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Fuerzas de «El Mayo» y «El Marro» se unen en Guanajuato en contra de un enemigo común: el CJNG

18/11/2019 - 9:33 pm

La alianza ente el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Santa Rosa de Lima no sería entre el «Chapo» y José Antonio Yépez. En su caso, sería entre la facción que comanda el Mayo Zambada y el Marro. No han llegado nuevos contingentes del Cártel de Sinaloa a Guanajuato. Siguen operando los viejos y desgastados cuadros de sinaloenses que se asentaron hace tiempo en la entidad. «El Marro» necesita el apoyo del Cártel de Sinaloa para aliviar la presión que los gobiernos federal, estatal y el CJNG ejercen sobre las zonas bajo su control. Pero el Cártel de Sinaloa puede escoger en dónde golpear al CJNG. Puede incrementar sus ataques en Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Veracruz, etc. Tiene de dónde escoger. Apoyar al Marro no es una prioridad.

Por David Saucedo

Guanajuato, Guanajuato, 18 de noviembre (PopLab).- En días pasados circularon profusamente en redes sociales videos y grabaciones en las que se afirmaba que Joaquín “El Chapo” Guzmán había enviado un nutrido contingente de sicarios al estado de Guanajuato para reforzar a los ejércitos de José Antonio Yépez Ortiz, alias «El Marro». En dichos materiales se anunciaba que el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Santa Rosa de Lima habían pactado una alianza para combatir a un enemigo común: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), liderado por Nemesio Oceguera Cervantes, alias «El Mencho».

El Gobierno del estado de Guanajuato, en sus canales de comunicación oficiales y con el apoyo de su red de influencers y ciberactivistas, descalificó dichas versiones, invitando a la ciudadanía a romper con la “cadena de miedo” y a no compartir los audios y videos en cita. Como era de esperarse, debido a la baja credibilidad del Gobierno estatal para la construcción de narrativas sobre la inseguridad que asola a la entidad, la estrategia de “contención” generó el efecto contrario.

Para la mayoría de las personas que vieron y escucharon lo audios y videos (ya sea en su versión original o en sus desmentidos), si el Gobierno del estado negaba la existencia de una alianza entre «el Chapo» y «el Marro», entonces dicha pacto era real y el Gobierno solo trataba de ocultarlo. Para la ciudadanía, en este y en muchos otros casos, Gobierno del estado es culpable, a menos que demuestre lo contrario.

EL CÁRTEL DE SINALOA EN GUANAJUATO

Lo cierto es que el Cártel de Sinaloa lleva mucho tiempo operando en el estado de Guanajuato. Informes de la DEA de hace cuando menos diez años reportaban que el Cártel de Sinaloa tenía presencia en varios municipios del estado. De manera más reciente, en la Panorámica general de las organizaciones criminales en Guanajuato, elaborado por Lantia Consultores, se establece que las huestes del «Chapo» Guzmán están en Guanajuato, aunque “el Cártel del Pacífico-Sinaloa únicamente mantiene presencia mediante alianzas locales”. Incluso, dicho reporte identifica a distintos liderazgos del Cártel de Sinaloa (por nombre y apellido) que comandan células sinaloenses en los municipios de León, Irapuato y Salamanca. La célula más importante del Cártel de Sinaloa asentada en el estado estaría encabezada por Javier Ramírez Morales, alias «El Pelón».

De acuerdo con un documento interno de Pemex sobre el robo de combustibles, dado a conocer por la revista Proceso en enero de este año, se establece que:

“Guanajuato también es territorio de Los Pelones, encabezados por Javier Ramírez Morales, «El Mónico» o «El Pelón», que hurta dos mil 500 barriles de hidrocarburos por día y obtiene ganancias de seis millones 400 mil pesos al ordeñar los poliductos Salamanca-Zacatecas y Salamanca-León.

Integrantes de esta banda son Jesús Ignacio Guevara, «El Chuy», y Hugo Mosqueda Vázquez. Con ellos se coluden Los Plebes, como «El Villín» y una veintena de sujetos originarios, en su mayoría, de Sinaloa. A su enlace con las autoridades lo apodan «El Puerquero».

