Diego Petersen Farah
18/03/2016 - 12:00 am
2018: el tema es corrupción, but…
Corrupción como leitmotiv es kriptonita pura para el PRI. Entre la Casa Blanca, Duarte en Veracruz, Moreira en Coahuila y Medina en Nuevo León hay suficiente material para construir una historia de terror.
Cada campaña tiene su tema, su leitmotiv. Un asunto que se discute más que el resto, un problema que es el que está generando mayor enojo o mayor ilusión entre los votantes. En el 200 fue el cambio. Había tal ánimo de cambiar que daba prácticamente lo mismo a quien pusiera el PRI de candidato. Vicente Fox ganó porque fue capaz de sintetizar mejor ese ánimo, con sus bravuconadas, el vamos a sacar al PRI a patadas de Los Pinos y el Ya, sintetizó mejor el momento del cambio. Cuauhtémoc Cárdenas tenía un discurso mucho más armado y una idea de país mucho más compleja y completa, pero nunca logró catalizar el ánimo (lo que sí hizo en 1988).
En la campaña del 2012 el PRI logró posicionar desde varios meses antes el tema: violencia. Fue un discurso preparado con tiempo, bien pensado y por más que la candidata oficial, entonces la panista Josefina Vázquez Mota, quiso proponer otros temas fue imposible lograrlo. El ánimo estaba exacerbado por la escalada de violencia que vivía el país. En los medios y en las conversaciones de sobremesa se impusieron “la guerra de Calderón” y “los muertos de Calderón” como ideas rectoras y de ahí el PRI se fue prácticamente solo.
El Leitmotiv del 2018 será la corrupción. Los continuos errores del Gobierno federal, además de una descarada escalada de la impunidad en el país, lograron que 30 meses de la elección para presidente ya esté instalado en los medios, en las redes y en la sobremesa de los mexicanos el tema de la campaña. Las deficiencias del sistema de justicia, la falta de claridad en el ejercicio del gasto público, la prepotencia de las ladys y lores (“El Mireinato”, como lo sintetizó sabiamente Ricardo Raphael) el guarurismo, los desaparecidos, todo se va a sintetizar en una sola palabra: corrupción.
Corrupción como leitmotiv es kriptonita pura para el PRI. Entre la Casa Blanca, Duarte en Veracruz, Moreira en Coahuila y Medina en Nuevo León hay suficiente material para construir una historia de terror. El PRI va a perder la campaña, aunque eso no signifique necesariamente que va a perder la elección: siempre queda el haiga sido como haiga sido, la frase terrible que acuñó Calderón en 2006. Da igual quién sea el candidato, el tricolor va a apostar por la operación electoral (ahora sí que sección por sección, casilla por casilla) y por la dispersión del voto opositor.
Solo hay un elemento en el panorama que puede, a estas alturas del partido, cambiar el tema de la elección presidencial, y ese es que Donald Trump sea electo Presidente de Estados Unidos. Una catástrofe de esas dimensiones puede llevar la campaña al territorio del nacionalismo exacerbado y el escenario cambia radicalmente: un caldo de cultivo ideal para la estupidez.
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