Desde el Gobierno federal se ha repetido en innumerables ocasiones que el sistema de salud no estaba preparado para atender la pandemia de SARS-COV-2. En la última década este servicio reposó en los consultorios adyacentes a farmacias, que son ahora una de las mayores líneas de batalla frente al virus.
Ciudad de México, 18 de junio (SinEmbargo).- Cerca del 10 por ciento de los pacientes diarios que acuden a los consultorios médicos adyacentes a farmacias son redirigidos a hospitales para atender COVID-19. Desde el inicio de la pandemia serían ya 36 mil los pacientes con síntomas que acudieron en primera instancia a estos servicios, de acuerdo con datos de la Asociación Nacional de Farmacias de México (Anafarmex).
Los casos confirmados de coronavirus acumulados en México desde que inició la pandemia –el 29 de febrero– subieron a 159 mil 793, de acuerdo con la información presentada ayer por la Secretaría de Salud (SSA).
El papel de estos servicios de salud no es menor. Hugo López-Gatell Ramírez, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud dijo el pasado lunes en su conferencia de prensa vespertina, que estos establecimientos brindan el 25 por ciento de todas las consultas del país, justo porque “no hay una capacidad suficiente porque el Sistema Nacional de Salud ya no evolucionó o ya no creció en cantidad suficiente”.
Estos consultorios llegaron a cubrir vacíos. El bajo costo de la consulta resultó ser una oferta para la gente de menos recursos, la que no tiene seguridad social e incluso para trabajadores, que pueden salir de las oficinas para atenderse y calmar los dolores o para regresar con un justificante médico.
Pero frente a la pandemia, quienes atienden las farmacias y los médicos también han sido víctimas del virus. La Unión Nacional de Empresarios de Farmacias (Unefarm) tiene contabilizadas a 10 personas enfermas desde el inicio de la pandemia; la Anafarmex dijo no tener conocimiento claro de la cifra y López-Gatell dijo no tener tampoco el dato.
La Unefarm, que concentra mil 600 farmacias en la Zona Metropolitana, habla de focos rojos frente a lo que lo único que queda es trabajar.
De acuerdo con el estudio “Consultorios médicos en farmacias privadas: efectos inesperados en el uso de servicios de salud y el acceso a medicamentos”, la mayoría de los usuarios de este servicio –desde el boom hace 10 años– son jóvenes de zonas urbanas; personas que pertenecen al quintil III y IV y sólo 9 por ciento al quintil I (el de mejor condición económica).
Juvenal Becerra Orozco, Presidente de la Unefarm, comentó en entrevista con SinEmbargo, que las farmacias y los consultorios adyacentes están en la línea de batalla y como se trata de establecimientos que no han cerrado un solo día, la adecuación se ha hecho sobre la marcha.
“En el caso de los farmacéuticos, en los mostradores ponemos líneas donde el paciente no se debe acercar a más de 40 centímetros; marcamos la distancia entre pacientes que esperan, que es de dos metros; el dependiente de farmacia trae su careta y su cubrebocas”, comentó.
Uno de los temas más complicados a estas alturas de la pandemia es trabajar en la zona oriente de la Ciudad de México, que sigue siendo un foco rojo y lo notan porque aún hay “muchísimos pacientes” que llegan por temas relacionados al COVID-19. Tan solo ahí tienen mil 600 farmacias.
“En la Zona Metropolitana tenemos mucho consumo de este servicio, es un foco rojo y estamos al pie del cañón con el riesgo que se tiene que tomar porque es una labor muy noble porque vemos cómo la gente se siente mal. Somos una línea de batalla, tenemos casos de algunos dependientes de farmacias que ya se han infectado de COVID, porque es el contacto con el paciente directo, que llega a veces sin saber que está infectado […] Han sido pocos, pero sí hay casos. Al final estamos al pendiente de los dependientes. Pero se les está dando todo su material”, agregó Becerra Orozco.
También en entrevista con este medio, Antonio Pascual Feria, Presidente de la Anafarmex, comentó cuando llega un paciente con un cuadro de vías respiratorias, el protocolo que se tiene con la Secretaría de Salud, es que si tiene un pre diagnóstico en el que los síntomas se identifiquen como de posible COVID-19, se refiere directamente a los hospitales de COVID o a las alternativas que hay en toda la república.
“Eso se hace porque cuando el paciente llega ya en un caso muy avanzado se reducen las posibilidades tanto de la atención médica como la de la recuperación. Entonces estamos colaborando. El 10 por ciento de los pacientes diarios que llegan a estos servicios manifiestan este cuadro de COVID y ya los referimos. Son 36 mil pacientes con síntomas que ya fueron referidos desde el inicio de la pandemia”, señaló Pascual Feria.
Sobre el tema de los trabajadores, dijo que sí existe el riesgo de contraer la enfermedad y ya hay casos de contagios.
“Hay 40 mil farmacias en todo el país que atienen a 25 millones de usuarios todos los días. Van a la prestación de un servicio, ahora en la pandemia muchos consumidores y pacientes acuden y son susceptibles de tener un perfil y aplicamos el protocolo, que son medidas preventivas; estamos sanitizando con cada persona que llega y lo hacemos tantas veces como sea necesario. Estamos en riesgo pero es una vocación de servicio, sino estaríamos en otro giro, pero somos conscientes de que se corren riesgos. En esta pandemia todos los días nos echamos una persignada y salimos a hacer lo que nos corresponde, que es una función social”, concluyó el Presidente de la Anafarmex.
El doctor López-Gatell comentó en este sentido que desde antes de la pandemia, la SSA trabajó con las distintas asociaciones de farmacias de las que dependen estos consultorios para que se alienaran a una serie de criterios correspondientes a la certificación.
Con la llegada del coronavirus, agregó, se buscó cooperación para que distintos módulos de entrenamiento se pudieran implantar en el personal que atienden estos consultorios, “generalmente donde transmiten anuncios de los productos que vende la farmacia adyacente porque obviamente es el incentivo fundamental de tener estos consultorios, que se compren los productos a la farmacia adyacente. Son aventuras comerciales, no son servicios de salud que tengan como propósito fundamental el atender a las personas, pero se buscó también que transmitieran mensajes para COVID”.