Sus principales dominios son los municipios de Salamanca (comunidades y colonias Cárdenas, Loma de Flores, San José Temascatío, San Vicente de Flores y La Purísima) e Irapuato (San José del Marañón, El Carrizal, Malvas, El Copal y El Copalillo).”

De igual modo, en mayo de 2016 fue detenido Jorge Humberto Pérez Cázares, señalado como presunto operador financiero del Cártel de Sinaloa. Su captura con fines de extradición ocurrió en San Miguel de Allende, un municipio cuyo boom inmobiliario se debe en parte al financiamiento negro que recibe de los cárteles de la droga.

Por otro lado, a mediados de 2017 en Celaya, Salamanca y Apaseo el Grande aparecieron narcomantas aparentemente firmadas por integrantes del Cártel de Sinaloa en donde retomaban el discurso del CJNG, y afirmaban no tener participación alguna en actos cometidos en contra de la población civil, como el secuestro y la extorsión.

Es decir, de algún modo, gobierno del estado tiene razón. Es falso que hayan llegado nuevos contingentes del Cártel de Sinaloa al estado de Guanajuato. Llegaron desde hace muchos años y realizan distintas actividades relacionadas con el tráfico de drogas, robo de combustible, lavado de dinero y narcomenudeo.

¿CUÁL FACCIÓN DEL CÁRTEL DE SINALOA OPERA EN GUANAJUATO?

El Cártel de Sinaloa, casi desde su origen, estuvo conformado por una confederación de organizaciones que fueron integrándose en un mando único encabezado por el Chapo. Debido a las estadías en prisión de Joaquín Guzmán Loera, el mando del cártel lo ostentaron de manera alternada los hijos del Chapo, Dámaso López, Nacho Coronel e Ismael “El Mayo” Zambada. De lejos, el más brillante, audaz y calificado para la conducción del cártel ha sido El Mayo.

Como ha ocurrido con muchas organizaciones criminales de alto vuelo, la historia del Cártel de Sinaloa se fue construyendo con fusiones y divisiones entre liderazgos y grupos internos. Los hermanos Beltrán Leyva , el Mencho, Edgar Valdez Villareal (a) La Barbie, Nazario Moreno etc., en algún momento formaron parte de la estructura del Cártel de Sinaloa o de La Federación, el fallido intento de el Chapo por revivir la vieja estructura nacional de capos de la droga creada por Miguel Ángel Felix Gallardo y que desarticuló la DEA luego de la tortura y asesinato del Enrique Camarena Salazar.

Esta situación ha provocado muchas confusiones y errores en los informes de inteligencia de las dependencias de seguridad pública federales con relación a la presencia el Cártel de Sinaloa en el estado de Guanajuato. Ha habido muchos liderazgos del Cártel de Sinaloa trabajando en el estado, que a la postre se separaron del Chapo. Por ejemplo, desde hace muchos años los hermanos Beltrán Leyva tuvieron propiedades y casas de descanso en el municipio de San Miguel de Allende. Invirtieron en hoteles y desarrollos inmobiliarios, hasta convertirse algunos de ellos en prósperos y distinguidos empresarios de la región.

Héctor Beltrán Leyva, de hecho, fue detenido mientras comía en un restaurante de San Miguel en el año 2014. A pesar de que los Beltrán Leyva rompieron con el Chapo, los reportes de inteligencia del CENDRO y del CISEN siguieron registrando durante mucho tiempo “actividades de lavado de dinero” del Cártel de Sinaloa en San Miguel de Allende, Guanajuato. Es decir, los Beltrán Leyva seguían siendo identificados con su vieja membrecía al Cártel de Sinaloa. Claramente ya no formaban parte de dicho cártel.

