El periodista y crítico gastronómico Cristino Álvarez, más conocido por su pseudónimo «Caius Apicius», ha muerto hoy en Madrid a los 70 años. Escribió semanalmente sus artículos sobre gastronomía, publicados en más de un centenar de medios de todo el mundo.
Madrid, 19 de enero (EFE).- Nacido en A Coruña, España, en octubre de 1947. Se graduó en Periodismo por la Escuela Oficial en 1974 y ese año se incorporó a la Agencia EFE, donde desarrolló su carrera profesional.
Desde el 31 de enero de 1981 ha escrito semanalmente sus artículos sobre gastronomía, publicados en más de un centenar de medios de todo el mundo.
A lo largo de su trayectoria ha colaborado con numerosas publicaciones y es autor de una docena de libros.
Considerado uno de los más importantes informadores gastronómicos del país, en 1991 recibió el Premio Nacional de Gastronomía y en 2014 ingresó en la Real Academia de Gastronomía con un discurso sobre el vino y el Camino de Santiago.
Tras dedicarse en sus primeros años a la información parlamentaria, comenzó a escribir crónicas gastronómicas con el seudónimo de «Caius Apicius», en homenaje al gastrónomo romano del siglo I, Marco Gavio Apicio.
El que fue director de Información de la Agencia EFE, el escritor gallego Carlos Reigosa, ha recordado que Álvarez fue autor de más de 3 mil 500 crónicas gastronómicas, con las que tuvo «mucho éxito por su extraordinaria originalidad».
«Tenía una enorme capacidad para aunar cocina y cultura, y lograba hacer literatura de seducción, crónicas absolutamente fascinantes», ha glosado Reigosa.
Sus artículos, ha precisado, «aparte de estar muy bien escritos conllevaban una gran erudición y proporcionaban un recorrido histórico por la cocina y cómo se había desarrollado».
Admirador de Álvaro Cunqueiro, Josep Pla o Julio Camba, «Caius Apicius» era un gran experto en vinos, un tema sobre el que dio numerosas conferencias, y colaborador de decenas de revistas especializadas en gastronomía, aunque donde más publicó fue en La Voz de Galicia.
Su última crónica, difundida el 15 de enero y titulada «En blanco y negro», la dedicó a uno de los platos que más le habían emocionado y gustado en su vida, la poularde demi-deuil con láminas de trufa, de la que, como tantas otras veces, aporta su particular receta.
El exdirector de Información de EFE y vicepresidente de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), Nemesio Rodríguez, ha dicho que Álvarez era «un gran periodista con un gran amor por EFE, a la que dedicó su vida profesional hasta el último suspiro».
«Destacó como cronista parlamentario en los primeros años de la Transición y luego convirtió la crítica gastronómica en un homenaje permanente a la lengua española», ha afirmado.
Para Rodríguez, «la extraordinaria calidad literaria de sus textos atrajo la devoción de lectores del mundo en español que semanalmente no se perdían la cita con sus crónicas».