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Ernesto Hernández Norzagaray

18/09/2021 - 12:05 am

¿Qué está pasando en Sinaloa?

A toro pasado permítaseme explorar en la lectura de la invitación que hizo López Obrador al Gobernador Quirino Ordaz y este, sin considerar a su partido, ha aceptado la papa caliente que representa la Embajada de México en España bajo el argumento de que es una invitación personalísima.

AMLO y Quirino Ordaz en Culiacán, Sinaloa. Foto: Juan Carlos Cruz, Cuartoscuro.

El anuncio del Presidente López Obrador de que Quirino Ordaz, el actual Gobernador sinaloense, se integrará al Gobierno federal cuando termine su gestión, y más específicamente a la diplomacia, como Embajador de México en España, inmediatamente levantó todo tipo de rumores y especulaciones.

Grosso modo desde un sector de Morena no faltaron quienes lo vieron como una nueva traición a la militancia luego de que privilegia la alianza con un priista y antes con el Partido Sinaloense (PAS), una organización que en 2018 fue duramente cuestionada por López Obrador y Rocha Moya por el control caciquil que ejerce este grupo sobre la Universidad Autónoma de Sinaloa, en tanto, desde la oposición, ven una traición del Gobernador, que para muchos de ellos explica lo sucedido en las elecciones concurrentes del pasado 6 de junio y que una franja de la prensa local, SinEmbargo y Héctor de Mauleón han ventilado ampliamente.

Ambas posturas tienen algo de cierto. La dirigencia nacional de Morena, seguramente partiendo de la idea de que la militancia acata sin protestar alianzas, las tejió pragmáticamente. El PAS es uno de ellos y, sabemos, que sus operadores se han caracterizado por perseguir opositores en los espacios universitarios, entre ellos muchos morenistas, y se justifica bajo el argumento de que este partido habría de garantizarle la estructura electoral que Morena no tiene desde 2015 cuando su dirigencia fue destituida.

En cuanto a la traición de Quirino Ordaz se le objetan dos señalamientos: Uno, que operó para Morena a través del control de la campaña del Senador Mario Zamora, candidato de la coalición “Va por Sinaloa”, y dos, que poco o nada hizo en la operación electoral de un brazo armado del Cártel de Sinaloa.

A toro pasado permítaseme explorar en la lectura de la invitación que hizo López Obrador al Gobernador Quirino Ordaz y este, sin considerar a su partido, ha aceptado la papa caliente que representa la Embajada de México en España bajo el argumento de que es una invitación personalísima:

Primero, no podemos dejar de ver positivamente que la política no solo es conflicto, divergencia, también es el arte de la suma, sean grupos, personas, ideas, proyectos buenos o malos. Ya el tiempo dirá.

Y es donde se sitúa la estrategia de trasvase política que como experimento trajo a Sinaloa el Presidente López Obrador, cuando anunció que Quirino Ordaz tendría un lugar en el Gabinete federal –como, al parecer, también, ha operado entre los gobernadores Javier Corral de Chihuahua, quien ha dicho que se va del PAN, y Enrique Alfaro de Jalisco, quien para algunos observadores tapatíos cada día está más lejos de Dante Delgado, el dirigente eterno del partido Movimiento Ciudadano o ya Antonio Echeverria de Nayarit, que de volada dijo sí y renegó del PAN–, y así sería parte de una suma paulatina que, sin duda, tendrá efectos sobre el sistema de partidos, la competencia por los votos y la distribución del poder.

O sea, no es cómo afirman algunos analistas, un asunto de cumplimiento de una oferta electoral, porque las tareas que se les pudieran encomendar a los bienvenidos bien podría cumplirlas un morenista fiel a la causa.

Segundo, el eventual traslado de figuras destacadas del PRI, PAN y MC a posiciones de Gobierno y diplomáticas, incluso la afiliación a Morena, son restas duras de asimilar por la oposición, sobre todo cuando estos partidos separados no están en su mejor momento. Tienen una caída importante en el mercado electoral y la representación política, lo que técnicamente obliga a la cohesión interna y a las coaliciones heterodoxas para así lograr una mejor rentabilidad política.