Lo mismo pasó con el CJNG. La muerte de Nacho Coronel provocó una guerra sucesoria que a la postre daría origen al surgimiento de El Mencho como principal líder del narco en la región. Pero El Mencho y sus cuñados, los hermanos Valencia, formaban parte del Cártel de Sinaloa. Conformaron un brazo armado llamado los Matazetas, que trabajaba para Nacho Coronel, que en su momento llegó a ser el número tres en la estructura del Cártel de Sinaloa. Los Matazetas llegaron a tener presencia en el municipio de León. Cuando surge el CJNG, las células de los Matazetas que estaban dispersas en Jalisco, Michoacán y Guanajuato tuvieron que decidir con cuál bando se quedaban, si con el Cártel de Sinaloa o con el CJNG. Los Matazetas que trabajaban en León siguieron con el Cártel de Sinaloa, pero ya no estuvieron adscritos a la extinta estructura de Nacho Coronel. Se independizaron.

Por ello rastrear el origen de la presencia del Cártel de Sinaloa en Guanajuato es complicado. Lo que sabemos con toda certeza es que ni las células del Chapo, ni las del Mayo Zambada tenían presencia en la zona. La organización del Cártel de Sinaloa con presencia en el estado de Guanajuato era la que encabezaba Nacho Coronel, abatido por elementos del cuerpo de élite de La Marina en su residencia de Zapopan en julio de 2010.

¿QUÉ HACE EL CÁRTEL DE SINALOA EN GUANAJUATO?

El Cártel de Sinaloa nunca emprendió una “colonización” del estado de Guanajuato. No sentó plaza, no eliminó a los narcomenudistas de la competencia, no financió candidatos a cargos de elección popular,etcétera. Se manejó con un muy bajo perfil. Aunque se extendió en ciudades del cinturón industrial, siempre lo hizo realizando alianzas con las mafias locales dedicadas al narcomenudeo.

En realidad, la “presencia” del Cártel de Sinaloa en Guanajuato estaba circunscrita a la apertura de rutas de comercialización de droga. Durante muchos años lo único que les interesó a los capos sinaloenses fue vender su producto en León, Irapuato, Celaya y Salamanca. Por ello no había jefes de plaza como tales, no había una penetración e infiltración mayor en las policías municipales y cuerpos de seguridad. Tampoco emprendieron una contaminación de las estructuras políticas. No financiaron campañas electorales, ni compraron presidentes municipales.

Incluso se permitieron algunos lujos. Establecieron una “ciudad santuario” en León, en donde las familias y segundos matrimonios de muchos capos de Sinaloa pudieron establecer a sus esposas e hijos en barrios residenciales como Gran Jardín. Financiaron desarrollos inmobiliarios, propiciaron el establecimiento de casinos y coadyuvaron para la apertura de un legendario centro nocturno que contrataba scorts y bailarinas traídas del extranjero.

El Cártel de Sinaloa echó raíces en Guanajuato, pero no eran raíces profundas. Para los capos sinaloenses ciudades como León o San Miguel eran centros de recreo, esparcimiento y convivencia familiar, en donde podían disfrutar de una vida tranquila, con comodidades, y sin tener que estarse preocupando por cuidar sus espaldas todo el tiempo.

Capos del cartel de Sinaloa como Juan José Quintero Payán, (a) “El Juanjo”, la llamada “Reina del Pacífico”, Sandra Ávila Beltrán, Luis Rodríguez Olivera (a) “El Güero”, Raquel Alvarado Torres, (a) “La reina de las vans”, etc., vivieron de incógnitos en barrios y colonias residenciales de la ciudad de León.

Todo eso cambió con la invasión del CJNG al estado de Guanajuato. Los viejos herederos de Nacho Coronel, que aún controlaban vastas zonas de la ciudad de León, fueron exterminados por las tropas de avanzada del Mencho. Las mafias locales aglutinadas en La Unión de León trataron de frenar el avance de los jaliscienses, pero no pudieron. Desde hace un par de años llevan a cabo una “guerra de guerrillas” para desgastar a un enemigo que los supera en número, poder económico y poder de fuego. Pero están perdiendo la guerra.

¿Qué tan “sinaloenses” eran las células del Cártel de Sinaloa que estaban asentadas en el estado? Al parecer la buena vida y la inexistencia de disputas de los territorios que ocupaban los volvió lentos de reflejos. La tranquilidad y la prosperidad económica los oxidó. No estaban preparados para enfrentar a un ejército engrasado y en marcha como el del CJNG. Capitularon y rindieron la plaza con relativa facilidad. Además, el incremento exponencial de las carpetas de investigación por delitos contra la salud, permite inferir que muchas plazas de Guanajuato estaban subadministradas y desaprovechadas.

