La inyección de capital tiene el objetivo de producir nacionalmente vacunas mRNA [como Pfizer y Moderna] y poder distribuirlas alrededor del mundo para así, combatir la acceso desigual a vacunas contra la COVID-19.
Por Zeke Miller
WASHINGTON, 18 de noviembre (AP).- Presionado para abordar la enorme desigualdad en el acceso a las vacunas contra la COVID-19, el Gobierno de Estados Unidos anunció el miércoles que pondrá miles de millones de dólares a disposición de las farmacéuticas para aumentar la producción nacional y compartirla con el mundo, y prepararse para la próxima pandemia.
Según la nueva iniciativa, la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico del Departamento de Salud y Servicios Humanos le solicitará a las compañías farmacéuticas que tengan capacidad probada de producir las vacunas mRNA que se postulen para recibir inversiones públicas a fin de aumentar su capacidad de manufactura. En Estados Unidos, Pfizer y Moderna son las dos compañías que cuentan con la autorización para producir vacunas con tecnología mRNA.
La Casa Blanca espera que esta medida sirva para aumentar la capacidad de producción en mil millones de vacunas al año.
La iniciativa surge en momentos en que el gobierno del presidente Joe Biden está bajo presión, tanto a nivel nacional como internacional, por la desigualdad en el acceso a las vacunas. Y en momentos en que muchos estadounidenses están recibiendo sus vacunas de refuerzo mientras que en muchas naciones pobres la mayoría de la población no ha recibido siquiera su primera dosis.
De acuerdo con un análisis de la organización de asistencia internacional ONE Campaign, apenas el 4.7 por ciento de las personas que viven en países de bajos ingresos han recibido la primera dosis de la vacuna. Las naciones ricas administraron más de 173 millones de dosis de refuerzo, mientras que los países pobres han administrado unas 32 millones de primeras dosis.
El gobierno de Estados Unidos cree que aumentar la capacidad de producción ayudará a aliviar una escasez mundial de vacunas contra COVID-19, especialmente en los países de ingresos bajos y medios, impidiendo que ocurran muertes prevenibles y limitando el desarrollo de variantes del virus potencialmente más peligrosas.
“El objetivo de este programa es ampliar la capacidad existente en mil millones de dosis adicionales al año, y comenzar la producción en la segunda mitad de 2022”, comentó Jeff Zients, coordinador de la respuesta al COVID-19 de la Casa Blanca.
El miércoles, Zients anunció que Estados Unidos ha donado 250 millones de vacunas contra COVID-19 a nivel internacional, la mayor cantidad por cualquier país, y que tiene el objetivo de compartir más de mil 100 millones de dosis para finales de 2022.
Todavía no se han concretado acuerdos con Moderna o Pfizer, pero el gobierno estadounidense espera que el apoyo a las instalaciones, equipos, adiestramiento y personal de las compañías redunde en una mayor capacidad de manufactura, y que para mediados de 2022 haya suficientes dosis para compartir con otros países y para prepararse para la próxima emergencia sanitaria global.
En un comunicado, Moderna señaló que no había revisado la propuesta del gobierno de Biden, pero que esperaba con interés discutirla con las autoridades estadounidenses «y entender si hay un papel que podríamos desempeñar en el apoyo a los esfuerzos del gobierno para abordar la preparación para la pandemia.” Pfizer rechazó comentar al respecto.
El periódico The New York Times fue el primero en reportar la nueva propuesta.