Tercero, en Sinaloa continúa la reconfiguración de Morena que se inició en 2015 con la renuncia masiva del CDE que encabezaba Jaime Palacios, un histórico de la izquierda, y a quien el propio AMLO acusó públicamente sin pruebas de estar al servicio de los enemigos de la 4T.

Hoy, AMLO, algunos de aquellos enemigos, el mismo Palacios y varios los jóvenes universitarios fundadores de Morena comparten el “proyecto”, paradojas de la política realista, que todos ellos asumen sin hacer mutis porque están rendidos ante la idea del cambio y no está mal, pero hay una mella en sus convicciones rebeldes;

Cuarto, este fenómeno de trasvase político desde el PRI, y probablemente también desde el PAN y MC, es una de las apuestas de AMLO para el 2024, minar a estos partidos coaligados llevándose a Morena a valiosos militantes de la oposición, y como ejemplo basta ver que producto de esa política realista están decenas de priistas y panistas que se sumaron a la campaña del hoy Gobernador electo Rubén Rocha Moya y hoy están a la espera de ser recompensados con cargos públicos y ya veremos los chantajes, como sucede en el puerto de Mazatlán, donde regidores pasistas, priistas y panistas le hacen el feo al Alcalde morenista.

Quinto, esto significaría la coronación de una serie de alianzas legitimas e ilegitimas, aquellas de buena voluntad y las coactivas que se hicieron presentes en la jornada electoral provocando incertidumbre y temor de ir a votar, y esas fuerzas de las sombras podrían estar representadas en un Gabinete donde probablemente habrá de “chile, dulce y manteca”, que, sin duda, dará una mayor complejidad a la operación del nuevo Gobierno.

Sexto, el anuncio de que Quirino se va como Embajador a España ya afectó el proceso de mudanza o beneficio al Gobernador electo porque le resta el necesario espacio político de la sucesión o también le da un respiro en no ver a Quirino en el Gabinete económico o hacendario.

Séptimo, el anuncio blinda a Quirino, quien alguna vez mostró la natural preocupación por el “día después” de abandonar el Palacio de Gobierno. Sabía que es el momento más difícil de un exgobernador ya que sin poder la tradición indica que el nuevo gobernante construye sobre sus huesos.

A Quirino se le critica la opacidad en el manejo de los recursos públicos y el gasto en publicidad gubernamental, pero sobre todo sus críticos más severos no le aceptan que habiéndose comprometido castigar al equipo del Gobierno de Malova por corrupción, su Gobierno terminó absolviéndolo y, por cierto, a este ex también podríamos verlo muy pronto en las filas de Morena, como ya lo hizo su brazo derecho, Gerardo Vargas Landeros, hoy flamante Alcalde electo de Ahome.

Octavo, en todo esto la gran perdedora es la llamada izquierda y los ilusos y románticos que jugaron a la política cuando la idea podría desdibujarse en este trayecto de agregación política y seguramente tendrá algunas posiciones, pero sin una verdadera influencia en el programa de Gobierno y eso podría ser la antesala de su propia agregación, por eso ilusamente vuelven la vista a Feliciano Castro, un histórico de la izquierda que será el líder del Congreso local, pero no hay que olvidar que Feliciano es un hombre incondicional y de todas las confianzas de Rocha Moya.

Noveno, el morenismo histórico, el de la primera hornada, el que picó piedra y no alcanzó una posición de poder en 2018, seguramente apechugará nuevamente ante AMLO, no veo que pudiera haber rupturas en un contexto de acomodos políticos y el mejor ejemplo es su silencio.

Y, décimo, el juego de trasvase político ha sido una práctica frecuente en la transición mexicana, lo hemos visto desde la izquierda al PRI, de este hacia el PAN, y del PAN hoy a Morena, lo novedoso es que si antes era un asunto de personas y grupos organizados, ahora es el Presidente el operador del reclutamiento selectivo de figuras de la oposición pero el propósito es el mismo, debilitar al contrario en aras del fortalecimiento propio y en ello lo que menos importa son las identidades políticas, en ciencia política a eso se le llama partidos catch all, partidos agarra todo.

Finalmente, lo que estamos presenciando en este espectáculo de agregación podría ser la reedición posmoderna de la máxima de Fidel Velázquez de «quién se mueve no sale en la foto» o mejor, lo que afirma nuestro amigo Polo García: un nuevo Gobierno de continuidad para Sinaloa.

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.
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