Es decir, los narcos locales de ciudades como León e Irapuato no habían hecho nada por expandir el negocio. Ya no repartían producto en centros escolares para incentivar el consumo. No habían abierto narcotiendas, ni puntos de venta en las nuevas unidades habitacionales de vivienda económica que se han venido construyendo en la periferia de centros urbanos. No habían establecido puntos de venta de droga en antros de clase media y media alta, como los ubicados en El Campestre o la calle Madero. En una palabra, los narcos locales se volvieron perezosos. Pero cuando llegaron los nuevos jefes de plaza de CJNG el consumo de drogas repuntó en el estado, hasta alcanzar niveles acordes con el peso poblacional de las ciudades.

EL CÁRTEL DE SINALOA DECIDE ENFRENTAR AL CJNG

Durante las primeras fases de la expansión que ejecutó el CJNG en varios estados, el Cártel de Sinaloa mantuvo una postura pasiva. En parte debido a que consumía mucho tiempo para atender conflictos internos; en parte porque el CJNG no amenazaba directamente sus territorios; en parte porque los capos sinaloenses pensaron erróneamente que El Mencho sería derrotado en varios de los frentes de batalla que había abierto en los estados del país en los que estaba combatiendo. Pero esto último no ocurrió. Con una inversión multimillonaria, con audacia, sentido de oportunidad y buena administración, el CJNG se expandió. Se expandió demasiado y vino el contraataque del Cártel de Sinaloa.

En varios estados del país el Cártel de Sinaloa empezó a financiar a los enemigos del CJNG para detener su avance. Incluso abrió un frente en el corazón del CJNG. la zona metropolitana de Guadalajara. Con el sobrino de Nacho Coronel al frente y con el apoyo del Gobierno del Estado de Jalisco, encabezado por Enrique Alfaro, el CDS lanzó una embestida de gran calado contra el Mencho. Este nuevo plan de batalla del Cártel de Sinaloa representó una excelente oportunidad para El Marro, líder del Cártel de Santa Rosa de Lima.

Con una preparación académica que no sobrepasa la educación básica, José Antonio Yépez Ortiz ha representado todo un acertijo para las dependencias de seguridad estatales y federales. Armó anillos de protección política, social y policiaca para el Cártel de Santa Rosa de Lima. No se replegó frente a las embestidas del CJNG, sino todo lo contrario. Amplió su red y sentó plaza en municipios en los que no había incursionado, como Guanajuato o San Miguel de Allende. Frente a traiciones de los cuerpos de seguridad no le tembló la mano para ejecutar sangrientos ajustes de cuentas en contra de comandantes y directores de policía. Y en unos cuantos meses, aunque con apoyo y asesoría externas, aprendió sobre la geopolítica de los cárteles de la droga. Frente a la adversidad, El Marro se crece.

Sabedor de que el Cártel de Sinaloa estaba apoyando y financiando a varios enemigos del CJNG a lo largo y ancho del país, el Marro estableció contacto con los sinaloenses para explorar la posibilidad de pactar una alianza con el mítico Ismael “El Mayo” Zambada.

CHAPO, NO, MAYO, SI

Es muy probable que las condiciones carcelarias del «Chapo» Guzmán en Estados Unidos fueron diseñadas para impedir que siga controlando al Cártel de Sinaloa a distancia. El aislamiento social, la restricción para recibir visitas de sus familiares y abogados, el impedimento para convivir con más presos, para tener visita conyugal, contacto con aparatos de comunicación, etc., no es por saña o por maldad. Todo ello es con el objeto de impedir que el Chapo siga emitiendo órdenes a las cabezas de la estructura de su cártel. Tal y como documentó el agente de la DEA Adrew Hogan en su libro Cazando a El Chapo, Joaquín Guzmán Loera manejaba hasta el más mínimo detalle de las operaciones grandes y pequeñas del CDS. Lo mismo se hacía cargo del salario que iban a recibir los narcomenudistas de Iztapalapa en la Ciudad de México, que de la compra de grandes cargamentos de cocaína en Colombia. Por ende, la parte medular del encarcelamiento del Chapo es dejarlo completamente incomunicado. No permitir que emita una sola instrucción a sus subalternos.

