Por la palabra entendemos al mundo. Nombramos las cosas para dar un significado a su existencia, para delimitarlas y controlarlas. Vemos el mundo a través de la palabra. El lenguaje vuelve real lo intangible, hace etéreas las cosas que nos rodean, ilumina los rincones de nuestra cotidianidad y aquellos pensamientos que callamos.
Por Mariana Chacón
Ciudad de México, 18 de agosto (SinEmbargo).-La poesía es el lenguaje más inconsciente, nos otorga melodías de imágenes, de metáforas en las que nos reconocernos. Cada poema es un canto personal, se escriben los pensamientos propios que son, en realidad, universales; reconocemos nuestra propia humanidad, la soledad y la añoranza porque han estado en todos los hombres.
Escribimos para analizar lo que sucede en el exterior. Las experiencias las volvemos papel para contemplarnos en su reflejo. Sometemos cada experiencia a un proceso interior. Entendemos nuestras circunstancias a partir del lenguaje. En Ellas voces poemas, de la editorial Artes de México, se recopilan poemas de escritoras que gritan a coro la condición femenina actual; una mezcla de tradición y costumbre. La mujer es el poema, la madre, la Tierra y la casa. Este libro es un canon de voces que exploran los arquetipos de la mujer, que los transforman para ser más que un cuerpo.
Somos casas, tierra, mar, luna en ausencia, cuerpo de ancestros, ventanas que lloran, fondo acuoso de la infancia, casas vacías. No es una oda a los estereotipos, es la reestructuración de estos, donde las mujeres escriben a otras mujeres.
Gloria Vergara escribe a la muerte, a su madre, a sí misma: “Madre Tierra, Madre Abuela, Madre Magia”. La madre se vuelve una diosa de la Tierra, el recuerdo que vive desgajándose. “Gran Madre muerta, hija del mar”; la muerte no es cruel, es femenina, es la Tierra y la madre. En Ellas voces poemas casas y mujeres conviven en un mismo espacio. Las voces femeninas gritan, cantan, recrean paisajes del mundo cotidiano, diferentes panoramas construidos apartir del lenguaje.
Las casas no son habitadas, sino lo importante es quien las habita. La mujer no pertenece a la casa, es parte de ella. Los muros son parte del lamento, la lluvia se une con el tacto de la mujer solitaria, la alacena habla en los rincones de la habitación. La casa olvida su cuerpo físico y le damos, a partir de los poemas, el cuerpo etéreo que exterioriza lo que, durante años, se calló.
Es constante esta pregunta: ¿Qué es ser mujer? La luna, el mar, la Tierra son elementos femeninos, el libro es una apología a la femineidad. Mujeres que hablan de su contexto y condición. La mujer es vida y muerte, casa abandonada, una lágrima mientras se toma vino; es la tierra siguiendo eternamente al sol. La mujer es una virgen ante quien inclinarse, es la diosa del amaranto, Madre de la Magia. Pero todo esto no contesta la interrogante, nos muestra sólo lo que se ha dicho por siglos, nos dibuja las escenas y, sin embargo, la femineidad se encuentra implícita.
De esta manera, “Soportar”, de Damia Checa, es quizá uno de los más explícitos: “Soportar dolores del alma, volverse el padecer mismo…” La casa se vuelve el espacio donde nos han mantenido encerradas, ancladas. Pero no pueden mantenerla inmóvil y se vuelve poesía. Es volátil como el alma, como la condición misma. Los espacios se transforman, se vuelven intangibles, lloran, se derrumban y renacen. Las mujeres toman acción y se vuelven su entorno, lo que las rodea: dejan el encierro y se habitan a sí mismas. ¿Qué es ser mujer? ¿Debemos preguntárnoslo?
La pregunta está en el aire, en cada palabra, mientras se habla del mar y de la luna hablamos de lo femenino. Cuando hablamos de una casa que llora, que es volátil, hablamos de lo que por años ha sido el emblema de la femineidad. La casa es donde deben estar las mujeres, la casa es el lugar de encierro por excelencia, la casa es el claustro donde la mujer ha estado por años; encerrada, expectante, melancólica.
En este libro el lenguaje libera y los poemas recorren astros, naturaleza, paisajes y construcciones. La figura se disuelve, se transforma, el concepto de mujer se vuelve volátil junto con la palabra.
El libro Ellas voces poemas pertenece a la colección Tiempo Detenido, de Artes de México. Puedes adquirirlo a través de la página web de la editorial https://catalogo.artesdemexico.com/colecciones/itinerarios-poeticos-de-mexico/