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La comedia mexicana replica discursos de odio, pero una nueva generación dice basta

19/02/2022 - 10:00 pm

¿Qué hay detrás de un chiste machista, racista, misógino, homófobo, transfóbico, clasista, gordofóbico, disfóbico y xenófobo?, ¿qué tanto dice de la sociedad como la mexicana este «humor»?, ¿pasa algo sí mantenemos estos discursos? Por décadas la manera de hacer comedia se ha transformado, pasan caras y las formas en que disfrutamos de rutinas humorísticas, pero lo único que parece mantenerse hoy en día son los discursos de odio hacia los sectores más vulnerables.

Ciudad de México, 19 de febrero (SinEmbargo).– El humor de los mexicanos parece no tener límites. Lo encontramos por todos lados y hasta por debajo de las piedras: ya sea en las calaveritas que le dedicamos a la muerte o en las desgracias de lo acontece día a día, en los libros, la televisión y hasta trasformado en forma de meme.

Sin embargo, a través de las décadas, de los distintos rostros de comediantes y las formas de hacerlo llegar a un público lo único que se ha mantenido es el humor a través de discursos machistas, racistas, misóginos, homofóbicos, transfóbicos, clasistas, gordofóbicos, disfóbicos y xenófobos.

Ante ello, surge la pregunta: ¿es válido recurrir a esos discursos para hacer una rutina humorística?, ¿existe algún límite en nuestra libertad de expresión cuando los decimos?

«Se vale hacer comedia de lo que quieras, no pasa nada. Haces chistes, todos los hacemos, los hacemos en las comidas familiares, los hacemos con los compas. Todos hacemos chistes de lo que queramos, nada más que, aquí viene el asunto, si vas a hacer chistes de cierto grupo, y ese grupo se encabrona y va y te la cobra, y te censura. Yo estoy totalmente en contra de la censura, creo que la libertad de expresión debe existir, pero también hay límites que se tienen que entender», expuso en entrevista el actor y promotor en contra del racismo, Tenoch Huerta.

En ese sentido, la Declaración Universal de los Humanos señala que: «toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea oralmente, por escrito, o a través de las nuevas tecnologías de la información, el cual no puede estar sujeto a censura previa sino a responsabilidades ulteriores expresamente fijadas por la ley».

Irasema Yazmín Zavaleta Villalpando, encargada del despacho de la presidencia del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), matizó el límite que existe en esta delgada línea entre ejercer la libertad de expresión y usarla para difundir discursos de odio.

«Este derecho tiene sus limitantes cuando se trata de la vulneración de la dignidad humana y de algún otro derecho humano de alguna persona, y en ese sentido por supuesto que el tema de las burlas homofóbicas, las burlas transfóbicas, disfóbicas, el tema racista, todo eso que por supuesto se transgrede en esa área de protección de las personas, es por eso que es tan importante detener ese tipo de burlas, de mofa, porque al final, tiene que ver con la comunicación tanto oral como la escrita o la gráfica, finalmente tiene todo un sistema de pasar a través de un conocimiento, de un procesamiento intelectual, primero por un conocimiento sensorial, pasa por la vista, por la boca porque tú lo hablas o lo escribes y luego todo esto se convierte en un pensamiento que puede luego transformase en una acción. Entonces, es tratar de detener la generación de una bola de nieve, que pueda detonar actos incluso violentos».

COMEDIA COMO REFLEJO DE LA SOCIEDAD

«Llegan a un bar un chino, un gringo y un mexicano…», «…pero entonces se dio cuenta que en realidad no era una mujer, ¡era hombre!…», «¿Qué diferencia hay entre una pizza y un judío?…», «‘Una mujer’, ajá, ‘manejando’ (risas)»…

¿Quién no ha escuchado algo así?

En México una de cada cinco personas de 18 años y más declaró para la Encuesta Nacional de Discriminación —realizada por en conjunto por el Inegi, Conapred, UNAM, Conacyt y CNDH en 2017— haberse sentido discriminada en el último año.

