El ilustrador José Hernández, en complicidad con la editorial Sexto Piso y el propio autor de la biografía del héroe cubano-argentino, regalan una edición imperdible que da cuenta de ideales que no perecen
Ciudad de México, 18 de diciembre (SinEmbargo).- Para muchos, el héroe cubano-argentino Ernesto Guevara de la Serna (1928-1967), más conocido como “El Che”, porta ideales imperecederos que iluminan el presente desde un pasado de lucha por los que menos tienen.
La vida fascinante de ese rostro eternizado en miles de playeras ha sido relatada por el periodista estadounidense Jon Lee Anderson en una biografía canónica que ahora, merced a los buenos oficios de Sexto Piso, ha cobrado la forma de novela gráfica.
Che Guevara. Una vida revolucionaria es considerada como la mejor y la más completa, pues entre muchas virtudes, contó con acceso privilegiado a diarios del Che y a otros materiales que ningún periodista había podido consultar jamás.
En esta adaptación a versión de novela gráfica realizada por el monero, novelista gráfico y caricaturista político José Hernández, la vida y obra del Che, así como los acontecimientos que produjeron la Revolución Cubana, adquieren una nueva dimensión.
A través de un trazo prodigioso y una narrativa que rinde justicia a las virtudes y contradicciones de un personaje a la vez tan heroico y trágico como el Che Guevara, esta primera entrega titulada Libro 2: Cuba, revive con asombrosa precisión, colorido y dramatismo el periodo que abarca desde el embarco con destino incierto, a bordo del legendario Granma, hasta la partida del Che rumbo al Congo, para dar cauce a su inextinguible deseo de trastocar para siempre el orden del mundo.
Se esperan otros dos volúmenes, según cuenta Hernández en entrevista exclusiva con SinEmbargo.
EL CHE, UN REFERENTE NECESARIO
–¿Este es el Che de Jon Lee Anderson o el de José Hernández?
–Es el Che de ambos. Todo el tiempo tuve muy claro que debía ser muy fiel al libro de Jon. Y además no era tan difícil, porque es una biografía muy bien estructurada. Hasta parece una novela. La adaptación a novela gráfica no fue muy complicada. Quise contar una historia, no hacer un libro de historia para conocer datos y fechas. Quise retratar las relaciones, sus motivaciones, sus amores, sus mujeres, todo lo esencial del personaje. El libro abarca la llegada hasta la partida de Cuba.
–¿Buscaste acuerdos con Jon, había visiones encontradas?
–No fue arduo. Él estaba muy preocupado porque no se traicionara la naturaleza del personaje y todo estuviera documentado. En una novela gráfica uno puede darse ciertas licencias y esas licencias hubo que conversarlas con él. Por ejemplo, hubo que acordar la aparición de algunos diálogos que eran necesarios para el relato y de los que Jon buscaba las fuentes, pero no había fuentes, pues son diálogos imaginarios que respetaban por supuesto la esencia de la biografía.
–¿Qué fuerza mítica empuja la figura del Che como para mantenerlo tan vigente?
–Creo que el Che siempre será un referente necesario. No por nada se mantiene vigente. En estos tiempos un personaje como él hace falta. Revisar este personaje con características tan importantes como el idealismo que lo motivaba y que lo convertía a veces en un Quijote un poco ingenuo. Además, la congruencia es otra de sus virtudes. Defendió sus convicciones hasta el extremo y nunca las negoció. Murió por lo que pensaba y encontrar a alguien así en estos tiempos no es fácil.
–Un terrorista de Isis también muere por sus convicciones, te diría alguien que no quiere al Che
–La diferencia es que el Che buscaba el bien para todos y creía sinceramente en la posibilidad de un Hombre Nuevo, equivocado o no. Él no se iba a poner un cinturón con bombas para matar a inocentes en una plaza pública. El Che no era un terrorista, de ninguna manera. Estaba convencido de que la lucha armada iba a liberar al pueblo.
–La tentación fácil de los medios capitalistas es equipararlo con los terroristas
–Y sí, porque es una figura muy polémica aún hoy. Pero como cuenta Jon Lee en su biografía, incluso en el triunfo de la Revolución, cuando hay que limpiar el ejército de torturadores y asesinos, se estudiaba minuciosamente cada caso y venían los parientes de los asesinados y torturados a reconocer al victimario.
–Trabajaste con la figura mítica del Che, al lado de una leyenda del periodismo como Jon Lee Anderson
–Es que soy un poco inconsciente (risas) La verdad es que cuando me acercaron el proyecto me dio mucho gusto. No me achiqué para nada. Y la editorial Sexto Piso afortunadamente creyó que yo era la persona indicada. Me preocupaba más lo del Che, no sólo es una figura mítica, también es una figura tan conocida, la fotografía de Alberto Korda es tan famosa, que puede incluso estar devaluada. Que el personaje haya perdido su esencia y sólo sea una imagen de una playera. Por eso aparece la imagen de Korda sólo en la portada, pero no en las páginas interiores. Dibujo a Korda mientras tomo la foto, pero no la foto.
–¿Qué narrativa buscaste?
–No soy novelista gráfico. Este es mi segundo trabajo en el género, el primero fue sobre el terremoto y no quedé muy conforme con él, porque al hacerlo me di cuenta de que no sé dibujar. Soy caricaturista, no dibujante y como caricaturista es muy fácil deformar, pero es muy difícil ser fiel a la realidad. El dibujo tiene que ser proporcionado y dinámico. Eso me costó mucho trabajo y creo que hay un gran avance que se ve ahora en la biografía del Che. Para las cuestiones de la narrativa, eché mano de mis estudios de cine. Es mi película del Che.
–¿Cómo ves el auge de la novela gráfica?
–Me da mucho gusto de ese auge ahora en México, porque en realidad tanto en Europa como en los Estados Unidos y Sudamérica hace rato que la gente es aficionada al género.