El Chapo fue extraditado a Estados Unidos en enero de 2017. Fue reaprendido en 2016 y en el año que estuvo en México antes de su extradición también estuvo en condiciones severas de aislamiento. Por ende, es prácticamente imposible que emisarios del Cártel de Santa Rosa de Lima hayan establecido contacto con El Chapo Guzmán en busca de apoyo. No es factible que el Chapo haya enviado a un contingente de sicarios para reforzar al ejército de El Marro en municipios de sureste del estado. La información que se difundió en redes sociales es falsa. Lo que sí se aprecia en el video que indignó y desconcertó a gobierno del estado, es un contingente de sicarios del Cártel de Santa Rosa de Lima patrullando y haciendo presencia disuasiva en comunidades rurales del municipio de Villagrán. Y no necesariamente acompañados por patrullas municipales de manufactura hechiza.

En consecuencia, el único contacto posible que pudo establecer el Marro con el Cártel de Sinaloa, fue con El Mayo Zambada, que es quien tiene bajo su cargo las operaciones del Cártel de Sinaloa en el centro y occidente del país. De acuerdo con filtraciones del propio primer círculo del Marro (algunas de las cuales se difundieron en redes sociales y que dio a conocer el periodista Héctor de Mauleón en su columna de El Universal), los contactos y negociaciones entre el Marro y el Chapo comenzaron desde el año pasado. Se planteó lo usual en este tipo de intercambios. Ruta crítica para el envío de refuerzos, monto de los apoyos, división futura de territorios, etc.

Incluso, El Marro llegó a anunciar triunfante la realización del pacto. Y aunque éste pudiera existir en el papel, lo cierto es que al día de hoy no ha llegado ni una gota de ayuda adicional del Cartel de Sinaloa al Cártel de Santa Rosa de Lima. Ni dinero, ni entrenamiento, ni armas, ni cargamentos, ni efectivos. Nada, absolutamente nada. Hasta el momento el apoyo externo directo o indirecto que ha recibido el Marro proviene del Cartel del Golfo (con el envío de las Fuerzas Especiales Grupo Sombra) y de los Caballeros Templarios, con maniobras de hostigamiento en la retaguardia del CJNG en Pénjamo y demás municipios del suroeste del estado.

Es probable que el envío de apoyo del Cártel de Sinaloa al Cártel de Santa Rosa de Lima sea solo cuestión de tiempo. El Cártel de Sinaloa y el Cártel de Santa Rosa de Lima, en efecto, son aliados naturales. Bastaría con que el Cártel de Sinaloa realizara maniobras y atentados de alto impacto en León o los pueblos del rincón para provocar el desplazamiento de efectivos del CJNG (y de FSPE) hacia dicha zona, lo que aliviaría la presión sobre los municipios que domina El Marro.

Al Cártel de Sinaloa definitivamente no le conviene que Guanajuato caiga en poder del CJNG. El tamaño de la población y configuración de la pirámide poblacional es propicia para el crecimiento del mercado interno de consumo de drogas. Además, la existencia de una amplia red de ductos de PEMEX posibilita la extracción ilegal de combustible para abastecer el gigantesco parque vehicular que usa el cártel para el transporte de cargamentos de estupefacientes hacia el norte. El porcentaje de superficie de riego en el estado vuelve viable la siembra de marihuana de manera industrial. Hay muchas zonas escarpadas en el estado, con vientos cruzados, en donde se podrían instalar narcolaboratorios, que estaría debidamente protegidos por las corruptas corporaciones de policía municipales. Hasta resulta extraño que nunca antes ningún cártel haya contemplado adueñarse por completo del estado de Guanajuato.