Más de la mitad de esta población (53.8 por ciento) percibe la discriminación por su tono de piel, peso o estatura, y forma de vestir o arreglo personal. Los indígenas y personas con alguna discapacidad, de acuerdo con la encuesta, fueron las comunidades de mexicanos más vulnerables.

En esta misma encuesta, destacó que los encuestados perciben en un 42 por ciento que en el país se respetan poco o nada los derechos de personas nacidas en el extranjero.

En tanto, la Encuesta sobre Discriminación por motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género (Endosig 2019) reveló que el 59.8 por ciento de la población LGBT+ consultada se sintió discriminada por su aspecto físico, la forma de hablar o de expresarse.

En ese sentido, la comediante Adriana Chávez, la primera lesbiana en hacer Stand Up en México y con más de una década de carrera en los escenarios, atribuye la supervivencia de estos discursos de odio que se difunden bajo el velo de los chistes como una muestra de lo que se propaga en nuestra misma sociedad.

«La comedia es un reflejo de la sociedad, yo siempre digo que la comedia es tan libre como la misma sociedad que la produce. Si tienes una sociedad machista, pues obviamente la comedia que va producir a esa sociedad», asegura.

Para la activista transgénero Ophelia Pastrana, que también ha incursionado en la comedia, la reproducción de estos discursos habla mucho de una sociedad patriarcal:

«Un grupo de hombres al hacer chistes de mujeres misóginos puede caer como chistoso porque los hombres saben que se pueden salir con la suya porque no les va pasar nada, porque tienen todo ese privilegio, ese es el chiste. Digan lo que digan, como sea que estructures la broma, el trasfondo del porqué es chistoso es porque se están riendo del poder que tienen».

APROPIACIÓN DE HISTORIAS Y NORMALIZACIÓN

La comedia es un discurso muy poderoso que transciende a través del tiempo y diferentes medios. Puede ser un canal crítico hacia las esferas de poder o también un vehículo en contra de los sectores más vulnerables que recalca estereotipos.

Carlos Ballarta, uno de los más destacados standuperos de México, sólo toca en sus rutinas las cosas que ocurren en su alrededor y temas que le desprenden interés, después de investigar y armarse un guión, el comediante chilango habla desde la paternidad, las creencias religiosas, las barreras generacionales, hasta el transporte público, entro muchos otros temas, todo el tiempo haciendo crítica de sí mismo.

A lo largo de 10 años, Ballarta ha buscado hacerse de un camino distinto en la comedia mexicana con un discurso divergente de lo que «ya hay mucho» y que va más allá del chiste simplón que sólo busca hacer reír a como dé lugar.

«Hoy en día lo que intento es enfocar hacia quienes históricamente han sido poco señalados dentro de la comedia, por sobre quienes han sido ya excesivamente señalados, que ya se hizo lo que se tenía que hacer, ya se habló, ya se hicieron demasiados chistes al respecto, es como el porno, ya hay suficiente porno, ya no es necesario que hagas más porno, ya hay mucho material haya fuera para que la gente vea y se entretenga, entonces ahora va a hable de este lado, la gente que no ha sido señalada, la gente que ha tenido muchísimos privilegios históricamente».

«¿Se puede hacer comedia de todo? Pues sí puedes, puedes hablar de lo que tú quieras, ¿es ético o es lago que se debería de hacer? Yo quisiera lejos de mencionar si es ético o no ético, quisiera que quienes hacen comedia desarrollaran una sensibilidad artística para tener una ética y decidir qué es correcto y qué es incorrecto, que les gustaría escuchar y que no. El problema es que perpetua el mismo discurso que viene desde Televisa y lo que me molesta mucho del Stand Up es que justo cuando inició la mayoría de la gente decía ‘ya estamos hartos de lo que hemos visto en comedia, queremos hacer algo distinto’ y eso me motivó a mi entrar y hoy en día resulta que es muy distinto, se siguen perpetuando mucho esos estereotipos y ese tipo de comedia. ¿Se puede hacer? Pues sí se puede hacer, ¿debería de tener mayor sensibilidad artística el comediante? También, cosa que no ocurre en México», agrega.

