La conmemoración de la Expropiación Petrolera fue, hasta hace cinco años, un motivo de celebración para los mexicanos, y en especial para el Partido Revolucionario Institucional, quien ha presumido al General Lázaro Cárdenas del Río uno de sus pilares políticos, luego de qu en 1938 le arrebatara a los privados, particularmente a las petroleras extranjeras, la riqueza de los hidrocarburos en México. Pero hoy no hay mucho por presumir.
Desde que el Presidente Enrique Peña Nieto lanzó su propuesta de cambio constitucional para dar paso a la Reforma Energética, y luego de que ésta fuera aprobada, enfrentó las críticas que referían que su Ley atentaba directamente contra la propiedad estatal del petróleo y sus derivados, bajo el argumento de que había que modernizar el sector energético nacional. El actual Gobierno federal, coinciden académicos y especialistas en el sector, apostó todo su capital político por esa Reforma, pero factores externos y también una muy mala gestión interna, asociada siempre con la corrupción, impidieron que llegara la abundancia prometida.
Hoy, la Reforma Energética carga consigo rencores económicos y sociales que pesan sobre el Presidente saliente, Peña Nieto, y que también resultan un fardo para dos de los candidatos presidenciales: José Antonio Meade, del PRI, y Ricardo Anaya, del PAN, quienes apoyaron abiertamente ese cambio constitucional.
Ciudad de México, 18 de marzo (SinEmbargo).– El sábado 10 de marzo, en Guadalajara, Jalisco, el empresario Jorge Vergara Madrigal, dueño de la compañía Omnilife, conducía una plática con su invitado de honor: José Antonio Meade Kuribreña, candidato de la coalición «Todos Por México»:
“En México vivimos subsidiados de gasolina durante 60 años, por ahí, una cosa así. Tú me platicabas lo grave que era el asunto de la gasolina y por qué se hizo lo que se hizo”, comentó Jorge Vergara en referencia al aumento de las gasolinas decretado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) cuando José Antonio Meade era el titular de esa dependencia federal.
Meade Kuribreña inició su respuesta con un “déjenme platicarles”. Pero, de inmediato, se soltó una rechifla. Aun así, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) intentó seguir.
“México gastó, de los impuestos que cobramos de todos, más de 900 mil millones de pesos en vender la gasolina más barata de lo que nos costaba. Ese era un problema…”, y dejó de hablar. El ruido no lo dejaba. Sonrió y se levantó de su asiento para acercarse un poco más a las personas ahí reunidas, la mayoría vendedores de los productos Omnilife.
El ex titular de Hacienda se esforzó. Dijo que era un problema “bien grave, bien complicado”, que “si el Gobierno seguía gastando en vender…”. Pero, otra vez, no terminó la frase. La rechifla se hizo más fuerte.
Vergara quiso ayudar con un llamado de atención.
“Por favor, escuchen. Guarden silencio y escuchen”, exigió el empresario jalisciense.
Meade retomó el tema.
“Si nosotros seguíamos vendiendo a un precio diferente del que costaba, eso implicaba cerrar escuelas, que íbamos a tener que cerrar… hospitales. Y la decisión que se tomó fue hacer lo que se hace con todos los productos que ustedes venden, comercializan, los productos que venden para lograr sus sueños. Si tienen que vender esos productos más baratos no existiría un milagro, no tendrían la oportunidad de alcanzar sus sueños”.
Para ese punto de su discurso, en el Estadio Akron, la casa de las Chivas de Guadalajara –también propiedad de Vergara–, además de los chiflidos ya se escuchaba el “¡fuera, fuera, fuera!”.
Y cuando Meade dijo “a mí siempre me van a escuchar hablarles con la verdad”, el ruido se generalizó. Hubo más chiflidos y más fueras.
La Reforma Energética, que fue la acción política más importante de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto, tiene ahora un saldo negativo para la economía nacional y para los bolsillos de las familias mexicanas, lo que por primera vez se ha expresado con molestia por parte de los ciudadanos, quienes incluso se han lanzado a las calles para protestar contra medidas como los llamados «gasolinazos» y las alzas continuas a las tarifas eléctricas.
