El libro, publicado por la editorial Hormiguero, está formado por 30 piezas en las que el creador de 62 años relata un mundo de la clase baja de la Ciudad de México.
Por Gustavo Borges
México, 18 de abril (EFE).- El narrador mexicano Gerardo Tena, autor del volumen de cuentos «Cara de perro», aseguró este domingo que contar historias es su manera de jugar, de fantasear para darle opciones a sus personajes de ficción.
«Escribir es mi manera de jugar y de transformar la realidad. Tomé historias que sucedieron en la vida real y me di el gusto de voltearlas para darle oportunidades a los personajes», dijo en entrevista con Efe.
El libro, publicado por la editorial Hormiguero, está formado por 30 piezas en las que el creador de 62 años relata un mundo de la clase baja de la Ciudad de México, formado por personas cuya prioridad es sobrevivir.
«Algunas veces un personaje me despertó a las tres de la madrugada y me contó algo; a esa hora me fui a la computadora. Recuerdo una de esas, el niño Cerillo, actor principal de varios cuentos, me alertó que no podía terminar con una historia dramática», revela.
Tena tuvo una formación de más de 40 años como periodista, la mayor parte como corresponsal de agencias internacionales de prensa. Escribió crónicas como la de un hombre que se fumó la biblia en La Habana y otras que tuvieron el aliento del realismo mágico presente en el día a día de América Latina.
«Los periodistas llevamos la historia en la cabeza cuando hacemos una cobertura y debemos escribir con cuidado y rapidez; todo eso me entrenó, aunque el origen fue antes, con mi abuela Santos, de raíces indígenas, quien nos hechizó con sus cuentos», reconoce.
— hormiguero.editorial (@HormigueroE) April 15, 2021
Tena remueve los recuerdos de hace medio siglo y se ve tomado de la mano de sus cuatro hermanos a mitad de la madrugada rumbo al baño. Se dan valor unos a otros para espantar el miedo a que aparezca el niño que, según la abuela, se portó mal y se convirtió en mono.
«En mi casa no había libros, pero la abuela nos creaba imágenes. Ahí empezó mi fascinación por las historias», agregó.
Los cuentos de «Cara de perro» tienen títulos de una sola palabra. No es casual porque se leen de un golpe, mientras el lector convive con moscas muertas de tristeza, un niño tonto que huele a mandarina o amores que dejan de ser un sentimiento para convertirse en un apodo.
«Es un libro escrito con el alma y con nervios; puede gustar o no pero no va a dejar indiferente al lector. En la literatura que puedo crear, no pido que la gente cierre sus ojos, sino que abra su corazón», dice.
Tena abandonó el periodismo de agencia en el 2014. Aunque siguió relacionado con el oficio, no tuvo que regirse por horarios, lo cual le permitió ordenar sus historias. De medio centenar, le quedaron 15 y entonces se dio cuenta que eran pocas para un libro.
«Ahí se me ocurrió hacer cuentos espejos. Cada uno tenía otro ángulo, una especie de guiño al lector, que no está obligado a leer las piezas de dos en dos, pero tiene esa opción», comentó.
Consecuencia del estrés del periodismo, Tena desarrolló diabetes. Fue disciplinado para controlar el padecimiento, pero ahora se benefició. Cuando le bajó el azúcar, alucinó y ahí surgieron algunas ideas que parecieron dictadas por la abuela.
«Por encima de todo, escribir este libro fue un juego», reitera.