Pero, ¿cuándo el chiste deja de ser divertido?

Ophelia Pastrana defiende la existencia de la comedia, de lo necesario que es reír, siempre y cuando, recalca, que se asuma una responsabilidad en lo que se dice y que quién está arriba del escenario o frente a la cámara cuente sus propias historias, no ajenas a su realidad.

«Yo no puedo hablar de las historias que no me pertenecen, y en eso lo más impresionante del ‘¡ya no se pueden hacer chiste de nada!’ es que la gran mayoría que lo dice son hombres, blancos, hetero, conservadores, que lo han hecho toda la vida, y ahora se les está pidiendo que hagan chistes de ellos, lo que se les está diciendo es ‘deja de hablar de las mujeres porque no lo eres’, más bien cuento tu historia».

Hoy en día se mantiene proliferación de comediantes en el ojo público que usan personajes que refuerzan estereotipos racistas, clasistas, homofóbicos o machistas como «El Vitor» de Adrián Uribe, «El indio Brayan», «Olga Sana» de Bettyna Salazar, «Gamborimbo» de Miguel Vallejo, «Lencha» de Lucía Mariscal que siguen a otros personajes como la «Nacaranda» de Consuelo Duval, «Pau» de Gustavo Munguía, «Yahairo» de Omar Chaparro, «Tomas» de Héctor Suárez y muchas más en una lista que parece inagotable.

Hay otros comediantes prefieren no usar un disfraz pero sí mantener guiones llenos de chistes de odio contra los más vulnerables.

Y entonces, ¿qué sucede cuando se mantienen estos discursos? Tenoch Huerta cuestiona su normalización:

«A mí me parece muy cagado que por ahí tenemos paladines de la libertad de expresión que dicen ‘yo hago chistes de lo que quiera porque a mí nadie me censura, porque soy valiente y desafío al sistema’, como si desafiar al sistema fuera joder al que el sistema jode. O sea, el sistema jode a ciertos grupos, los vulnera, los racializa e incluso los asesina, entonces tú atacas esos grupos, ¿y eso te hace ir contra del sistema?, ¿eso te hace ser un valiente que desafía las normas? Yo lo único que veo es que estás haciendo que el sistema hace».

Carlos Ballarta reflexiona, por su parte, sobre esta pregunta mirando a la distancia:

«Hoy en día cuando escucho chistes de ese estilo tanto por lo que la vida te ha curtido, yo personalmente no los tomo de manera personal y me pueden dar risa dependiendo de quién los esté contando y cómo los cuente. En su mayoría si te soy honesto como comediante veo esos chistes y digo, bueno eso ya lo vimos una y otra vez […]. Terminan perpetuando una idea que muchas veces es errónea, aquí lo peligroso que puede ser la risa, que es un arma de doble filo, tanto normalizas una actitud, como haces a la gente pasar un buen rato, y la repetición lo único que hace es normalizar algo que muchas veces no es 100 por ciento correcto».

Para Irasema Zavaleta, de la Conapred, es importante poner altoscuando este ejercicio de la libertad de expresión transgrede las esferas de protección de los derechos que afectan a las personas, es por eso que señala que desde la Conapred se han impulsado acciones preventivas, para evitar este tipo de actos.

«Estamos trabajando en fortalecer las acciones para prevenir actos de discriminación. Cuando vemos una situación que está transgrediendo la esfera de protección de otros derechos y que pone en desigualdad a las personas, por supuesto que nosotros como institución especializada tenemos que entrar», indica Zavaleta.

Las plataformas que cobijan estos discursos también son responsables de los mismos al igual de quien los pronuncia. La máxima casa de las personas que hacen comedia es Televisa, que ha albergado a gran parte de los comediantes que son foco de atención vigentes aún hoy en día. Sin embargo, con la evolución de las tecnologías, los comediantes que no han sido tocados con el dedo «divino» de las televisoras han visto un refugio en redes sociales y también en servicios de streaming como Netflix o Amazon Prime Video que han realizado programas especiales logrando una proyección internacional.