Desde el principio se dieron protestas por su aprobación y las alzas de precios en los combustibles han provocado reacciones violentas, como bloqueos y saqueos por todo el país.
Hablar hoy del aniversario de la expropiación petrolera resulta complicado. Más cuando dos candidatos presidenciales tuvieron papeles importantes en la aprobación e implementación, y se prometió que con la Reforma Energética se daría una disminución en los precios de los combustibles… y ocurrió todo lo contrario.
Especialistas consultados por SinEmbargo coincidieron en que hoy es complicado festejar aquel modelo cardenista que, aunque se ve muy distante, es necesario tener presente.
“Es muy complicado para el PRI hablar de la expropiación petrolera. Ya viene siendo complicado para el Gobierno federal desde hace tiempo. Pero escucharemos al Presidente intentar justificar la Reforma y esta idea de que se modernizó Pemex, aunque en realidad los resultados no corresponden al discurso”, comentó en entrevista el doctor Josafat Morales Rubio, director académico de la Maestría en Estudios Históricos de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
Fabio Barbosa Cano, ingeniero e investigador económico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideró que resulta urgente recordar la expropiación por la herencia que dejan los seis años de Gobierno de Enrique Peña Nieto.
“Recordar la expropiación es urgente porque la herencia de este Gobierno federal obliga al pueblo de México a rescatar el sector energético, que fue víctima de varios fraudes cometidos por la élite que ahora abandona el gobierno. En materia de producción de hidrocarburos, el Gobierno de Peña Nieto hizo mal uso de los recursos que estaban programados para desarrollar campos petroleros y los desvió a no sabemos dónde. No han dado explicaciones”, expuso.
Desde los primeros días de Gobierno de Enrique Peña Nieto, la población fue bombardeada con promesas que buscaban la aprobación social de la Reforma Energética. En los eventos públicos se hablaba de ella y se pagaron millones en publicidad para convencer que sería sinónimo de modernidad para el país.
No sólo fue la Presidencia de la República, el discurso también lo tomaron el entonces Secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Luis Videgaray Caso, y el Secretario de Energía (Sener), Pedro Joaquín Codwell, quien hasta hoy permanece en el cargo.
También senadores y diputados del Partido Revolucionario Institucional (PRI), del Partido Acción Nacional (PAN) y del Partido Verde Ecologista de México (PVEM): Javier Lozano, David Penchyna [hoy Director del Infonavit], Raúl Cervantes Andrade [ahora ex titular de la PGR), Arely Gómez [hoy al frente de la Secretaría de la Función Pública], Carlos Romero Deschamps [líder, antes y después de la Reforma Energética, del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana], Claudia Pavlovich [actualmente Gobernadora de Sonora], Omar Fayad Meneses [quien hoy funge como Gobernador de Hidalgo], Emilio Gamboa Patrón, Diva Gastélum, Ana Lilia Herrera Ansaldo, Roberto Gil Zuarth, Ernesto Cordero, Luisa María Calderón, Mariana Gómez del Campo, Ninfa Salinas Sada, entre otros legisladores.
Todos ellos hablaron de eficiencia, seguridad y sustentabilidad energética; de potenciar la industria nacional y de un aumento en la exploración y extracción de hidrocarburos. También prometieron una nueva era en la ética corporativa de Petróleos Mexicanos (Pemex) y que habría mayor eficiencia, honestidad, transparencia y rendición de cuentas.
Hubo también promesas de otra índole: que bajarían los costos de la gasolina y de la electricidad, que habría 500 mil nuevos empleos en el sector, que se crearía mayor infraestructura, que no se tendría que recurrir a mayor endeudamiento público y que los índices de crecimiento serían positivos.