LA NEGATIVA DEL MAYO

Pero también existe la posibilidad de que El Mayo esté demorando el envío de recursos y refuerzos al Marro, con la intención final de no darle nada. Lo anterior debido al perfil que tiene el Cártel de Santa Rosa de Lima. Los secuaces de Marro, secuestran, extorsionan y cometen robos a sucursales bancarias. Asesinan mandos policiacos, ejecutan a funcionarios municipales y ordeñan los presupuestos de obra pública de las alcaldías. No les interesa las relaciones públicas. Matan y después averiguan.

Es decir, el Cártel de Santa Rosa de Lima es muy parecido al Cártel de los Zetas, los eternos enemigos del Cártel de Sinaloa. Dentro del aristocracia de los barones de la droga las prácticas en las que incurrían los Zetas eras contrarias a las reglas no escritas del tráfico de estupefacientes. Las distintas organizaciones que conforman al Cártel de Sinaloa, en general tratan de contar con una base social de apoyo en los territorios en los que operan. Por el contrario, el Cártel de Santa Rosa de Lima no tiene reparo alguno en cobrar derecho de piso a pequeños y medianos comerciantes. Ejecutan regidores y poco a poco han ido incursionando en la trata de personas con fines de explotación sexual, lo que ha disparado las cifras de desapariciones en varios municipios. Los capos de Sinaloa se ven a sí mismos como adalides de la justicia social, mientras que los integrantes del Cártel de Santa Rosa de Lima suelen tener una posición muy agresiva en contra de las personas que habitan las ciudades y pueblos que controlan. Se comportan como un ejército de ocupación en busca de un botín de guerra.

Incluso en el uso del lenguaje de la violencia es posible encontrar matices. Los jefes del Cártel de Sinaloa suelen recurrir a la presión-soborno-negociación de los mandos policiacos y de los líderes políticos para obtener respaldo y protección. Saben que la sangre es costosa y mala para el negocio. Pero para el Marro y los Zetas, una negativa a cooperar con ellos es una declaración automática de guerra que se paga con la muerte.

Tendría que ocurrir algo verdaderamente extraordinario para que el Mayo respalde de manera efectiva al Marro y al Cártel de Santa Rosa de Lima. Ambos cárteles son diferentes en muchos aspectos. El Marro sin duda espera ansioso que el Cártel de Sinaloa entre a la guerra por Guanajuato, jugando a su favor. Pero al día de hoy no está claro que ese sea un amor correspondido. Y como todo el mundo sabe, para que haya una boda, se requiere que dos corazones latan al mismo ritmo. Y este no parece ser el caso entre el Cártel de Santa Rosa de Lima y el Cártel de Sinaloa.

En síntesis, la alianza ente el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Santa Rosa de Lima no sería entre el «Chapo» y José Antonio Yépez. En su caso, sería entre la facción que comanda el Mayo Zambada y el Marro. No han llegado nuevos contingentes del Cártel de Sinaloa a Guanajuato. Siguen operando los viejos y desgastados cuadros de sinaloenses que se asentaron hace tiempo en la entidad. «El Marro» necesita el apoyo del Cártel de Sinaloa para aliviar la presión que los gobiernos federal, estatal y el CJNG ejercen sobre las zonas bajo su control. Pero el Cártel de Sinaloa puede escoger en dónde golpear al CJNG. Puede incrementar sus ataques en Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Veracruz, etc. Tiene de dónde escoger. Apoyar al Marro no es una prioridad.

Para enfrentar al TUCOM (Todos unidos contra el Marro), el líder del Cártel de Santa Rosa de Lima ha buscado con insistencia que los líderes del Cártel de Sinaloa volteen verlo. Pero los jefes de Sinaloa no ven a Marro con ojos de admiración o respeto. Porque más allá de promesas y sonrisas, el tiempo corre y no se aprecia que los sinaloenses quieran intervenir a favor del Cártel de Santa Rosa de Lima. El Marro tendría que tener claro que no hay que temer al enemigo que ataca, sino al falso amigo que abraza. Todo parece indicar que el Cártel de Sinaloa no desea emparentar con el Cártel de Santa Rosa de Lima. Y si así fuera, solo hay que tener claro que lo más triste de una traición, es que nunca proviene de un enemigo. Y eso es algo que nunca hay que olvidar cuando se platica con un capo sinaloense.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE POP LAB. VER ORIGINAL AQUÍ. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.

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