«Televisa nos dijo la comedia que es comedia es ‘hacer chistes fáciles de esto’, atacar a estos demográfico, poner a mujeres como atractivo visual, sexualizarlas, eso es comedia, y cuando un comediante mexicano, que por muchos tiempo les dijeron ‘esto es lo que es la comedia’, ve de repente a una persona parada en un escenario que parte un sector vulnerado históricamente, haciendo chistes que no tienen nada que ver con lo que Televisa le ha dicho lo que es comedia, sin tener a una mujer sexualizándose en el escenario para tu deleite, mucha gente no lo entiende, es un shock de decir ‘¿esto es comedia?’ ‘¿pero por qué ?’ Esto no me da risa, a mí me enseñaron la comedia era esta otra, y yo entiendo la comedia como esto ‘esto y esto’. No hay una apertura cultural en México por parte de la audiencia, que no es culpa, es culpa de los grandes conglomerados, que han perpetuado la idea de lo que es el arte, y que no es el arte, y que es el entretenimiento y que no es», sostiene Ballarta.

Comedia «a la carta» en streaming. Foto: Especial

«Si bien tienes la libertad de expresión lo cierto es que plataformas, redes sociales como Twitter o Instagram, o Netflix, Televisa, pues no deben de tolerar discursos de odio. Discursos que estigmatizan, satanizan e incluso promueven la violencia hacia ciertos sectores, ellos como instituciones o como medios masivos deben de tener esos candados. Tú como público, como persona común y corriente, como ciudadano, ciudadana, ciudadane, como lo quieres llamar, pueden hacer comedia de lo que les pegue su chingada gana, y una vez más nada más que te aguantas», recalca Tenoch.

PASO A PASO A LA DIVERSIDAD

A inicios de este año, la polémica sobre lo que debería ser comedia y lo que no, volvía a detonar en redes sociales a raíz de una declaración en el programa de espectáculos Primera Mano de Imagen TV conducido por Gustavo Adolfo Infante en el que hablaba de la cultura de cancelación en los chistes: «Con todo respeto, las personas de la comunidad LGBTTTIQ+ ya no permiten, las mujeres ya no lo permiten, los gorditos y las gorditas ya no lo permiten, los chaparros ya no lo quieren, entonces  ¿de qué se va a hablar en la comedia?».

¿Y de verdad sucede así? ¿Es necesario recurrir a discursos de odio para hacer una buena rutina humorística?

La standupera Adriana Chávez tiene totalmente claro que no. Aunque recuerda que no ha sido fácil abrirse paso en una industria dominada por los hombres siendo mujer y lesbiana, atribuye parte de este trabajo a ofrecer una rutina honesta, que exige el mismo Stand Up, y a cómo su misma cotidianidad se ha convertido en su herramienta.

«Tuve que crear una comunidad, les decía a mis amigas, voy a hacer comedia, voy a tal lugar o a tal bar, y mis amigas me preguntaban ‘¿pero es de ambiente? Porque sino es de ambiente no nos gusta ir porque nos sentimos observadas, vulneradas’. Les daba miedo y yo sabia de qué hablaban, sabía que salir a un bar, a un lugar, sentarte con tu novia, con tu pareja, con una chica, con tu cita y que la agarraras de la mano o que la besaras era una pinche invitación bien fuerte para que hubiera violencia en nuestra contra».

Hoy Adriana aplaude que esto vaya cambiando, aunque afirma que aún hay mucho por hacer:

«Lo chido y lo chingón que está sucediendo en ese momento es que se está creando un público específicamente para comedia feminista o comedia hecha por mujeres. Esta lucha que era como pegar al aire. Cuando yo iba hacer Stand Up eran un line-up de ocho weyes, y yo era la única chava y la única lesbiana. Era muy fuerte para mí porque el público que me estaba viendo ahí, era el público que había ido a ver a los otros ocho weyes. La posibilidad que yo pudiera conectar con esas personas era bien difícil».

«Esta libertad, diversidad, divergencia, disidencias, es lo sabroso que hay en estos momentos, el caldo de cultivo que permite que haya una escena de Stand Up padre, diversa, que haya un Franco Escamilla pero que también haya una Adriana Chávez en un tuburio diciendo algo que me cambia la vida a mí, que le cambie la vida una persona».

