El otro día vi una película que me impresionó muchísimo: Talentos ocultos, con un elenco formidable (con Octavia Spencer, Kevin Costner y Kirsten Dunst, entre otros), pero fundamentalmente fue extraordinaria la historia, la vida de los negros en los Estados Unidos.
Lo primordial de esta anécdota que transcurrió en Virginia viene en un libro a cargo de Margot Lee Shetterly, editado por HarperCollins en español y que deja mucho de sí, más allá del filme.
“Antes de que John Glenn orbitara sobre la Tierra o Neil Armstrong caminara sobre la Luna, un grupo de mujeres profesionales en el área de las matemáticas conocidas como “computadoras humanas” usaron lápices, reglas de cálculo y calculadoras rudimentarias para realizar los mecanismos necesarios para el lanzamiento de cohetes y astronautas al espacio”, cuenta la sinopsis.
Hay una escena tanto en el libro como en la película que conmueve hasta las lágrimas. El hecho como una de las empleadas negras tiene que ir al baño, ubicado a kilómetros de distancia, para negros y mojándose, mojando los papeles, sin estar nunca en el sitio de trabajo.
En la película, un enorme Kevin Costner termina con la injusticia y poco a poco las empleadas negras se abren paso en un maremágnum de injusticias que se suceden sin pausa y con prisa en un mundo que cambia día a día.
Vamos a ver las cosas: se está haciendo un viaje para conocer el espacio, pero los baños para negros están al otro lado del horizonte. Se diseñan trajes de astronautas por todo lo alto y los cafés y las aguas para negros se ven en un sitio aparte.
¿Qué parte del cerebro los seres humanos no hemos hecho crecer a lo largo de nuestra humanidad?
Ahora que la vida vuelve a ser un debate alrededor de las razas y las religiones, conviene leer a la escritora, que fue invitada especialmente por Michelle Obama cuando se estrenó la película.
“En la oficina, las mujeres se sentían iguales”, dice en su libro Shetterly, “pero en la cafetería y en los baños diseñados para jóvenes de color, los carteles eran un recordatorio de que incluso dentro de la meritocracia de la función pública en los Estados Unidos, unos eran más iguales que otros”.
“Se ha hecho un progreso tremendo”, le dijo a la publicación Motherboard, “pero parte del problema es la invisibilidad”.
“No es solo el hecho de que se necesita más cantidad y más inclusión en estas áreas, pero la gente que está allí, que son mujeres o gente de color, tiene que ser reconocida. No solo por la mayor parte de la sociedad, sino también entre ellas”, afirma la escritora.
Un trabajo que puede ayudarnos a entender de qué va el racismo, aún cuando lo hayamos entendido. Muy buena la película y muy bien el libro.