LA REALIDAD HOY
A cuatro años de la aprobación de la Reforma Energética, las cifras, la percepción y la realidad no coinciden con lo que se prometió en 2013. Ni para Petróleos Mexicanos ni para los hogares mexicanos.
En 2017, de acuerdo con el más reciente reporte de Pemex, el 71.58 por ciento de la gasolina utilizada por los mexicanos fue importada. Hubo un total de 570.6 miles de barriles diarios traídos del extranjero, especialmente de Estados Unidos. La cifra es histórica: es un aumento de 12.96 por ciento respecto a 2016 y es la más alta desde que se tiene registro (2006).
De acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), el costo de las gasolinas en México de 2012 hasta el 29 de noviembre de este año se ha incrementado en un 60 por ciento.
México es el país con los precios de energéticos más altos entre los 35 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con una variación anual de 16.2 por ciento, casi el triple del promedio que fue de 5.8 por ciento.
De acuerdo con el reporte “Precios al consumidor” del mes de octubre de 2017, México no sólo estuvo por arriba del promedio de la OCDE, también del bloque que compone la Unión Europea, que fue de 2.9 por ciento y de Chile, el otro país latinoamericano que integra la organización, cuyos precios en los energéticos tuvieron una inflación de 4.1 por ciento.
Con la liberación de los precios, a inicios de este año, el precio de las gasolinas aumentó entre 40 y 70 centavos por litro y el costo promedio de Magna se situó en 17.10 pesos, la Premium alcanzó los 18.93 pesos y el diésel los 17.92 pesos.
Respecto al gas natural, las ventas totales durante 2017 sumaron 2 mil 623 millones de pies cúbicos diarios, mientras que las importaciones fueron de mil 766 millones de pies cúbicos diarios, es decir, el 67 por ciento de este hidrocarburo comercializado en México se trajo del extranjero.
Y en contraparte, la producción de gasolinas en las refinerías de Pemex: en 2017 tuvieron su nivel más bajo con un total de 5 mil 068 millones de pies cúbicos diarios.
Mientras que el precio el Gas LP creció un 40 por ciento, según cifras de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y el Banxico. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), desde la segunda quincena de diciembre de 2016 – la última previa a que se liberalizara el precio- a la primera de 2018 el costo del gas LP aumentó 49.5 por ciento. Un golpe al bolsillo de los mexicanos, pues el 75 por ciento de los hogares lo usan.
EL DESMENTELAMIENTO
El ingeniero Barbosa Cano, quien realiza investigaciones sobre el fracking en la zona de Veracruz, abordó varios ejemplos de los efectos de la Reforma.
“En Poza Rica, Veracruz, hay un yacimiento que aportó un equivalente a tres campos gigantes –eso fue lo que gobiernos pasados extrajeron de ahí– ese campo tenía al comenzar el Gobierno de Peña Nieto, un presupuesto para mantenimiento y obras necesarias, poco más de 4 mil 500 millones de pesos. Ese presupuesto sufrió una mutilación inexplicable. Quedó en mil 300 millones de pesos. Una reducción del 71 por ciento. Naturalmente la producción de ese campo se desplomó”, comentó.
El Gobierno de Peña Nieto puede ser acusado de fraude al pueblo de México porque ni siquiera cumplieron la ley que ellos mismos habían diseñado e impuesto. La Ley los obligaba a que cuando licitaran o pusieran en subasta bloques petroleros, cobraran una participación para el gasto federal, que sería depositado a la Tesorería y reposarían en el Fondo del Petróleo.
“Se realizaron dos licitaciones, la 1.4 y la 2.4. Ambas en aguas profundas del Golfo de México. Entregó cerca de 30 bloques y no cobró ni un centavo de lo que le ordenaba la ley. No lo hizo Hacienda ni la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), organizadora de las licitaciones y subastas. Nadie cobró nada del Bono a la Firma, que es dinero que según la propia ley debe entrar a la Tesorería para que el Gobierno decida en qué gastarlo, en teoría debe ser para mantenimiento, refinación, petroquímica. Nadie cobró un sólo centavo y es dinero que no les pertenece, que no tiene derecho de hacer uso de esos fondos, de decidir si lo cobran o no porque está en la ley”, señaló.