Ophelia Pastrana señala que parte de este cambio radica en los medios digitales que se han convertido en una plataforma que permite una mayor diversidad y visibilidad y que no  se espere por un espacio en los medios tradicionales.

«Para poder desmontar el que es lo que hace la comedia cruel, hay que saber reconocer el privilegio, hay que saber escuchar voces de la gente quiere contar sus historias – me incluyo-, y luego del otro lado ojalá podamos comenzar a reírnos hacia arriba para decir las cosas de allá en vez de seguir golpeando gente que ya está en el piso, es muy fácil eso y es mediocre, la verdad. Es muy mediocre burlarse de la gente que ya ha sido vulnerada, entonces en eso también diría no fomentar y apoyar la mediocridad, sobre todo cuando vivimos en un país en el que la neta es representante mundial de talento. Creo que ahí también tenemos una deuda de hacernos mejores».

Todos coinciden que el cambio radica más allá de la cultura de cancelación que sobre todo es más visible en redes sociales, pues no invita a la reflexión y a corregir actos de odio.

Tenoch Huerta, que ha señalado el racismo existente dentro de la industria del entretenimiento, recalca que algo fundamental para abrir paso a discursos con mayor inclusión es responsabilizarnos de nosotros mismos.

«Nos tenemos que responsabilizar todos de lo que estamos haciendo, nos tenemos que hacer responsables de lo que decimos y creo que si bien la censura no es el camino, creo que la responsabilidad sí es el camino, y en términos mediáticos o sea en medios de comunión y de redes sociales, no se pueden tolerar, no pueden dar espacio, ni pueden abrir espacio como instituciones a discursos de odio y discursos que termina traduciéndose como asesinatos, perdida de derechos, precarizaciones, y en dejar que la gente viva mal».

Carlos Ballarta opina, por su parte, que la carrera por el cambio es también mirando hacia arriba.

«Derribando justo esas estructuras, de poder, ¿cómo se derriban? Obviamente es una pirámide abstracta, no existe físicamente, pero es muy claro que existe una estructura de cómo es la sociedad y quiénes están en la parte de arriba, siempre nos ponen hasta abajo a los más marginados para que les sostengamos estructura, ¿cómo se destruye? Señalando a los de arriba desde abajo, hablando al respecto, no perpetuando los mismos discursos de lo que es comedia, de lo que es chistoso y que no, que han existido por años».

«Siento que el solo hecho de expresarte artísticamente ya es una forma de luchar en contra del sistema tanto cual, no sé cómo explicarlo, pero sí esa lucha que te apasiona, puedes llevarla y orientarla a un punto en específico que es señalar los excesos, señalar los privilegios históricos que ha tenido la punta de la pirámide por muchísimo tiempo, pues eso va a generar una mayor visibilidad y las miradas de todos los extractos que están abajo de la punta van a lograr que se derrumbe desde arriba hacia abajo», culmina.

El «¡ay, es solo un chiste!» no es tomado a la ligera por la Conapred, pues Irasema Yazmín Zavaleta Villalpando, asegura que «lo que se alcanza a ver en el pico de iceberg tal vez sean los chistes y demás, pero debajo de todo eso existe todo un esquema social, que por supuesto tiene su deficiencias en el combate de situaciones discriminatorias».

Por lo anterior, este Consejo invita a la ciudadania a interponer quejas ante los discursos de odio y hacer labores preventivas como monitoreo de medios.

¿Dónde pueden las personas interponer una queja en Conapred?

Los números telefónicos son: 55 5262 1490 en la Ciudad de México y 800 543 0033 en las entidades federativas, o bien al correo electrónico [email protected] y en el sitio web www.conapred.org.mx para atender cualquier queja relacionada con actos de discriminación.

Bianka Estrada
Me gusta hablar sobre series, películas, documentales y mucho streaming. Cine mexicano para todos. Le busco el otro lado al entretenimiento: el social. Datos y datos para no aburrirnos.
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