El Grito es la cristalización de la ansiedad y de los miedos, que Munch sufrió la mayor parte de su vida. Bajo la influencia de sus emociones, el pintor creó una suerte de grito infinito de la naturaleza.
Ciudad de México, 18 de mayo (RT).- La humedad del aire es la causa que decolora «El Grito» de Edvard Munch, uno de los cuadros más importantes del siglo XX. Esta es la conclusión a la que ha llegado un grupo de expertos tras analizar micro-muestras de la pintura con ayuda de un sincrotrón, un tipo de acelerador de partículas.
El estudio establece que el sulfuro de cadmio usado en el color amarillo se oxida y se destiñe con una humedad alta, lo que provoca la degradación de la pintura. Si durante mucho tiempo se consideró la luz como la causa principal del deterioro del óleo —razón por la que estuvo guardado en la oscuridad—, los autores del estudio sostienen que la influencia de este factor sobre los colores es mínima.
Así las cosas, una humedad de menos del 45 por ciento será clave para permitir la exhibición de la pintura, mientras que el nivel de luminosidad puede mantenerse normal.
«Este estudio muestra que el arte y la ciencia están vinculados indisolublemente y que la ciencia es capaz de ayudar a preservar las obras del arte para que el mundo pueda seguir admirándolas durante muchos años más», señala Costanza Miliani, coautora y científica en el Consejo Nacional de Investigación de Italia.
El Grito es la cristalización de la ansiedad y de los miedos, que Munch sufrió la mayor parte de su vida. Bajo la influencia de sus emociones, el pintor creó una suerte de grito infinito de la naturaleza.
Las dos versiones más conocidas del cuadro datan de 1893 y 1910, siendo muy diferentes entre sí, desde un punto de vista cromático. En la versión de 1910, el objeto de la investigación, Munch usó témpera, un pigmento a base de agua mezclado con un aglutinante químico. Con el tiempo, la pintura empezó a degradarse en diferentes partes donde fue usado el sulfuro de cadmio, que se vuelve blanco con una humedad del 95 %, indicaron los científicos.
«Los resultados de este estudio aportaron nuevos conocimientos que pueden llevar a nuevas prácticas en la estrategia de la conservación», explicó Irina C. A. Sandu, científica de conservación del Museo de Munch.
Está previsto que El Grito sea expuesto en el Museo de Munch de Oslo, la capital noruega, que reabre este año después de someterse a una remodelación.