Recalcó en que es necesario retomar la idea del uso racional de los recursos energéticos, de que los recursos en el subsuelo deben permitir y satisfacer el consumo altísimo de hidrocarburos que tiene este país, pero que el gobierno sin ninguna explicación ha destruido campos enteros, han disminuido la producción.
“No se tiene ninguna explicación nada, de por qué continúa paralizada la refinería de Salina Cruz, la de Ciudad Madero. El Gobierno de Peña ya solo funciona con cuatro refinerías. Están obligados a presentar cuando menos un reporte. Esta fecha debe estar presente para poder rescatar la industria petrolera. En Bolivia, la industria fue privatizada tres veces. Pero fue rescatada en cuatro ocasiones”, sostuvo.
FUE UNA GRAN APUESTA
Para el doctor Morales Rubio, mucho de la pérdida del proyecto de Enrique Peña Nieto es que se centró en las reformas estructurales y dentro de esas, la energética, que fue la más importante.
“Si se revisan las propuestas para 2015, para las elecciones intermedias del PRI, claramente hablaban de todos los beneficios que la Reforma Energética iba a generar. Sucedió que se cayeron los precios internacionales del petróleo y esto pegó directamente a la Reforma y no logró todo lo que había prometido. A partir de ahí fue cuando vimos que el Gobierno se vino para abajo. Ya no iba a tener la capacidad de implementar todos los proyectos que se supone que se harían en la segunda parte del sexenio porque ya no habría dinero y a partir de ahí también viene la caída en la popularidad del Presidente Peña Nieto”, comentó Morales.
El Gobierno federal, expuso, llegó a hablar de que iban a disminuir los precios de la gasolina, lo negó el PAN pero dijo que sí bajarían el precio del gas y de la energía eléctrica, pero nada de eso se vio.
Recalcó que no todo es culpa del Gobierno, ya que vino una crisis económica, una baja importante en los precios internacionales del petróleo y de eso no se le puede echar la culpa al Gobierno federal. El problema es que se fincó, otra vez, todo el desarrollo social y del país en el petróleo. Y ese es el mayor error que se cometió, dijo.
Peña Nieto llegó a afirmar que sólo con la Reforma el PIB crecería 2 por ciento anual y que se crearían empleos de calidad.
“Conforme vaya pasando el tiempo, esperemos que mejore la situación del país, sobre todo que vuelvan a subir los precios internacionales del petróleo, que empiecen a llegar las inversiones, que empiece a mejorar la situación […] El clima que dejó la Reforma de inconformidad es mucho por el discurso que se utilizó y la realidad es que el petróleo no pudo sacar adelante al país otra vez. El proyecto maravilloso que había no funcionó”, sostuvo.
Por último, consideró que la Reforma terminará por afectar incluso a los candidatos presidenciales, “la postura de Andrés Manuel López Obrador es claramente en contra de la Reforma; José Antonio Meade dijo que su proyecto es defender las reformas estructurales del Presidente Peña Nieto y Ricardo Anaya ha tratado de defender la postura de la Reforma”.
Barbosa Cano enfatizó en que mientras los aumentos al precio de la gasolina continúen, la víctima principal seguirán siendo la gente, los trabajadores y los campesinos que tienen que mover su cosecha; que la situación será intolerable.
“La gente tiene que pelear porque este ya es un asunto se supervivencia. Lo que estamos promoviendo son medidas como la fabricación de gasolinas en pequeñas plantas, porque si uno de los candidatos habla de mega proyectos entonces quiere decir que no habrá nada otros seis años. Tienen que ser plantas pequeñas para ver resultados en uno o dos años. De otra manera es una promesa como la de Peña Nieto, y como la que hizo Felipe Calderón con su refinería… que terminó sólo en una barda que pusieron en un predio de Hidalgo”, concluyó.