, cosechó otro de los grandes éxitos de la jornada.
Neira actuó en uno de los escenarios mejor situados de todo el parque para disfrutar de buena música y sentir el frescor de los árboles, algo necesario cuando la piel, ya maltratada tras dos días de festival bajo el sol, necesita un descanso.
El cantante ofreció allí un show en el que depuró de malas energías de todos los presentes con canciones como «Yo planto», «Amor prohibido» o «Latinoamérica Libre», mientras el cielo dibujaba los colores del atardecer.
A partir de ese momento, la noche comenzó a caldearse con el directo de El Búho, el dj de origen de inglés que encontró «la inspiración» en los bosques de América Latina.
Su música indujo al trance a un número cada vez mayor de personas que danzaban sincronizadas, al tiempo que se dejaban llevar por un experimento musical que entremezcla el sonido de cascadas con el canto de pájaros y sonidos electrónicos, creando un universo bucólico de ensueño místico.
Una línea que siguieron los chilenos Matanza, que tomaron las riendas de la noche con su mezcla de sonidos andinos con techno, house y dub, que puso a bailar cada vez más rápido a un público que ya estaba listo para cerrar la noche con la entrada de The Killers y Wiz Khalifa.
De esta manera terminó la octava versión del festival Lollapalooza Chile 2018, que a pesar de los problemas registrados en varias actuaciones, ha cumplido los deseos de sus fans más acérrimos, aquellos que no dejaron de tomarse «selfies» durante todo el fin de semana, y de aquellos que acuden solo por una banda.